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Dos hospitales de Palmira están en cuidados intensivos

El borde de una muerte súbita se encuentran los hospitales San Vicente de Paúl y Raúl Orejuela Bueno, como resultado de la intervención de la Superintendencia de Salud.

15 de junio de 2012 Por: Miguel Londoño, reportero de Palmirahoy.

El borde de una muerte súbita se encuentran los hospitales San Vicente de Paúl y Raúl Orejuela Bueno, como resultado de la intervención de la Superintendencia de Salud.

El borde de una muerte súbita se encuentran los hospitales San Vicente de Paúl y Raúl Orejuela Bueno, como resultado de la intervención a la que fueron sometidos hace dos meses por la Superintendencia de Salud.Todo porque ese ‘oxígeno’ no ha logrado reanimar a estos ‘pacientes terminales’ de la Villa de las Palmas, ya que la integración funcional implementada por los agentes interventores ha generado caos en el servicio de Urgencias, según pacientes, médicos y veedores del municipio. Según Fernando Cárdenas, interventor del Raúl Orejuela Bueno, este hospital del nivel I de atención asumió la prestación de todos los servicios de urgencias de nivel II que se ofrecían en el San Vicente de Paúl, a partir del pasado 1 de junio. “A través de una política municipal, se ha venido diseñando un proyecto de fusión, de tal manera que se constituyan en una Empresa Social del Estado, ESE, que garantice una prestación de servicios con calidad”.Sin embargo, para Raúl Ospita Giraldo, presidente de la Alianza de Usuarios de la Salud de Palmira, “fusionar dos pobres es muy complicado y, como no se hizo previsión, el servicio de urgencias el pasado fin de semana fue una cosa caótica”. Esgrimió que “los médicos empezaron a trabajar a cargo del Raúl Orejuela Bueno y nunca se les explicó cómo ni por qué y por eso hubo total descoordinación”.A su vez, el médico Gustavo Paredes, quien lleva 25 años vinculado a Urgencias, denunció que la fusión dejó como resultado, en menos de doce horas, un persona fallecida y tres más en grave riesgo, debido a inconsistencias en los procedimientos. Explicó que cuando lo requirieron para diligenciar un certificado de defunción correspondiente a Octavio Cortez, de 80 años de edad, que había sido remitido del Raúl Orejuela Bueno con diagnóstico de neumonía secundaria a broncoaspiración, encontró que la historia clínica estaba en blanco. “No se habían consignado órdenes médicas y nadie dio explicaciones de lo sucedido a este paciente”, subrayó.“Nuestros médicos conocían el proceso de urgencias al igual que el personal administrativo. De hecho, en el momento en el que asumimos el servicio de urgencias en el San Vicente dispusimos de lo necesario para tener los equipos de computo y los sistemas de información al día para garantizar que la facturación y el procesamiento de la historia clínica sistematizada se hiciera en tiempo real”, respondió Cárdenas.En cambio, para el presidente de la Liga de Usuarios de la Salud, Bernardo Salcedo, las anomalías se están dando porque los funcionarios trasladados del Raúl Orejuela Bueno no tienen un conocimiento óptimo del nivel II de atención.Una apreciación similar tuvo Carlos Palomino, miembro del Sindicato de Trabajadores del San Vicente, al señalar que “no hubo la suficiente preparación para que los trabajadores tuvieran un alto conocimiento de lo que sería el proceso de fusión”.Mientras tanto, la caótica situación se refleja en las impresiones de los usuarios de ambos centros asistenciales.Por ejemplo, Nubia Hurtado, estuvo por más de una hora esperando en las afueras del Raúl Orejuela sin que nadie le informara sobre los cambios.Pero en el San Vicente de Paúl las jornadas posteriores al 1 de junio no han sido menos críticas, según la enfermera jefe Marlene Jaramillo: “Esa responsabilidad es de la Alcaldía, que no avisó a los usuarios y a las EPS”. Enfatizó en que todos los programas de promoción y prevención, como crecimiento y desarrollo, control prenatal, planificación familiar, hipertensión, vacunación, diabetes e infecciones de transmisión sexual, pasaron a ser manejados por el Raúl Orejuela, a través de los centros de salud.De igual forma, el conductor de una ambulancia del San Vicente, Darío Parra, aseguró que pasó a ser camillero de un día para otro, en forma inexplicable.“Estamos en muerte súbita”, atinó a afirmar por su parte la operaria de lavandería, Miriam Sánchez, quien reveló que no ha podido pensionarse porque el hospital adeuda la seguridad social correspondiente a abril del 2000 y julio del 2005.Entre tanto, el presidente del Sindicato del San Vicente, sostuvo que la fusión ha traído consigo una “masacre laboral”, puesto que el pasado 30 de mayo se despidieron a 45 personas del área administrativa, consulta externa y urgencias de ese centro asistencial, además de otras 15 del Raúl Orejuela Bueno. Ante este panorama, el agente interventor del San Vicente de Paúl, Luis Fernando Rendón, respondió que “lógicamente todo proceso de ajuste y fusión implica disminución en costos, no sólo en personal asistencial y administrativo, sino en una mejor contratación con los proveedores de servicios intermedios como vigilancia, aseo, mantenimiento y transporte de pacientes”.Lo cierto es que aunque las cirugías se seguirán atendiendo en el San Vicente, hay gran cantidad represadas. Uno de los afectados por esa situación es Leiber Suaza, de 65 años de edad y quien lleva un año esperando la cirugía de una hernia.Por su parte, el presidente de la Alianza de Usuarios de la Salud del Valle advirtió que, como en toda cirugía, en la fusión de los centros asistenciales de la Villa de las Palmas habrá trauma, porque se tienen que cortar muchas cosas. “Pero aquí se tendrá que salvar la mamá, que es el San Vicente de Paúl, y el hijo mal nacido en 1996, que es el Raúl Orejuela Bueno, tendrá que volver a ser el centro de salud que siempre fue”.

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