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El poeta chileno, Pablo Neruda. | Foto: Especial para El País

LIBRO

"Pablo Neruda dijo que su hija con hidrocefalia era un 'monstruo de tres kilos'": Hagar Peeters

La escritora holandesa Hagar Peeters rescata del olvido a Malva, la niña con hidrocefalia que Pablo Neruda, el padre, comparó con un “punto y coma”.

20 de marzo de 2020 Por: Paola Guevara, editora de Gaceta

Malva es una novela inspirada en la hija de Pablo Neruda, una niña con hidrocefalia a quien el famoso poeta bautizó en honor al color y a la flor pero que luego no nombró más, salvo para comparar su cuerpo chico y su gran cabeza con un “punto y coma”.

Tengo la sospecha de que todos nacemos engendros, es decir, engendrados apenas, y que solo nos hacemos hijos en el amor del padre, y la madre.

Quiere esto decir que la condición de hijo no viene dada solo por la genética, por el código natural, sino por esa construcción cultural que comienza con un nombre. Con ser nombrado hijo. Con ser creado de nuevo, esta vez a través de la palabra.

‘Malva’, esta novela íntima, dolorosa y poética, aborda un tema tan universal como el padre, y tan particular para nosotros como latinoamericanos, esos lectores devotos de Pablo Neruda que hemos sido en buena medida.

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La apuesta de Hagar Peeters es potente por la relevancia de los personajes que aborda; también por la reivindicación de una figura femenina, Malva, esa niña enferma que murió a los 8 años de edad, en las más precarias condiciones y exiliada con su madre en la Holanda de la ocupación nazi, sin haber recibido el amor o el sustento oportuno de su padre.

Se trata, en todo caso, de una novela que desmitifica al ídolo social que enarbolaba las banderas de la defensa a los marginales, los pobres y los excluidos del sistema.

Así habló Hagar Peeters a su paso por Colombia para participar en el festival internacional de poesía Las Líneas de su Mano, del Gimnasio Moderno.

Empecemos por el título de la novela: Malva. Un libro que involucra a Neruda podría tener el nombre del famoso poeta, o el fragmento de un verso suyo. Pero usted tituló Malva, a secas. Un nombre femenino y anónimo. ¿Por qué?

La novela se trata de Malva, no de Neruda. Para escribirlo tenía que leer toda la obra de Neruda, porque quería saber si escribió algo de su hija, pero no estaba, solo la menciona en cartas personales a amantes, por ejemplo, y la llamaba “monstruo de tres kilos”, “punto y coma”. Sentía mucha vergüenza de ella y por eso no llamaba en público ni en sus poemas a la hija, y tampoco la menciona en su biografía ‘Confieso que he vivido’, ni con una sola palabra. Y eso me extrañaba mucho.

Neruda era famoso por su sensibilidad…

El premio Nobel era muy sensible, muy de izquierda, muy pendiente del sentimiento de otra gente, de los pobres, y yo no podía entender que alguien tan sensible, que quería siempre dar voz a los que no tenían voz, omitiera a su hija. El ‘Canto General’ de Neruda es muy hermoso, allí quería encontrar las raíces de su pueblo y sus orígenes, pero al mismo tiempo negaba a su propia hija y esa es una paradoja enorme. Yo pensaba que era muy importante darle voz a Malva y por eso bauticé la novela así.

Neruda trabajó por la perfección de la palabra, con la materia prima de la belleza, y aspiraba a los más altos valores estéticos y políticos. Pero, como nadie le puede mentir a los genes, de ellos sale algo que no es perfecto: Malva, una hija que no puede ser editada, reescrita, corregida. ¿Ese conflicto cómo se ve representado en la novela?

Malva busca una manera de ser aceptada en un mundo que no acepta a la gente que no es perfecta. Piensa cómo funciona el sistema de perfección. Yo quería darle potencia y licencia literaria a la hija, y también dotarla de sentido del humor, sabiduría, todo, para ser capaz de escribir la vida de ella como era. Expulsaron de Chile a Malva y su madre cuando la niña tenía 2 años de edad, y en Holanda la madre tiene que ponerse a trabajar, pero la hija necesitaba tanta atención que no podía ganar dinero y Neruda no le daba, así que tuvo que buscar a una familia de acogida, cristiana, caritativa, para que cuidara a la niña y ella pudiera trabajar. Era la Holanda de la ocupación de los nazis, y los nazis tenían una idea de perfección, distinta a la de Neruda, pero en su búsqueda de perfección Neruda era un poco fascista porque no aceptaba lo imperfecto.

Sobre el asunto de la perfección dice en la página 133 de su novela: “La creencia en la perfección es la fuente de casi todos los males, eso te lo aseguro yo, porque implica la necesidad de buscar un chivo expiatorio. El afán de perfección conduce a la eugenesia, el darwinismo social, la pureza nacional socialista, el fundamentalismo religioso, y otros muchos males que los hombres se infringen unos a otros superando a los animales”.

La literartura es lo contrario al totalitarismo, porque todos los libros son hechos por seres humanos y todos son imperfectos, ningún libro es perfecto como algo artificial o hecho en una fábrica.
Un libro es hecho por un hombre o una mujer y tiene cosas que no son totalmente perfectas.

En la novela habla de otros hijos de escritores famosos que tuvieron condiciones especiales. Como Lucía, la hija de James Joyce, que era esquizofrénica. O Daniel el hijo de Arthur Miller, que tenía Síndrome de Down. Y menciona a Óscar el personaje de ‘El Tambor de Hojalata’, de Günter Grass, un niño contrahecho, chico, que no quiere crecer. ¿Por qué introdujo a estos personajes?

He elegido los hijos de escritores que se parecían a Neruda, porque también se mostraban como éticos y ejemplares, con conciencia de su país, como Arthur Miller y sus obras de teatro, que siempre criticaba la guerra en Vietnam y se mencionaba a sí mismo como la conciencia de los Estados Unidos. Todo el mundo le creía y era el amante de Marilyn Monroe, la mujer más bella del mundo. Pero luego, con otra mujer, tuvo un hijo malformado. Sentía mucha vergüenza de ese hijo, tampoco lo mencionaba, como Neruda con Malva, y yo quería que estos hijos fueran amigos en el más allá, porque Malva no tuvo amigos durante su vida y eso es en parte el sentido de mi novela.

¿Los hechos que aborda la novela, sobre el rechazo a esos hijos, están sustentados en lo histórico?

Lo he encontrado en biografías, letras, cartas, todo es verdad. Porque yo soy también estudiosa en historia cultural y tengo experiencia en buscar en archivos. Pero a Malva le quería dar una vida diferente de la que tuvo, y hay capítulos de mi novela sobre los hijos de los genios que no aceptaban a sus hijos, y me gustaba mucho escribr estas partes.

La niña con hidrocefalia, para Neruda, se parece a un ‘punto y coma’. Y a lo largo de su novela muchos capítulos aparecen separados por punto y coma. Se explica allí que no es el signo de puntuación más popular. Como Malva. ¿Por qué utilizar este recurso?

“Punto y coma” es el nombre que Neruda da a Malva, cuando le escribe de manera negativa sobre ella a una de sus amantes. Lo que busca es ridiculizarla, y ella en la novela retoma ese nombre -usado para criticar- para afirmarse y validarse. En mi novela Malva muestra que el punto y coma es el signo perfecto para ella, porque es el que casi nadie sabe usar y porque hay un punto, que significa el fin de todo, y la coma es la continuación de todo. Malva es las dos, porque su vida termina, pero a la vez continúa en el más allá contando lo que fue su vida. Hay muchas comparaciones entre ella y el signo.

Ya que su escritura es tan poética, y que Malva gira en torno a la hija de un poeta, ¿cuáles fueron sus inicios en este género al que ha dedicado buena parte de su vida?

Yo soy, de origen, poeta. He publicado siete poemarios antes del debut con esta novela. Desde niña, desde los 6 años de edad, escribía poesía sin haber leído a ningún poeta anteriormente. A los 15 años mi profesor me dio un poema de Cavafis, y fue allí que me di cuenta: lo que yo había estado escribiendo era poesía. Me tocó profundamente el hecho de que se necesitaran tan pocas palabras en la poesía para convocar un mundo tan grande de imágenes y sensaciones. Decidí que quería ser una poeta.

Usted tiene otra motivación personal para esta novela: su padre, un periodista al que usted no conoció en la primera infancia. ¿Cuál fue el tono de su relación?

Mi padre no quería ser padre. Vine a conocerlo cuando yo tenía 11 años y no solo porque fuera periodista, sino porque no quería tener relación con mi madre. Quería escapar de cualquier relación porque deseaba ser libre. Como Malva en la novela, yo también le escribí una carta a mi padre a los 11 años para que él quisiera conocerme. Y ahora tengo un padre. Tenemos una relación muy buena. Somos amigos, es fantástico. Él está muy orgulloso por la novela. Yo tenía que escribir Malva, y todo lo que viví tuvo una significación importante.

Fragmento de 'Malva'

«Me llamo Malva Marina Trinidad del Carmen Reyes, para mis amigos de aquí Malvita; Malva para todos los demás. Puedo asegurar por supuesto que ese nombre no lo concebí yo. Lo hizo mi padre. Lo conoces, el gran poeta. Igual que titulaba sus poemas y poemarios, así me dio a mí un nombre. Pero nunca lo pronunció en público. Mi vida eterna empezó después de mi muerte en 1943 en Gouda. Mi entierro congregó a un puñado de gente. Muy diferente del funeral de mi padre, treinta años más tarde en Santiago de Chile».

*'Malva' es la novela de la escritora, poeta y académica holandesa Hagar Peeters, que trajoa Colombia Rey Naranjo Editores.

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