El 'Bicicletón' en Palmira entregará más de 300 bicicletas a niños de escasos recursos

Hace cuatro años el padre José Dimas Orozco, de la Diócesis de Palmira, rifó algunas bicicletas entre algunos niños para hacerlos felices, pero su corazón quedó desolado cuando vio la inmensa tristeza en el rostro de los que no ganaron nada.

Así nació el 'Bicicletón', una iniciativa que ha liderado con el apoyo de dragoneantes y oficiales del Inpec, así como de los internos, en los talleres de la Penitenciaría de Palmira, que generosamente donan su tiempo para poner a andar los velocípedos que llevarán alegría a centenares de niños en los sectores más vulnerables de Palmira.

A la jornada también se unieron la empresa privada, comunidades internacionales como Emaus y ciudadanos del común, que a través de donaciones como bicicletas usadas, o con la entrega de repuestos que pueden ser adquiridos con un descuento especial en los almacenes Ciclo Coppi y Bicicletería Palmira, contribuyen para que muchos niños puedan celebrar la Navidad.

La primera vez, recuerda el padre Orozco, fue en Guanabanal, donde entregaron 20 bicicletas; en el 2016 se realizó en el corregimiento La Buitrera y allí la cifra alcanzó un número sorprendente, 250. El año pasado, en el corregimiento El Bolo, llevaron alegría a 180 menores.

Este día, que se celebra antes de la llegada del Niño Dios y que ha sido denominado como el 'Día Azul' porque dragoneantes y oficiales del Inpec, que han salido de trasnocho, sin importar el cansancio o la fatiga regalan su descanso, y en compañía de su familia entregan no solo las bicicletas a los niños, sino también un refrigerio en medio de una jornada llena de diversión y múltiples sonrisas.

"Como capellán de la Penitenciaría de Palmira he podido vincular a todas estas personas, personal del Inpec y a los internos que son los que arreglan las bicicletas, las desarman, ponen las piezas buenas, las lijas, las pintan y quedan como nuevas. Es una jornada de un gran significado porque también les damos regalos a los hijos de los que están en la cárcel y para mí no hay mayor felicidad que ver a un niño sonreír", confiesa el presbítero que no puede ocultar una lágrima de emoción.

Este año, la campaña que arrancó en el mes de octubre, beneficiará a los pequeños de uno de los sectores más marginados y estigmatizados del municipio de Pradera: el barrio Berlín conocido también como 'Planeta Amarillo'.

La entrega se hará en la parroquia La Santa Cruz, en el sector mencionado, donde, como desde hace cuatro años, la risa estruendosa de los niños será el mejor regalo para los patrocinadores del evento.

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Para esta oportunidad se espera entregar unas 300 bicicletas a igual número de infantes.

La idea es que sean más, por eso el padre Dimas hace un llamado a la gente que como el pequeño Ángel David Cadavid destapa su alcancía para darle todos sus ahorros a esta noble causa.

El padre Orozco recuerda que los niños beneficiados viven en comunidades muy vulnerables, la mayoría son del campo que tienen que caminar grandes trayectos para poder llegar a sus escuelas o hacer los mandados.

"Esta ha sido una bonita labor que le saca lágrimas a uno cuando veo a estos niños reír de felicidad y abrazar de agradecimiento, Es una labor que no podría hacer solo, por eso digo que es un trabajo en equipo, con el apoyo de los internos y uniformados del Inpec", subraya.

Las personas interesadas en contribuir con esta obra social pueden comunicarse con el sacerdote por Facebook, WhatsApp o al teléfono 300 784 7739.

"La gente nos llama, nos dicen dónde podemos ir por una bicicleta que no use porque aquí tenemos el lema ' Lo que usted no usa a otro le sirve' y vamos a recogerlas. O pueden ir a la cárcel. Tenemos aún tiempo para regalar una sonrisa y hacer una Navidad inolvidable para muchos niños cuyos padres no tienen cómo regalarles una bicicleta o darles un detalle en estos días, no debemos olvidar que todos podemos poner un granito de arena para hacer mejor este mundo", insistió el padre Orozco.

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