La ciudad de Barranquilla vive momentos de consternación tras confirmarse que al menos siete personas fallecieron y otras tres permanecen en estado crítico luego de ingerir licor adulterado en circunstancias que aún están bajo investigación.
El hecho se registró en la tarde del martes 23 de septiembre, cuando varios pacientes llegaron con síntomas de intoxicación al Hospital General de Barranquilla, donde poco después se confirmó la gravedad del caso.
De acuerdo con la información preliminar, las víctimas provenían del sector conocido como El Boliche, ubicado en pleno centro de la capital del Atlántico. Testigos señalaron que un habitante de calle habría distribuido la bebida entre otras personas en condición vulnerable, sin que estas sospecharan del riesgo que representaba.
La bebida, de manera irregular, estaba siendo comercializada en botellas plásticas de agua, lo que generó una rápida propagación entre quienes la consumieron.
Las autoridades identificaron a cuatro de los fallecidos: Nicolás Manuel Medrano, Helmot Enrique Escolar, José Felipe Crespo Ortiz y Emiro Alberto Miranda. Las otras dos víctimas corresponden a un hombre y una mujer que, hasta el momento, no han sido plenamente identificados.
Entre los intoxicados que permanecen en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) se encuentra Pedro Pablo Capachero Caraballo, además de una mujer y otra persona cuya identidad aún no ha sido revelada. Otros dos ciudadanos, Ana Cecilia Céspedes y Eliberto de León, se mantienen bajo observación médica en el mismo centro asistencial.
La bebida ingerida sería el conocido “Cococho”, un licor adulterado que se distribuye de manera ilegal en diferentes puntos de la ciudad y que ya ha cobrado víctimas en ocasiones anteriores.
Este tipo de productos, elaborados sin controles sanitarios, suelen contener metanol u otras sustancias tóxicas, capaces de causar ceguera, daño cerebral, falla multiorgánica e incluso la muerte en cuestión de horas.
El caso ha generado alarma no solo en el Atlántico, sino también a nivel nacional, pues pone en evidencia la facilidad con la que estas bebidas fraudulentas llegan a manos de consumidores desprevenidos, en especial en sectores populares y comunidades vulnerables.
Las autoridades locales ya anunciaron operativos de inspección y decomiso en diferentes zonas de Barranquilla para detener la distribución de licor adulterado y ubicar a los responsables de la venta del producto que provocó la tragedia.
El llamado a la ciudadanía es no consumir licores de dudosa procedencia, verificar siempre que los envases cuenten con sellos de seguridad intactos y adquirir estas bebidas únicamente en establecimientos autorizados.
Mientras tanto, familiares y amigos de las víctimas esperan el avance de las investigaciones y piden justicia frente a lo que describen como una tragedia evitable.