No están censados de manera oficial pero, según cálculos de la Policía Metropolitana de Cali, se estima que en toda la cuidad hay cerca de 1100 personas que trabajan como cuidadores de carros en las vías.

En la jerga popular son conocidos como ‘trapitos rojos’ y se encuentran en casi todas las cuadras de las zonas comerciales de Cali. Algunas de las más apetecidas por ellos son Granada, El Peñón, San Antonio, El Parque del Perro, Tequendama, El Ingenio y Ciudad Jardín, en las que hay alta concurrencia de personas y las propinas son más altas.

Estos actores viales tomaron especial relevancia debido a que, en el corto plazo, operarán las Zonas de Estacionamiento Regulado, ZER, donde se cobrará a quienes estacionen en las vías de algunos sectores de Cali. La idea es que ‘los trapitos rojos’ se encarguen de hacer el cobro.

Según la Alcaldía, este miércoles 16 de septiembre se empezará a cobrar por estacionar en las vías del barrio El Peñón, donde actualmente se realiza un piloto y, en el 2020, el cobro se extenderá a otros 11 sectores de la ciudad.

José Bedoya, vocero de los vigilantes de carros de El Peñón y quien lleva 25 años trabajando en este barrio, asevera que en el sector los miembros del gremio se ganan entre $1.500.000 y $1.800.000 al mes, pero que conoce “colegas que se hacen hasta tres salarios mínimos ($2.484.000)” .

“Con lo que yo gano cuidando vehículos he comprado mi casa y estoy pagando mi carro, así como el estudio de mis hijos. Ahora la Alcaldía quiere venir a pagarnos un mínimo por trabajar ocho horas en las zonas de Estacionamiento Regulado en El Peñón, es algo que no vamos a aceptar”, afirma Bedoya, en referencia al cobro por parqueo en vía pública, proyecto al que la Administración quiere vincular a 44 cuidadores de carros.

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Miembros de este gremio aseguran que la función principal es cuidar los vehículos y ayudar a los conductores a estacionarlos pero, también, proporcionan direcciones, colaboran a los peatones a pasar las vías, “apoyan en la regulación del tráfico” y hasta se han convertido en aliados estratégicos de la seguridad en ciertos sectores de la ciudad.

La clave, según dicen, es estar “en la jugada”, para evitar que los vehículos de los visitantes sean robados o desvalijados. Así lo asegura Jonathan Solano, quien tiene 25 años y lleva tres años trabajando en Ciudad Jardín, barrio donde cuida carros en la Avenida San Joaquín (Carrera 105).

“En esta zona trabajamos 10 personas, todos los del gremio nos conocemos y tratamos de memorizar los carros de los clientes. La Avenida San Joaquín, al ser de doble sentido y tener alto flujo vehicular, es una vía en la que tiende a haber choques, que es lo que justamente tratamos de evitar cuando les ayudamos a los conductores a estacionar o a salir de las zonas de parqueo”, cuenta Solano, quien porta un chaleco y una gorra con el mensaje ‘promotores de seguridad’.

Entre tanto, en el barrio Tequendama, una de las zonas de Cali más agobiadas por la congestión y el alto número de vehículos parqueados en las calles y andenes, Mauricio López, de 56 años y quien vigila carros desde hace 21 años, asegura que trabaja seis horas de lunes a viernes (entre las 8:00 de la mañana y las 2:00 de la tarde) y se gana mensualmente entre $500.000 y $700.000.

“Esta es mi única fuente de ingresos y me sirve para sostener a mi mamá, a mis dos hijas y mis dos nietas”, relata, mientras enseña un bolillo que porta amarrado a su cintura y un cuchillo que lleva escondido debajo de la correa del pantalón.

“Aquí no falta el individuo que se le atraviese a uno para robar algo o rayar un carro, entonces uno no puede agachar la cabeza”, comenta López.

Los ‘trapitos rojos’ generan posiciones encontradas entre la ciudadanía y expertos. Por una parte, hay quienes los defienden y, por otra, los que denuncian abusos.

“En algunas vías de San Antonio y Santa Mónica, te cobran $2300 la hora por parquear en la vía, te entregan un recibo y no lo que la gente pueda darles. He conocido de casos de hurtos o daños a vehículos donde estaban los ‘trapitos’ y se desaparecen. Hay también algunos cuidadores que se creen dueños del espacio público y te dicen que no pueden parquear en algunas zonas para después ceder el espacio a sus clientes habituales”, asegura Jaime Mendoza, morador del barrio San Antonio.

Para James Gómez, analista en seguridad vial y representante de la firma Urbavial, los ‘trapitos rojos’ no garantizan el cuidado de los vehículos.

“Me parece importante emigrar a una nueva dinámica -de estos actores viales- como se está planteando en El Peñón, con el apoyo de ellos, con equipos tecnológicos y seguridad social, a ellos se les brindará estabilidad. El ‘trapito rojo’, como funciona hoy en Cali, es una fuente de ingresos para mucha familias pero no garantiza la idoneidad de dónde estacionar y del cuidado del vehículo”, explica.

Por su parte, William Bermúdez, subcomandante de Agentes de Tránsito de la Secretaría de Movilidad, recalca que, pese a las labores de vigilancia que realizan estas personas, parquear en espacios públicos está prohibido y, quienes lo hacen, pueden ser sancionados con una multa que cuesta 15 salarios mínimos diarios vigentes ($414. 058) y también se exponen a que su vehículo sea inmovilizado.

“Esta es una infracción que viene en aumento debido al incremento del parque automotor en la ciudad. Las zonas en Cali en donde hay más invasión del espacio público son: Tequendama, La Comuna 19, el centro y en los alrededores de algunas universidades como la Autónoma, la Libre y la Javeriana”, señala Bermúdez.

Es pertinente decir que en el 2018 se impusieron en Cali 13.971 multas por mal parqueo y, hasta el 31 de agosto de este año, se han realizado 7189 comparendos.

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Aliados de la seguridad

El coronel Albert López, jefe del Área de Prevención y Educación Ciudadana de la Policía de Cali, asevera que los ‘trapitos rojos’ se han convertido en aliados estratégicos de la seguridad en el barrio Alameda, zona en la que esta institución, en un trabajo articulado con la Alcaldía, capacitó a 55 de estos ciudadanos que hacen parte del gremio.

“Los capacitamos en prevención del hurto de automotores, Código de Policía, defensa personal, servicio al cliente, entre otros temas. Una vez se graduaron del curso, se les facilitó un chaleco y un carné para que puedan ser identificados”, dice López.

El oficial agregó que estas personas fueron vinculadas a la red de participación cívica de la Policía Metropolitana de Cali a través de grupos de Whatsapp, en los que pueden alertar sobre cualquier caso o sospecha de robo a vehículos.

“En el barrio Alameda se han reducido los hurtos a automotores en un 25 %. Este piloto lo vamos a extender a las partes de Cali más afectadas por este delito: El Lido, La Flora, El Limonar, El Guabal y Floralia”, precisa.

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