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Mala prensa de las suegras, ¿justa o exagerada?

Gloria H, sicóloga y columnista de El País afirma que las suegras son el tarro de basura donde se depositan todos los reclamos afectivos que la cultura ‘no se atreve’ a hacerle a la madre.

9 de mayo de 2023 Por: El País

Por Gloria H, columnista de El País

¿Por qué tiene tan mala prensa la suegra? ¿Por qué es tan ‘fácil’ odiarla, ridiculizarla y llenarla de epítetos despectivos? ¿Por qué se vuelve casi universal la costumbre de estigmatizarla? Ni siquiera los suegros tienen tal cantidad de odiadores. Las suegras son el tarro de basura donde se depositan todos los reclamos afectivos que la cultura ‘no se atreve’ a hacerle a la madre.

Para la cultura la madre es intocable, perfecta, fuera de serie. Claro, es un constructo imaginario, idealizado y deformado. Pero como inconscientemente se sabe que esta construcción no es real (no existe la perfección) la manera de equilibrar este despropósito es dividir a la mamá, en una buena, la mía y otra mala, la suegra.

Gloria H.

De esa manera proyecto y descargo mis frustraciones ante la realidad de que no se tiene una madre perfecta. Nadie la tiene. Y al constatar se ha vivido con una madre humana, con defectos y cualidades muy lejos de la perfección, todo ese resentimiento acumulado lo vomito en la suegra, que es también madre (pero no la mía) y no corro peligro de que me deje de querer al no verla como perfecta.

Es increíble el peso que la cultura le ha depositado a la maternidad. Muchísimos de los problemas afectivos de la sociedad moderna son hijos, (sí, hijos) de la idealización de la madre. Porque la maternidad no gradúa ni da título. Una mujer común y corriente da a luz un hijo y no se vuelve perfecta. Sigue siendo la misma persona con sus defectos y cualidades. Pero la cultura se empecina en colgarle cualidades que deforman la realidad.

“A todos los hijos se los quiere por igual”. “La madre siempre quiere lo mejor para sus hijos”. “Madre solo hay una”. “Una madre nunca se equivoca”. “La madre siempre es equilibrada”. “Primer conociste mamá que esposa”. Sí, son una serie de paradigmas que han marcado generaciones enteras causando muchísimo daño porque a la madre no se la puede cuestionar.

Entonces, si la madre es perfecta, ante los errores humanos y normales del diario vivir, son los hijos los ‘malos’ y la culpa les carcome las entrañas hasta el punto de sacrificar su propia vida para no frustrar a “mi madrecita perfecta”.

En el altar-ego de la complacencia a la madre se han sacrificado muchas vidas… Muchos hombres y mujeres están atrapados en el chantaje materno sin tener la capacidad de liberarse de ese yugo. Los hijos no se educan para que sirvan de muletas y para que estén al servicio de sus padres. Bert Hellinger, el padre de las Constelaciones Familiares lo decía en forma muy clara. “

Un buen hijo, nunca crece”. Porque parte del sano crecimiento de un ser humano es poder cuestionar y a veces, hasta traicionar a sus padres, para construir su propia vida.

Madres que roban a sus hijos porque creen que ellos son su propiedad. Madres narcisistas, madres depresivas, madres enfermas. Lo importante entonces, como proceso de salud emocional, es aceptar que la madre es un ser humano y por lo tanto no es perfecta. Nos dio la vida sí, pero idealizarla es una desvalorización personal. Y ni la madre merece ese sacrificio.

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