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Plasmar cómo se sienten, cómo se visualizan, es una de las etapas del proceso, en el que cuentan con asesoría de sicólogas, expertas en reconocimiento. | Foto: Foto: Paola Andrea Gómez | El País

POSCONFLICTO

Video Reconciliación, la estrategia que une a las mujeres víctimas del conflicto

Video Reconciliación es la iniciativa que reúne a mujeres víctimas, ex combatientes y habitantes de zonas vulnerables, para que juntas graben sus vivencias, se auto reconozcan y se empoderen. Reparación con enfoque de género.

26 de mayo de 2017 Por: Paola Andrea Gómez / Jefe de Redacción de El País 

¿Quién soy yo? Van a tratar de pensar en una palabra que represente esa frase. Si digo que soy principalmente alegre voy a adquirir una posición corporal que represente la alegría y voy a empezar a mover mi cuerpo según lo que la melodía me transmita. Muevan su cuerpo muy lentamente con el sonido de la música. Que cada cuerpo obtenga un movimiento…

La escena ocurre en el salón de una casa antigua, con aroma de mujer; es la Casa de la Ruta Pacífica de las Mujeres, en una esquina del centro de Cali. Ahí están ellas, diez mujeres con historias distintas, pero con algo en común: las cicatrices de un conflicto que poco a poco van sanando, aprendiendo a leerse a sí mismas, tratando de reencontrar esas cosas que se refundieron entre los afanes y los miedos, pero que ahora vuelven aflorar.

Algunas están de pie. Otras prefieren permanecer sentadas y unas más, acostadas en el piso. La música suave ambienta el ejercicio y una fragancia de aceites las lleva al relajamiento. A los costados, rodeando el salón, o en el centro del mismo, buscan esa expresión con la que quieren definirse, mientras la voz de la sicóloga sigue orientando el ejercicio…

-Mi cuerpo es un vehículo de amor, de perfección pura. Mi única realidad es el amor, la energía vital de plenitud que fluye por todo mi ser. No tengo barreras para reconciliarme conmigo misma, porque el dolor y la falta de amor son ilusiones de la mente. La realidad es aquí y ahora, con esa energía plena que fluye de la cabeza a los pies. Y le quiero gritar al mundo que camino hacia la paz y la paz es una realidad.

Auto reconocimiento. Así se llama esta primera etapa del proyecto Video Reconciliación, una iniciativa de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz, MAPP- OEA, la Agencia Colombiana para la Reintegración, ACR; la Unidad de Víctimas, la Secretaría de Paz de la Alcaldía de Cali y la Ruta Pacífica de las Mujeres. Un aporte a la reconciliación, financiado por la República de Corea, donde mujeres desmovilizadas, víctimas y residentes en zonas vulnerables, 30 en total, se fortalecen como sujetos políticos que aporten a escenarios de paz.

La iniciativa arrancó en febrero y tiene un año de duración. Actualmente se encuentran en la etapa de sensibilización, con actividades como el auto reconocimiento de sus participantes, además de los encuentros de integración entre los distintos grupos. Pronto iniciarán el módulo de construcción de paz. Y más adelante aprenderán a manejar equipos de grabación, técnicas de entrevista y desempeño visual para ser ellas mismas quienes produzcan dos documentales como parte del proceso.

Adicionalmente, el producto final será un documental de una extensión máxima de 30 minutos, realizado por Sylvia Mejía, directora y creadora de la metodología de Video Transformación, en la que se inspira el proyecto. Eso, además de una gran reflexión final que reúna las vivencias y lo aprendido, más allá de lo técnico.

Según los creadores del proyecto, Video Transformación es una metodología que reconoce que el crecimiento personal puede tener lugar a través de la observación y la reflexión sobre uno mismo (la imagen propia, la apariencia, el discurso, los gestos, el comportamiento, entre otros) y en consecuencia se nutre de las características más importantes del video: la posibilidad de retroalimentación inmediata.

Fabiola Perdomo, directora territorial de la Unidad de Víctimas del Valle del Cauca, y viuda de Juan Carlos Narváez, uno de los diputados asesinados por las Farc en cautiverio, dice que con este proyecto “las mujeres, a partir de sus múltiples roles como esposas, viudas, madres, lideresas y ciudadanas se convierten desde la cotidianidad en reconstructoras del tejido social. En ciudades como Cali, que experimentaron de cerca el conflicto y hoy son ejes del posconflicto, mujeres que vivieron la guerra desde lados diferentes, hoy están compartiendo el territorio y tienen el desafío de la convivencia”.

A su turno, Roberto Menéndez, Jefe de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz de la Organización de Estados Americanos, expresa que "este proyecto contribuye al reconocimiento individual y colectivo, y al encuentro entre las mujeres que han sufrido, de distintas maneras, los impactos de la guerra. También facilita el empoderamiento para que ellas se conviertan en lideresas del cambio y los procesos de construcción de paz, que requieren los más amplios compromisos. Esta iniciativa constituye un primer paso en el camino posible hacia la reconciliación, que no es fácil, pero que debe comenzar desde la cotidianidad y en los territorios más afectados por el conflicto, como es el suroccidente colombiano".

Este artículo hace parte del especial 'Escribiendo una nueva historia', publicado en El Tiempo, como parte de la beca #200AñosEnPaz. Visite el especial completo aquí

¿Qué quiero transformar?

La tarde continúa en la antigua casona del centro de Cali. Las mujeres, las protagonistas de la historia, empiezan a hablar de cómo se sintieron en movimiento, como parte del ejercicio para definirse:

1-Me reconocí. Me sorprendió encontrarme con la cicatriz de mi cesárea.

2-Me daba miedo chocarme con alguien.

3-A mí se me hizo fácil, hasta monté bicicleta.

4- Hace muchos años que no hacía movimientos con mi cuerpo. Sentía que el cuerpo lo necesita, pero a mí me daba pena, de pronto hacer movimientos que fueran vergonzosos. Es que uno se dedica mucho a otras personas, pero se olvida del cuerpo...

La sicóloga de la ACR interviene para explicarles un poco por qué es importante auto reconocerse, ser dueñas de sí. Y luego les reparte un pedazo de cartulina y arcilla, para que cada una moldee algo que sintetice tres preguntas: ¿quién soy yo?, ¿qué quiero transfomar? y ¿qué quiero reconciliar? “Ese va a ser el símbolo que me va a recordar la transformación, la reconciliación”, concluye.

Pasados unos minutos, con sus dibujos terminados, cada una va concluyendo lo que plasmó:

1-Hice una palma, que ha soportado muchas tormentas. Y las raíces sobresalen porque están fuertes, a pesar de las dificultades. Y voy a estar firme venga lo que venga. Voy para adelante.

2-La mía es una mariposa, me siento identificada. Estoy un poco en contradicción, soy fuerte pero sensible. La hice en movimiento porque ella va a alzar vuelo.

3-Me siento feliz, porque a uno le habrán podido quitar todo, pero la vida sigue y mientras tenga vida y salud lo tengo todo. Hice una palomita porque quiero volar, conocer. Y la casita que también quiero alcanzar a tener. También las plantas, que las quiero mucho, porque me dan vida.

4-Esta soy yo, la mujer que se liberó. Muchas veces mojé las hojas de los cuadernos con lágrimas, pero ahora salgo a la calle sonriendo, feliz. Me liberé y este es el camino, ayudar a otras mujeres. Ahora puedo hablar sin llorar. Y he llegado a muchos rincones para decirles que caminemos juntas.

5-Esta es la banda que tapó mis ojos y hoy la dejo atrás. Esta soy yo con un vestido bonito, de flores, como me gustan. A pesar de mis ataduras tengo que lograrlo.

6-La mía es una mariposa que va volando y esta es una escalera en ascenso. Mi lema: insistir, persistir y nunca desistir. No me doy por vencida nunca. Siempre estoy pensando en ayudar a la gente. Y estas flores son para identificarlas a ustedes y a quienes quieren vivir en paz.

Al final, parecen haberse quitado muchos ladrillos de encima. Sus dibujos, sus transformaciones, forman un círculo en medio del salón y se enciende una vela para cerrar la jornada. A muchas les cuesta aún reabrir sus páginas, hablar de sus paréntesis, verbalizar sus momentos más lúgubres… pero poco a poco van venciendo sus miedos. Y aprenden de eso que llaman empoderarse, que no es otra cosa que sentirse seguras, capaces de enfrentar lo que venga, ser orgullosas de su rol como mujer, sentirse iguales, no inferiores, hablar de lo que creen, decir lo que piensan.

Pero quizás la mejor manera de definir lo vivido y lo que aquí se está construyendo, es como lo sintetiza una lideresa del oriente de Cali, oriunda del Pacífico y quien le apuesta a esta experiencia como un peldaño más en el camino de la reconciliación, con perspectiva de mujer:

-Hay muchas cosas qué aprender. Mucho camino aún por recorrer. Pero nos estamos reconociendo. Nos estamos empoderando. Y es así como quizás podamos curar las heridas y salir adelante. Es así como podemos ser mujeres líderes, de verdad, que se levantan y siguen, que aprendieron a hablar y que se reconocen como constructoras de paz

"Con Video Reconciliación estamos resaltando el papel protagónico que tienen las mujeres, como fuente de vida, de protección y construcción de paz”. Muchas de ellas hacen parte del programa ‘Yo no parí para la muerte’, que les da pautas de crianza, en resolución pacífica de conflictos y también en comunicación asertiva": Rocío Gutiérrez,
secretaria de Paz y Cultura Ciudadana de Cali. 

Sobre Video Reconciliación

Para los organizadores de la iniciativa, Video Reconciliación busca generar un cambio positivo en la percepción de las mujeres, los funcionarios, la comunidad y la ciudadanía, que posibilite un ambiente de reconciliación.

“Con este proyecto buscamos el reencuentro para la paz, fortaleciendo escenarios que les permitan reconocer sus diferencias, pero especialmente la esencia que las convoca como mujeres que pese a un pasado de dolor hoy luchan por sanarse y mirar hacia adelante”, dice María Isabel Barón Caviedes, Coordinadora del Grupo Territorial del Valle del Cauca de la Agencia Colombiana para la Reintegración.

La cifra aproximada de beneficiarios indirectos es de 295.803 personas, determinada entre el grupo familiar de las participantes, las comunidades en las que conviven, el equipo técnico y el grupo operativo de instituciones que están involucradas en el proceso.

El documental final será realizado por la directora y creadora de la metodología Video Transformación, Sylvia Mejía; metodología que ha sido trabajada en procesos de liderazgo femenino y temáticas relacionadas con la mujer y la equidad de género. Además, las mujeres participantes tendrán oportunidad de hacer dos documentales (con proceso de rodaje y edición), como parte del ejercicio de aprendizaje.
El video será el reflejo de todo el proceso vivido en esta experiencia y estará enfocado en mostrar un aporte a la reconciliación entre mujeres que estuvieron en lados opuestos del conflicto, y de mujeres que habitan los territorios más vulnerables de la ciudad y ahora deben empezar a convivir juntas.

La experiencia concluye en los primeros meses del próximo año. Una vez terminados los productos (el informe final y el vídeo documental), serán compartidos con autoridades locales y nacionales: la Agencia Colombiana para la Reintegración, Alcaldía de Cali, la Unidad para la Atención y Reparación a Víctimas, el Centro Nacional de Memoria Histórica, entre otras.

*Este artículo se publica gracias a la beca '200 años en paz, storytelling para el posconflicto', apoyada por la Escuela de Periodismo de El Tiempo, la Embajada de Suecia, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y la Universidad de La Sabana.

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