Colombia recuerda con claridad la angustia que se vivió en 2022 cuando Tamá, un oso andino (Tremarctos ornatus) criado en cautiverio, escapó de la Reserva Natural Bioparque Wakatá, en el Parque Jaime Duque.
Durante 15 días, el país siguió de cerca el rastro de este joven oso que demostró, contra todo pronóstico, que llevaba el instinto de supervivencia en la sangre. En su travesía por el cerro Tibitó, en Tocancipá (Cundinamarca), Tamá trepó árboles, buscó frutas silvestres y construyó sus propias camaretas para dormir. Sin saberlo, cada paso que dio en aquel cerro lo acercaba al destino que siempre debió ser suyo: regresar al lugar donde nació.
La vida de Tamá comenzó en las montañas del Parque Nacional Natural Tamá, en Norte de Santander, donde en 2014 fue rescatado por guardaparques del área protegida. Con apenas cuatro meses de edad quedó huérfano luego de que cazadores mataran a su madre, un episodio que refleja una de las amenazas que enfrenta esta especie clasificada como Vulnerable (VU) por la UICN. Tras ser encontrado solo y desprotegido, fue trasladado al sector norte del Parque y entregado posteriormente a la Corporación Autónoma Regional de la Frontera Nororiental (Corponor).
Sin las condiciones para volver de inmediato a la vida silvestre, Tamá inició un proceso de rehabilitación en un Centro de Alta Montaña en Guasca (Cundinamarca), donde recibió cuidados especializados, una alimentación adecuada y aprendió comportamientos esenciales para su supervivencia. Aquellos aprendizajes serían decisivos años más tarde, durante los días en que se mantuvo solo fuera del Bioparque Wakatá.
Tras su recaptura en 2022, y para garantizar su bienestar, Tamá ingresó al Santuario del Oso de Anteojos, un espacio de rehabilitación liderado por la Fundación Parque Jaime Duque y el veterinario Orlando Feliciano. Allí vivió los últimos años, acompañado por un equipo interdisciplinario encargado de prepararlo para su futuro retorno a la libertad.
Impulsó, además, el fortalecimiento del proyecto del Santuario, que hoy es clave en el rescate, rehabilitación y conservación del oso andino en Colombia.
Por todo eso, el próximo 17 de diciembre será un día histórico: Tamá emprenderá el viaje de regreso al Parque Nacional Natural Tamá, en un operativo cuidadosamente diseñado para garantizar en todo momento su bienestar.
El oso saldrá el 16 de diciembre del Santuario del Oso de Anteojos, pernoctará en el Parque Jaime Duque y, al día siguiente, partirá desde el Aeropuerto Guaymaral Flaminio Suárez Camacho con destino a Cúcuta. Desde allí, un helicóptero lo trasladará a la zona de frontera con Venezuela, hasta su hogar en el PNN Tamá.
Este proceso es posible gracias al trabajo conjunto entre Parques Nacionales Naturales de Colombia, el PNN Tamá y sus guardaparques, la Fundación Parque Jaime Duque, la Fundación Wii, la CAR Cundinamarca, Corpoguavio, Corponor, Inparques Venezuela y Cenit. Las entidades han realizado recorridos en el Parque para identificar el mejor momento y lugar para liberarlo. Diciembre, temporada de abundante floración y alimento, fue elegido estratégicamente.
Cabe decir que, al momento de su liberación, Tamá —que hoy pesa 174 kilos y conserva todas sus habilidades naturales— llevará un collar satelital con transmisor. Este dispositivo permitirá que el equipo de monitoreo realice un seguimiento detallado de sus movimientos, garantizando su adaptación al entorno y recopilando información clave para fortalecer las estrategias de conservación del oso andino en otras regiones del país.