Con 33 años de edad y una carrera de bajo perfil por clubes pequeños de Uruguay y Colombia, en 2015 el arquero charrúa llegó a Millonarios para buscar su primer título como profesional y en su tercer año con el equipo capitalino pudo festejar y dar la vuelta olímpica, también como figura del equipo campeón.

Sus inicios se dieron con gran proyección internacional, integrando las selecciones menores de Uruguay en la categorías sub15, sub17 y sub20, pero al llegar al profesionalismo no tuvo la posibilidad de estar en algún grande de su país y tuvo que esperar la oportunidad en equipos como Huracán Buceo, Fénix, Liverpool, Rampla Juniors y Sportivo Cerrito.

En Liverpool empezó su relación con Millonarios, porque allí conoció a un arquero histórico de los embajadores, Héctor Búrguez, quien le habló de Colombia y por eso empezó a buscar la posibilidad de jugar en la Liga Colombiana, así fuera en la segunda división, para mostrar su talento y llegar a ser figura.

Su contacto se dio con el Atlético Bucaramanga, en la temporada 2011, cuando el equipo leopardo estaba en la B, pero su arribo a Colombia no fue alentador, porque Vikonis tuvo que vivir uno de los peores momentos deportivos y administrativos del Bucaramanga, justo en el final de la época de José Augusto Cadena.

Vikonis soportó esos momentos difíciles y en la temporada 2013 fue llamado por el Patriotas de Boyacá para reforzar al equipo que iniciaba su segundo año en la primera división y quería sostenerse allí. Poco a poco el uruguayo se consolidó como estandarte de los boyacenses y sus destacadas actuaciones lo pusieron en el radar del club del que le había hablado su amigo Búrguez.

Millonarios lo llamó y lo contrató para la temporada 2015 y tras tres años de ser titular o a veces suplente, ahora el uruguayo pudo festejar su primera corona como campeón de fútbol profesional y con 33 años dio su primera vuelta olímpica, aportando la seguridad en el arco de los embajadores.