Al menos 22 muertes por balas perdidas se registraron en Cali en 2018, la mayoría a causa de enfrentamientos entre pandillas en los sectores más vulnerables de la ciudad, según datos del Observatorio de Seguridad Municipal.

Solo el jueves pasado, una bebé de once meses de nacida resultó herida a la altura de su espalda en el barrio Potrero Grande, en el oriente de Cali, tras encontrarse cerca del lugar donde hubo un cruce de disparos entre pandillas, al parecer, por problemas de fronteras invisibles.

De acuerdo con el Coronel Fabián Ospina, subcomandante de la Policía Metropolitana, por el hecho fue capturado un hombre, el cual presenta anotaciones por porte ilegal de armas y que ahora se encuentra en proceso de judicialización.

“Haría parte una de las dos pandillas que ya fueron identificadas en el sector y que esperamos pronto desarticular. De la niña se sabe que afortunadamente ahora se recupera en un centro asistencial”, aseguró el uniformado.

Precisamente, este hecho se registró el mismo día en que ocurrió la muerte del joven cantante Fabio Legarda, de 29 años, oriundo de Popayán, a causa de una bala perdida en el barrio El Poblado de Medellín.

El joven se movilizaba como pasajero en un vehículo sobre la 1:20 p.m., cuando resultó involucrado en un cruce de disparos entre fleteros y el ocupante de otro auto, quien portaba un arma e inició el enfrentamiento para evitar ser víctima del hurto.

El caso generó mucha conmoción en el país y despertó la sensibilidad nacional sobre la situación de violencia que se vive en el país.

Las dos historias mencionadas fueron distintas pero, al parecer, repetitivas en las capitales de Antioquia y Valle del Cauca, pues a las 22 víctimas mortales de balas perdidas durante 2018 en Cali, se suman 34 lesionados por la misma causa, según datos de la Policía Metropolitana.

Y es que entre heridos y muertos por impactos de proyectiles sin destino en la ciudad, se podría realizar una cuenta regresiva y encontrar por lo menos una víctima por mes.

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Enero: Una joven de 15 años perdió la vida tras ser impactada por bala perdida en el barrio Comuneros, en el oriente de Cali.

Febrero: En el barrio Las Orquídeas, en el suroriente de la ciudad, un niño de 8 años resultó herido por una bala perdida cuando se encontraba dentro de su residencia.

Marzo: Un hombre de 33 años falleció luego de encontrarse en medio de un cruce de disparos en el barrio Mariano Ramos, en el oriente de Cali.

Junio: Un niño de solo 14 años murió al recibir una bala perdida afuera de su casa, al parecer, en medio de un enfrentamiento entre pandillas del barrio El Retiro, en el oriente de la ciudad.

Agosto: Mientras pasaba por el lugar donde se ejecutaba un hurto en el barrio Mojica, en el Oriente, murió por bala perdida un taxista caleño.

Septiembre: Dos mujeres resultaron heridas por balas perdidas en medio de un ataque sicarial en el barrio Santa Isabel, en el Sur.

Diciembre: Una yegua con seis meses de gestación fue víctima de una bala perdida en el barrio Antonio Nariño, en el oriente de la ciudad. Albergó por cerca de 16 horas el proyectil en su cuello hasta que fue intervenida quirúrgicamente en el lugar de los hechos.

El trabajo social con las pandillas

La lucha contra la existencia y el enfrentamiento de pandillas en la capital del Valle la han venido ejerciendo desde hace muchos años diferentes actores tanto institucionales como comunitarios de los sectores más afectados por este flagelo.

Para María Isabel Gutiérrez, investigadora del Instituto de Investigación y Desarrollo en Prevención de la Violencia y Promoción de la Convivencia Social, Cisalva, de la Universidad del Valle, este ha sido uno de los principales objetivos del programa de Tratamiento Integral de Pandillas, Tip - Jóvenes Sin Fronteras.

“Con base en ese antecedente junto con la Policía y la Alcaldía, hemos trabajando desde 2016 junto con la Policía y la Alcaldía de Cali impactando con educación, empleo, deporte y ayuda psicosocial a cerca 1400 jóvenes de cerca de 80 pandillas y el resultado ha llevado a una disminución del 81 % de homicidios por motivo de pandillas en las comunas 1, 13, 14, 15, 16, 18, 20 y 21”, señaló la investigadora.

Por su parte, una líder social de la Comuna 15, quien ha trabajado desde lo social con jóvenes desde hace diez años, afirma que aprender a vivir entre balas pedidas es casi un requisito de supervivencia en los barrios del oriente de Cali.

“Solo en el techo de mi casa le puedo mostrar un impacto de bala y es que esto es resultado de la desigualdad y la falta de oportunidades que existen. A muchos hemos podido sacar del mundo de la delincuencia y hemos disminuido mucho el problema, pero falta aún más por hacer”, dijo la mujer.

Legarda

Tras el caso del cantante Fabio Legarda, quien murió tras ser impactado por una bala perdida en Medellín, Andrés Tobón, secretario de Seguridad de esa ciudad, dijo que “uno de los bandidos queda en el piso con un arma de fuego tipo revólver, lastimosamente una de las balas se dispara y aún no sabemos si del revólver o la pistola (de quien se defiende). Está en investigación en el laboratorio”.

Lo que más generó indignación fue cuando se conoció que ambos fleteros ya eran reconocidos, pues las autoridades aseguran que se trata de un banda dedicada al fleteo en diferentes zonas de Medellín.