El Macizo Colombiano es la vida y el futuro del país. En esa maraña de montañas nacen los cinco afluentes principales de la nación, los mismos que surten del vital líquido al 70 por ciento de los habitantes de todo el territorio nacional.
Pero ese bastión de la existencia humana está en riesgo, por la llegada de numerosos grupos disidentes de las extintintas Farc a esa zona del Cauca.
Su objetivo es expulsar al Ejército de Liberación Nacional, ELN, para controlar esta parte del departamento y, de paso, las actividades económicas, legales e ilegales que existen en ella.
Esto, pese a que los ‘elenos’, a través del frente Manuel Vásquez Castaño, históricamente han dominado esta región hermosa región del país.
“El agua que consume un caleño, un palmirano hasta un antioqueño, nace acá en el Macizo. Entonces, puedo decir, sin temor a equivocarme, que acá es la fuente de vida de toda nuestra nación. Por eso esta zona es extremadamente importante para la sociedad colombiana”, asegura, con orgullo, Estela Gallardo, periodista residente en el municipio de La Vega.
Y continúa: “Acá el agua nace a borbotones. Usted toca la falda de una montaña y palpa el nacimiento de ese líquido que necesitamos para vivir”. Es cierto: en el Macizo nacen los ríos Cauca, Magdalena, Putumayo, Caquetá y Patía.
Sin embargo, la comunicadora también se muestra preocupada, porque tiene la certeza de que toda esa riqueza está amenazada por la guerra que no cesa en el país, pero especialmente en el suroccidente.
Museo del Agua
En San Sebastián, uno de los municipios que conforman el Macizo Colombiano, las propias comunidades, con el apoyo de las autoridades, han ido edificando el Museo del Agua.
Buscan que los propios pobladores sean los guardianes de esta riqueza hídrica y a la vez sean los encargados de explicarles a los turistas que se atreven a llegar a esta zona del Cauca la importancia de cuidar esta parte de la geografía nacional. Su trabajo, de hecho, fue expuesto durante la realización de la COP-16 en noviembre pasado, en Cali.
“Esta clase de espacios juegan un ron crucial en la transición hacia una civilización que reconoce el papel del agua en todas sus dimensiones: ambiental, social, económica, cultural y espiritual, explica un funcionario de la localidad que prefiere que su nombre no aparezca publicado.
Además, sigue diciendo, “son fundamentales para promover la gestión sostenible del agua y su inclusión en las políticas educativas, científicas y gubernamentales, y para que las políticas que se implementen no pongan en riesgo ese recurso natural, tan necesario para nuestra supervivencia”.
Pero reconoce que su iniciativa está en riesgo por la confrontación armada que se incrementó durante las últimas semanas en su territorio.
Y no es para menos ese temor, porque la confrontación entre los grupos violentos ya ha cobrado la vida de cuatro personas, mientras que para los moradores es claro que el control del Macizo Colombiano no está en manos de la Fuerza Pública.
Según su testimonio, ya se va a completar una semana de combates, por lo que las comunidades indígenas y campesinas están confinadas.
“No puedo ir a hacer mis jornadas médicas en La Vega, porque tengo miedo de quedar atrapado en esos combates o que me señalen de pertenecer a alguno de esos grupos, si quedo en medio de esa pelea. Por eso, es mejor no asomarse por allá”.
Quien habla es un enfermero que apoya las misiones médicas que envía, según él, el Gobierno Nacional a la zona, donde también abunda otra riqueza que motiva igualmente la guerra entre las organizaciones criminales: los yacimientos de oro.
“Caminamos sobre este preciado mineral. De hecho, hay unas minas en La Pamba, que sabemos son ilegales, pero aun así sacan y sacan oro a plena luz del día. Sabemos que son predios de un señor que ahora es muy importante en Popayán”, denuncia un morador de La Vega.
También dice que en Cerro Negro y Las Pilas “hay bastante de ese metal. De ahí que hay una multinacional que quiere ingresar al territorio, a pesar de la oposición de las comunidades.
En todo caso, reconoce, todo ese sector está bajo el poder de la guerrilla del ELN. Es que, según las fuentes consultadas, los municipios de Bolívar, San Sebastián y Almaguer igualmente son escenarios de la extracción ilegal de oro.
“Además del agua y el oro, acá en San Sebastián, por ejemplo, tenemos producción de papa, café, ganado, leche y variedades de frutales, como la granadilla, que es tipo exportación”, cuenta un docente e integrante del Comité de Integración del Macizo Colombiano, Cima, que lucha por la conservación de esta meca de la biodiversidad.
Con toda propiedad, anota que “todos estos cultivos son los más extensos del Cauca y de una calidad altísima, que nos convierten en una especie de despensa agrícola de la región”. Pero, a renglón seguido, reclama que “con esta guerra, todas esas riquezas están en juego, porque ya se está presentando un desplazamiento gota a gota de las comunidades, especialmente de los jóvenes, quienes huyen de la zona para no ser reclutados por esos grupos”.
Sin cultivos ilícitos
No obstante, no pierde la esperanza, porque ya una vez su comunidad le ganó una batalla a la ilegalidad, en favor de los recursos naturales.
Los cultivos de uso ilícito se redujeron considerablemente, “porque los campesinos y los indígenas del Macizo son más conscientes de que pueden dañar su tranquilidad si siembran coca, así que empezaron a sembrar más café y papa”.
Eso sí, insiste en que teme que la llegada de las disidencias de las Farc a esa región caucana haga que “se venga abajo toda esa tendencia”.
Su esperanza es que, si no es por su departamento, la proximidad y posible afectación de Huila, Caquetá y Nariño, haga posible que el Estado, las autoridades, no los dejen solos en su firme propósito de conservar la que se ha denominado la estrella fluvial de América.
“Entender el Macizo nos requiere de tiempo, porque es un extenso territorio. Por el momento, debo decir que son varios los aspectos a especificar frente a mi región, que para mí es una ecorregión que no se tiene plenamente identificada hasta el momento”, señala Óscar Salazar, integrante del movimiento social Despertar Vegeño.
Y añade: “Tengo entendido que, según el Conpes del Macizo (3915/18), es una área que cubre 89 municipios de siete departamentos.
Pero el corazón del Macizo está conformado por once municipios del suroriente del Cauca y dos poblaciones del Huila”.
Y es enfático al señalar que una “desarmonía en estos municipios, causaría daños a todo un país que vive gracias al agua que nace en el Macizo”.