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Quique Setién, DT del Barcelona. | Foto: EFE - El País

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Quique Setién y más problemas para resolver (Opinión)

Pero, aunque el de Setién es un nombre desilusionante, no todo es malo. Si algo tiene ‘el ajedrecista’ es que sus equipos siempre han jugado bien. Tienen el balón, salen desde atrás, juegan el fútbol que le gusta al Barcelona.

23 de enero de 2020 Por: Manuel Rodríguez- Especial para El País 

No fue malo lo de Valverde en el Barsa. En el 2017 agarró un conjunto deprimido, con una hinchada muy golpeada por la salida de Neymar, que aún hoy repercute. A partir de ahí, armó un equipo sólido y fuerte defensivamente, que tuvo un primer año muy bueno: ganó la liga perdiendo un solo partido, y levantó la Copa del Rey tras un 5-0 al Sevilla. La temporada la opacó el famoso 3-0 en Roma, un encuentro muy extraño que el Barsa perdió en gran parte por la lentitud y displicencia de Umtiti, quien ya daba señas de convertirse en el jugador irregular y desconfiable que es hoy.

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La siguiente temporada fue muy parecida a la primera: un gran Barcelona, dominante en la liga e imponente en la Champions, donde perdió un solo partido: el del Liverpool. A final de cuentas, Valverde construyó un gran equipo que mostró un buen fútbol y ganó la mayoría de los títulos por los que compitió, pero perdió tres partidos fundamentales: Roma, Liverpool, y —hace dos semanas— Atlético de Madrid.

Así que las críticas a Valverde tienen que ir por otro lado. Sí se le puede reprochar, por ejemplo, la dependencia que tuvo siempre su equipo en Messi. Ni Coutinho rindió, ni Dembélé, ni Griezmann, y Lionel se vio más solo que nunca, remando solo junto a Ter-Stegen y Piqué. También se le puede criticar la falta de carácter, de liderazgo, de firmeza y coraje ante la adversidad. Porque Valverde puede ser un maestro de la táctica, pero no es un motivador como Klopp o Guardiola. La fragilidad mental del Barcelona fue lo que condenó a su entrenador.

¿Decisión apresurada? Tal vez era mejor esperar hasta el verano y traer a Ten Hag, el genio que tiene jugando al Ajax como debería jugar el Barsa, o a Koeman, después de que hiciera la Euro con Holanda. Además, si el Barcelona le ganaba al Atlético hace dos semanas y jugaba la final de la Supercopa contra el Madrid, no se hablaría de un cambio de entrenador. Pero perder esa semifinal inventada y así quedarse sin una copa devaluada le costó el puesto a Valverde. Así se toman las decisiones en este Barsa.

Pero, aunque el de Setién es un nombre desilusionante, no todo es malo. Si algo tiene ‘el ajedrecista’ es que sus equipos siempre han jugado bien. Tienen el balón, salen desde atrás, juegan el fútbol que le gusta al Barcelona. La estética al servicio del pragmatismo. Está el que dirá que vale ilusionarse, que algo le dará Quique a este Barcelona, que lo pondrá a jugar más acorde a lo que debería. Pero nadie tira cohetes. Después de todo Setién es un tipo que nunca ha dirigido a un equipo más grande que el Betis. Que nunca ha ganado nada.

Viene un semestre difícil en el Barsa, después de otra decisión acelerada, imprudente, la última de una cadena que ha hecho que se pierda la identidad del club. Setién deberá intentar mejorar el juego, volver un poco a la irrecuperable identidad de Guardiola, y debe hacerlo dentro de un entorno en el que todo el mundo ha quedado un poco perdido, desconcertado. Donde Griezmann se pregunta para qué vino. Y De Jong se pregunta en dónde se metió, si en el Ajax se jugaba mejor fútbol. Y se pregunta Messi cuánto más tendrá que esperar para tener un equipo competente que no dependa tanto de él, sino que lo ayude a ganar una Champions que ya es demasiado esquiva.

Y mientras la directiva siga soñando inútilmente con el fichaje de Neymar, en vez de enfocarse en armar un equipo a partir de la idea y no de los nombres —el Liverpool no tiene ni a Neymar ni a Messi, e igual arrasa con todo el mundo—, seguirán pasando las temporadas, y seguirán llegando fichajes caros y precipitados, seguirán las remontadas, y seguirán esperando los hinchas que una genialidad de Messi consiga una Champions. Seguirán esperando que Arthur sea el nuevo Iniesta, De Jong el nuevo Xavi, y Dembélé, bueno, que se acerque a lo que una vez se insinuó que sería. Por ahora, esperar que la llegada de Setién traiga un impulso positivo, y con algo de suerte, al final de la temporada habrá títulos, y se evitará otra remontada en Champions, y así, en junio, el club tendrá tranquilidad para plantearse para dónde va.

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