Municipio colombiano más antiguo que Machu Picchu: secretos con más de 12.500 años de historia

En el corazón del Guaviare, una región que conecta la Orinoquía con la Amazonía, se levanta un santuario natural que guarda uno de los legados arqueológicos más importantes de América Latina.

Se trata de Cerro Azul, también conocido como Cerro Pinturas, un conjunto de murales rupestres cuya antigüedad supera los 12.500 años y que hoy se consolida como testimonio invaluable de la vida de los primeros habitantes de la selva colombiana.

Cuando se habla de patrimonio ancestral en Sudamérica, el imaginario colectivo suele remitir a Machu Picchu, símbolo del esplendor inca. Sin embargo, Cerro Azul revela una historia mucho más antigua, pues mientras los restos del imperio peruano datan de apenas seis siglos, las representaciones rupestres del Guaviare narran la cotidianidad de sociedades que habitaron la región al final de la última Edad de Hielo.

En estos muros de piedra quedaron plasmadas escenas de cacería, pesca y danzas rituales, junto a imágenes de plantas y animales que permiten entender cómo los antiguos pobladores interpretaban el mundo que los rodeaba.

Más de 1.200 metros cuadrados de pictogramas hacen de este lugar un archivo vivo, en el que cada trazo ofrece pistas sobre la relación de esas comunidades con su entorno.

Cabe resaltar que, el valor de Cerro Azul no solo se limita al asombro turístico, pues las investigaciones de la Universidad de Exeter, las cuales incluyen los trabajos de Francisco Aceituno, Mark Robinson, Gaspar Morcote-Ríos y Michael Ziegler, han resaltado que este arte rupestre contiene “información fascinante sobre las personas que las pintaron, el mundo en el que vivían y las ideas que desarrollaron para comprender su entorno”.

En un contexto global, el hallazgo del Guaviare dialoga con otros sitios emblemáticos de arte rupestre, como las cuevas de Lubang Jriji Saléh en Indonesia, donde se conservan pinturas de más de 50.000 años. Si bien el registro colombiano no alcanza esa antigüedad, sí constituye una evidencia crucial del poblamiento temprano de la Amazonía.

¿Cómo llegar a cerro azul?

Llegar a Cerro Azul implica un recorrido que combina naturaleza, historia y aventura. El punto de partida es San José del Guaviare, capital del departamento.

Desde Bogotá se puede arribar en un vuelo de una hora o por carretera en un trayecto de más de siete horas. Una vez en el municipio, los visitantes deben desplazarse por tierra alrededor de dos horas hasta la entrada del sitio arqueológico.

Cabe señalar que, el acceso se encuentra regulado y es obligatorio contar con un guía local. Esta medida busca garantizar la seguridad de los turistas y, sobre todo, proteger las pinturas de la intervención humana.

El recorrido permite internarse en un entorno selvático único, donde la exuberancia natural enmarca los muros rocosos cargados de historia.

Un patrimonio por proteger

Más allá de ser un atractivo turístico, Cerro Azul es un recordatorio de la profunda conexión entre el ser humano y la naturaleza. Sus murales milenarios invitan a reflexionar sobre la capacidad de las comunidades ancestrales para dejar testimonio de su mundo, y sobre la responsabilidad actual de conservar ese legado.

En cada figura tallada y pintada en la roca late una historia que antecede a las grandes civilizaciones conocidas. Por eso, Cerro Azul no solo es un destino para aventureros y viajeros, sino también un capítulo esencial de la memoria de Colombia y de la humanidad.