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Miembros de Greenpeace del país han realizado campañas con el lema #ColombiaSinAsbesto. Además, le han pedido a la Cámara de Representantes que vote a favor del proyecto de ley Ana Cecilia Niño. | Foto: El País

SALUD

El asbesto, un asesino silencioso que Colombia busca erradicar

Un juez ordenó al Gobierno generar el plan para sustituir el asbesto en el país. ¿Por qué es tan nocivo este material?, lea los testimonios de sus víctimas.

10 de marzo de 2019 Por: Leidy Tatiana Oliveros Múnera, reportera de El País

Jhony Arbey Silva tiene esposa y dos niños, de 8 y 13 años, con quienes hasta hace tres años jugaba fútbol y salía a montar bicicleta en un parque cercano a su casa en Zarzal, Valle. Ahora ya no puede hacerlo porque se agita, es más, ni siquiera pueda caminar seis minutos ni subir un segundo piso sin sentir que le falta la respiración.

A pesar de su corta edad, 34 años, está impedido para realizar estas sencillas actividades debido a que padece asbestosis pleural e hipertensión pulmonar. Enfermedades, que según los estudios médicos, se le desarrollaron porque trabajó durante once años como soldador y, sin saberlo, algunos materiales y elementos de protección que utilizó, estaban hechos de asbesto.

Una historia parecida vive Álvaro Enrique López, quien a sus 82 años no puede tener un día completamente tranquilo, ya que de un momento a otro, se empieza a sentir agitado, con dificultad para respirar. Cuando esto le sucede debe utilizar cuatro tipos de inhaladores para mejorar su respiración y cuando no lo logra, se debe ir de urgencias al hospital, donde al verlo las enfermeras exclaman: “ya este señor se muere”.

López está diagnosticado con asbestosis. Desde muy joven trabajó como bracero en Eternit, en Yumbo, municipio donde vive. “A mí me tocaba descargar bultos de asbesto que venían en los vagones del ferrocarril, llegaban 30 ó 35 toneladas. Después, desde las tractomulas. Algunos bultos venían rotos, esperábamos que el compañero se acercara para alzarlos y nos ‘bañábamos’ con ese asbesto, no sabíamos que eso daba cáncer”, recuerda.

En esta empresa duró más de 40 años y, aunque a veces “me sentí cansado y que la respiración no me alcanzaba, nunca dije nada por miedo a que me fueran a sacar”, agrega.

Por todo lo que han padecido y padecen hoy en día, Álvaro, Jhony y cientos de víctimas en Colombia que sufren una enfermedad ocasionada por el asbesto, es que celebran la reciente decisión del juez Leonardo Galeano, de Bogotá, quien falló a favor de una demanda instaurada en 2005, que busca la prohibición del asbesto en Colombia.

En el fallo, el juez le ordena a los ministerios de Salud y Protección Social, y del Trabajo, en un plazo de cinco años, implementar una política de sustitución del asbesto, que es una fibra que produce diferentes tipos cáncer y enfermedades respiratorias crónicas.

Por lo tanto, esta determinación del juez da una esperanza a todos los impulsadores del proyecto de Ley Ana Cecilia Niño, a las víctimas y organizaciones que han trabajado en campañas en contra de este material.

“De alguna manera celebramos la decisión porque nos damos cuenta de que ni el Congreso, ni el Gobierno lograron hacer lo que el juez ordenó. Esto desmantela uno de los argumentos que la industria ha venido ratificando para poder justificar el uso del asbesto y es que tiene un uso seguro. La sentencia es clave porque corrobora las conclusiones de académicos, científicos, médicos, víctimas, al decir que la única manera de prevenir que la gente se enferme es garantizando el no contacto de esta sustancia”, afirma Silvia Gómez, directora de Greenpeace Colombia.

Sin embargo, Gómez y quienes están en contra del uso de esta sustancia, comentan que cinco años es un tiempo muy largo para erradicar su uso, ya que seguirá cobrando más vidas en el país. Según el Instituto Nacional de Cancerología, en Colombia entre los años 2010 y 2014, se registraron 1744 muertes por cáncer de pulmón atribuirles al asbesto.

Es por esto que “le vamos a apuntar a que la prohibición sea en un plazo menor a cinco años porque nos preocupa que las empresas que han demostrado poner por encima sus intereses a la salud de los colombianos, puedan llegar a dilatar su transición”, agrega Gómez.

Entre los 27 puntos que contempla el fallo se encuentra, además de estructurar un plan de acción de sustitución del asbesto, la orden al Ministerio de Salud y Protección Social de realizar un censo de trabajadores que están expuestos al material, así como de los residentes en los barrios circunvecinos a las fábricas.

Igualmente, contempla la demolición de instalaciones o estructuras que contengan materiales con asbesto.

De otro lado, en la sentencia se orden a Eternit, Manufacturas F.G.V. e Incolbest colocar en sus productos un rótulo y/o autoadhesivo visible en cada de sus productos y que diga: “advertencia: producto contiene asbesto”.

Esta fibra se halla en productos cotidianos, pero en especial en elementos de construcción como tejas de eternit.

No obstante, Eternit Colombiana S.A., afiliada a Ascolfibras, en un comunicado de prensa aseguró que desde el 2015 ninguno de sus productos utiliza fibras de asbesto crisotilo.

“Lo anterior significa que, ninguna de las tejas onduladas de fibrocemento que se fabrican y comercializan actualmente en Colombia, contienen este tipo de fibras”, dijo a El País Jorge Estrada, presidente de Ascolfibras.

Asimismo, comentó: “Colombia hoy es un país libre de asbesto en la fabricación de productos para el sector de la construcción. Para las demás industrias, claro que es totalmente posible su sustitución en un plazo de cinco años”.

A nivel legal este es un tema complicado de manejar, advierte el abogado Adolfo Benjumea Salamanca, quien hoy lleva dos procesos relacionados con el uso del asbesto.

“Debido a que el producto es permitido (es legal hasta hoy usar asbesto), el enfoque de un proceso se tiene que dar bajo un esquema de responsabilidad patronal, pero no por el uso mismo del producto sino por el descuido y la falta de prevención al momento de utilizar el mineral porque los estudios indican que es nocivo para la salud”, explica Benjumea.

En este sentido, agrega que estos procesos se pueden demorar más de ocho años, y los costos que se tienen que asumir son altos. “Las personas se envejecieron en esas empresas, hoy no tienen una pensión ni aspiraciones a una, por eso es difícil iniciar un proceso”.

Según se expone en la sentencia judicial, en Colombia se calcula que mueren cerca de 320 personas al año por alguna enfermedad relacionada con el asbesto.

Abecé sobre el asbesto*

¿Qué es el asbesto?
Es una combinación de minerales, usualmente de silicatos con oxígeno. Generalmente, se obtiene a través de la minería. Se presenta en forma de fibras microscópicas que tienen el potencial para mantenerse en el aire cuando son removidas, ya sea durante la explotación del asbesto (minería), o cuando se trabaja con elementos que contengan el mineral.

¿En qué materiales se utiliza?
Es un mineral muy resistente y por sus propiedades se ha usado en muchos productos de construcción, fabricación de barcos, tejas de eternit, pastillas de frenos, materiales para soldadura y para hacer joyas.

¿Qué contiene esta sustancia para ser cancerígena?
Esta fibra que ingresa al cuerpo (a los pulmones principalmente), tiene el potencial para que las células propias del organismo, en este caso los pulmones, cambien y empiecen a multiplicarse de manera exagerada, desordenada y rápida para formar tumores, y generar el cáncer.

¿Qué enfermedades se pueden desarrollar por el asbesto?
Quien ha estado expuesto al asbesto por un corto o largo tiempo puede o no desarrollar una enfermedad como cáncer de pulmón, garganta, esófago y mesotelioma. Este último, es un tumor que se desarrolla en la pleura, es decir, en la envoltura o membrana que protege el pulmón. También, puede salirse de la pleura y llegar a los tejidos que están alrededor, a la parte central del tórax, afectar el peritoneo, es decir, que se puede ocasionar mesotelioma en el abdomen o hacer metástasis en otras partes del cuerpo.

De igual forma, se puede desarrollar asbestosis, una enfermedad que afecta el intersticio del pulmón. Las fibras que se han depositado generan un proceso de inflamación dentro de los pulmones que finalmente termina en una cicatrización conocida como fibrosis pulmonar.

Igualmente, se puede ocasionar con esto un derrame pleural, es decir, líquido que se acumula entre las costillas y el pulmón, lo cual comprime el órgano y limita la respiración. Este liquido se drena para aliviar la dificultad respiratoria.

Síntomas comunes

En el caso de la asbestosis el síntoma más común es la disnea (dificultad para respirar), que usualmente es progresiva, y también es frecuente la tos.

Con el mesotelioma lo más frecuente es que el paciente consulte por dolor persistente en el tórax, que tiende a hacerse persistente y no responde bien al uso de analgésicos; la disnea también es común en estos casos.

El cáncer de pulmón puede dar síntomas similares, que en general, dependen de que tan avanzado está el tumor.

¿Cuáles son los tratamientos?
Para los tumores cancerosos las opciones son: cirugía, quimioterapia y radioterapia. La cirugía se puede hacer solamente cuando el cáncer está en estadios tempranos. Con el mesotelioma por la zona en el que está localizado (la pleura), es más difícil hacer la cirugía.

Para la asbestosis no hay medicamentos, los daños que producen las fibras que se acumularon en los pulmones no se pueden revertir. Si la asbestosis está muy avanzada y hay falla respiratoria,

una alternativa de tratamiento es el trasplante de pulmón, el cual podría permitirle recuperar su capacidad funcional.

¿En cuánto tiempo pueden aparecer las enfermedades?
De acuerdo con los estudios que se han realizado, entre la exposición inicial y el desarrollo del cáncer de pulmón pueden pasar en promedio 15 años.

En el mesotelioma es de 30 años, por lo general. Se estima entre 15 y 30 años para la manifestación del cáncer de esófago.

La asbestosis puede ocurrir en 3 o 5 años, pero depende de la severidad de la exposición y la susceptibilidad de cada persona.

Evitar diagnóstico equivocados

Un diagnóstico correcto de este tipo de enfermedades requiere una historia clínica completa, haciendo énfasis en que ante la sospecha de una de estas patologías se debe interrogar exhaustivamente la historia laboral del paciente buscando identificar exposiciones a asbesto, así como la intensidad y el tiempo de duración.

La herramienta diagnóstica inicial es una radiografía de tórax, y, si los hallazgos sugieren alguna de estas patologías, el TAC de tórax es un complemento excelente.

El diagnóstico definitivo usualmente requiere una biopsia, en el caso particular del mesotelioma, el diagnóstico puede hacerse difícil, incluso con la biopsia, por lo cual es recomendable contar con un patólogo experimentado y disponer de técnicas modernas de patología que permitan hacer el diagnóstico con precisión.

En este tipo de enfermedades, teniendo en cuenta su gravedad y su relación clara con la exposición al asbesto, lo primordial es la prevención, es decir, las personas que trabajen con el asbesto, ya sea en su explotación o en las diferentes labores en que se emplee este material, deben recibir medidas de protección que sean suficientemente efectivas, que están definidas por las entidades relacionadas con la salud ambiental y ocupacional a nivel mundial, y que deben ser reglamentadas por el estado a nivel local.

*Con asesoría del doctor Fernando Sanabria, neumólogo de la Fundación Valle del Lili y docente de la Universidad Icesi, y del doctor Rodolfo Barrios del Río, cirujano de tórax.

Ley Ana Cecilia Niño, a debate

Una lucha. Eso ha sido el proceso para lograr que se consolide el proyecto de Ley Ana Cecilia Niño. Ha pasado siete veces por el Congreso de la República, pero estos intentos han fracasado. Actualmente se encuentra en el octavo intento.

“El proyecto hoy en día está en tercer debate en la Cámara de Representantes, confiamos que una vez regresemos a sesiones ordinarias el 16 de marzo, la Cámara le dará trámite a esta iniciativa”, cuenta la senadora Nadia Blel Scaff, autora de la iniciativa de este proyecto de ley.

Esta es la primera vez que un proyecto de ley que ha buscado prohibir el uso de asbesto en Colombia ha llegado tan lejos, “por lo tanto, los representantes no pueden ser inferiores a este reto que se les está presentando”, agrega Blel.

Ana Cecilia Niño, el nombre que llevará esta ley, si se aprueba, fue una mujer que inspiró el desarrollo del proyecto. Falleció hace dos años por un mesotelioma, el cual desarrolló por haber estado expuesta durante años al asbesto, al vivir en un barrio, en Bogotá, donde una fábrica de Eternit arrojó desechos con esta sustancia.

Desde que Ana Cecilia se enteró de que su cáncer no tenía cura, dijo: “yo quiero hacer que Colombia busque que se prohiba el asbesto. Solo soy una víctima, debemos hacer que otras personas no enfermen”, relata su esposo Daniel Pineda, quien sigue dando la pelea a través de la fundación que lleva el nombre de su mujer, porque “intento cuidar los pulmones de los colombianos, de otras personas que ni siquiera conozco, pero sé que es necesario y no quiero que pasen por lo que pasamos”.

De hecho, el proyecto de ley busca principalmente salvar vidas, proteger la salud de los colombianos frente a una amenaza silenciosa con la que hemos vivido mucho tiempo. Su objeto es que se prohiba el asbesto en Colombia, que no se produzca, ni se utilice, importe, exporte o se comercialicen elementos que contengan esta sustancia.

Además, establece un periodo de transición con el fin que las industrias puedan sustituir el uso del asbesto por tecnologías más limpias, que no pongan en riesgo la vida de los trabajadores ni de sus familias.

Y aunque el uso de esta fibra ya está prohibida en más de 67 países, entre ellos Argentina, Brasil, Chile, en Colombia no se ha logrado.

De acuerdo con la senadora Blel, “el mayor obstáculo del proyecto ha sido el lobby fuerte de la industria. Las empresas que usan asbesto, en gran parte son del sector de la construcción, pero creo que gracias a la movilización social que se ha dado en torno al proyecto, los colombianos hoy son más atentos y exigen con fuerza productos que sean amigables con el ambiente y la salud”.

Entonces, “le va a quedar muy difícil a la Cámara decirle no a esta iniciativa, cuando en Colombia nos gastamos muchos recursos en prevención de cáncer y tenemos demostrado científicamente que esta sustancia produce cáncer como el mesotelioma. Además, la OIT y la OMS han establecido que es peligrosa y el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer asegura que es más dañina que el glifosato”.

Asimismo, asegura Blel que “las industrias han utilizado una estrategia falsa al decir que con este proyecto de ley muchos trabajadores van a quedar sin trabajo, pero este no se convierte en una amenaza para la clase trabajadora porque hay industrias en el país que producen sin asbesto también”, aclara.

Hay empresas, agrega, que tienen la tecnología de construir sin asbesto, por lo tanto, tejas, tanques de agua, pastillas para los frenos, entre otros, las producen sin esta fibra. De esta manera, concluye “confiamos que la Cámara de Representantes dará la viabilidad al proyecto y en junio será Ley”.

“Su juguete en la infancia fue el asbesto”

“Está nevando, está nevando”, era lo que decía de pequeño Luis Alfonso Mayorga, cuando sacudía los overoles de su papá, antes de meterlos a la lavadora y con el polvillo (asbesto) se ponía a jugar con su hermano.

“Durante diez años su padre fue empleado de Eternit, y el uniforme lo llevaba a lavar a casa. También llevaba recortes de tubos, es decir, que el juguete en su infancia fue el asbesto, el cual, 30 años después, le cobró la vida”, relata Cecilia Riaño, esposa de Mayorga.

Asbestosis y después mesotelioma fue lo que padeció el papá de Luis Alfonso y que lo llevó en el 2000 a la muerte. La historia se repitió 10 años después en esta familia. Luis Alfonso fue diagnosticado con mesotelioma, palabra que ya era conocida para ellos. Sabían que no tenía cura, pero igual inició tratamiento con quimioterapia y radioterapia, sin embargo, en el 2013 falleció a sus 45 años.

Por este dolor también pasó recientemente Luis Carlos Cuero, caleño que tuvo que despedir a su papá el 20 de febrero pasado, tras sufrir, por tres años, un mesotelioma. Sus pulmones no aguntaron más.

“Mi papá trabajó 22 años y 8 meses en Eternit Pacífico, era cortador. Me acuerdo que su traje era un overol y usaba un tapaboca sencillo. En 1995 renunció. Él me manifestó que cuando entró a trabajar nunca le advirtieron de nada”, asegura Cuero.

Otro caso

Ángel María Daza está diagnosticado con cáncer de estómago, aunque todavía los exámenes no lo han confirmado, los médicos le han dicho que puede ser porque estuvo expuesto al asbesto por aproximadamente 30 años, tiempo que duró laborando en Eternit.

“Ahorita está en un tratamiento, la pierna no la siente y se puso viejito, viejito. El médico que lo está viendo actualmente le dijo que podía ser por el asbesto”, cuenta su hermano José Arturo Daza España, quien también trabajó en dicha empresa desde los 17 hasta los 59 años. Afortunadamente, a él aún no le han detectado ninguna enfermedad por esta causa.

Hoy en día, Ángel María, de 52 años, ha perdido estabilidad en su cuerpo, casi no puede caminar, además ha adelgazado, relata José Arturo.

Por estos síntomas, “lo mandaron para donde un neurocirujano y él le preguntó de todo, hasta dónde había trabajado y le dijo que lo que le estaba pasando era debido a su contacto con el asbesto, y que por eso ha ido perdiendo la sensibilidad de las piernas”, añade José Arturo, quien también recuerda a dos compañeros suyos que ya murieron por una enfermedad relacionada con el asbesto.

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