Camilo Cifuentes, el ‘influencer’ que ayuda de forma anónima, cautivó a millones de usuarios con su particular forma de transmitir actos de generosidad, mientras recorría calles de ciudades como Medellín y Bogotá.
Ya sea realizando grandes compras a emprendedores y vendedores ambulantes o compartiéndole alimentos a los habitantes de calle o escuchando historias de vida, todo sin mostrar su rostro, sus videos se viralizaron en redes sociales.
Su frase, “Yo afán no tengo”, se convirtió en el lema personal de su labor. Sin embargo, la visibilidad que impulsó su crecimiento digital lo posicionó posteriormente en el centro de una controversia.
Giro hacia la controversia
Hace algunas semanas, su característica manera de ayudar sin buscar protagonismo, fue criticada en redes sociales y algunas personas cuestionaron la autenticidad de su propósito solidario.
En la plataforma X, usuarios escribieron que el influencer “camufla su narcisismo en obras de caridad”, opinión que se replicó cientos de veces y generó un debate más amplio.
Algunos cuestionaron que su contenido no profundizara en las causas estructurales de la pobreza que busca aliviar, mientras otros defendieron que su trabajo despertó nuevas formas de empatía entre las nuevas generaciones.
En lugar de responder con declaraciones, Cifuentes continuó con su enfoque de comunicación silenciosa. A mediados de octubre publicó videos recorriendo las calles de Medellín, donde auxilió a una emprendedora que vendía fresas con crema en el barrio El Pomar, entregándole electrodomésticos y 1,7 millones de pesos.
Y el más reciente clip, publicado hace dos días, continúo con su recorrido por las calles de Medellín, y en el barrio El Diamante, le compró 23 vasos de mango a un adulto mayor, oriundo de Sevilla, Valle del Cauca.
Además de la compra y los dos millones de pesos que le dio a este vendedor, también le obsequio algunos electrodomésticos para el hogar.
Origen de la labor solidaria de Camilo Cifuentes
El proyecto del joven, cuyo nombre completo es Juan Camilo Jurado Cifuentes, tiene raíces más profundas de lo que muchos imaginan. Antes de convertirse en fenómeno digital, el manizaleño atravesaba una crisis económica y emocional.
En su única entrevista, concedida al canal Telecafé, relató que una mujer le regaló 200.000 pesos en un momento difícil. Esa acción transformó su perspectiva y lo inspiró a replicar las ayudas, pero desde el anonimato.
“Los protagonistas son las personas, no yo”, expresó, explicando su decisión de no mostrar su rostro.
Cada video representa encuentros espontáneos, sin guiones ni equipos de producción, donde sus acciones altruistas conmueven a cientos de internautas.