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”Cuando miro hacia atrás me da dolor y cuando miro adelante me da ansiedad. Cuando vives el presente estás más relajado para enfrentar las cosas, hay más tranquilidad. No quiero quedarme en el ayer”, dice Fabiola Perdomo.

"No seré más víctima; hoy soy constructora de paz": Fabiola Perdomo

Fabiola Perdomo habló con El País y contó su experiencia en la delegación que acompañó al Nobel de Paz. ¿Qué le deja el 2016? Ella le responde.

15 de mayo de 2017 Por: Paola Andrea Gómez | Jefe de Información El País

Sanador, reparador, intenso, transformador. Así fue este 2016 para Fabiola Perdomo. Sanador porque escuchó el perdón que tanto necesitaba, por la memoria de su esposo Juan Carlos Narváez y de los demás diputados asesinados por las Farc en cautiverio. Reparador porque los responsables del secuestro que tantas heridas dejó en el Valle del Cauca y en el país vinieron a Cali y rindieron un tributo póstumo a los asambleístas. Intenso porque a los pocos días de ese acto viajó a Oslo a acompañar al Presidente para recibir el Premio Nobel de Paz junto a otras víctimas. Y transformador porque ahora, cerrando ciclos, cambió el dolor por el perdón; siente que le cumplió a la memoria de su esposo y que es hora de pensar más en si misma, tras 14 años de sufrir las consecuencias de una guerra y de trabajar sin descanso como mamá para hacer de su hija Daniela la mujer con que tanto soñaron junto a su esposo. 

De tantas emociones vividas en un año definitivo para ella y para la paz de Colombia; de los sacrificios que le ha dejado ser una de las víctimas más visibles del conflicto, de sus sueños como mujer, de las etapas cumplidas y de sus anhelos hoy como Directora Territorial de la Unidad de Víctimas, Fabiola habló con El País:

Protagonista, en el Nobel

 "Desde el día en que recibí la invitación para hacer parte de la comitiva que acompañaría el Nobel sentí una alegría muy grande.  Cuando llegamos a Oslo fue emocionante reconocer a las otras personas que estaban ahí conmigo: a la líder indígena víctima de violencia sexual (Liliana Pechené), al señor de Bojayá  que perdió 32 personas en la masacre (Leyner Palacios); a la de Antioquia que le mataron a su papá, a dos hijos y a  4 familiares en diferentes momentos (Pastora Mira) y otras víctimas como Piedad (Córdoba), Héctor Abad... Fue un privilegio estar ahí.  

Lo que hizo el Presidente fue ponerle rostro y nombre a las víctimas. Antes las víctimas éramos una fría estadística: ocho millones. Esta fue una oportunidad para entender que las víctimas no están para pedir, sino para dar y ese fue el mensaje: entrega; entregar su dolor por el perdón. 

Las víctimas, de pie

Llegamos a la ceremonia muy puntuales. Había muchos colombianos de países vecinos que viajaron a recibirnos con las banderas. Entramos, cada uno con su identificación. Yo llegué y mi tarjeta me decía que debía sentarme entre Clara (Rojas) e Ingrid (Betancur) cuando entró el Presidente fue muy emocionante; también al escucharlo cuando hizo referencia a las víctimas y nos pidió que nos pusiéramos de pie. Es una sensación indescriptible. Sentí ilusión, pero también  ganas de llorar. Lo único que hice fue mirar hacia arriba, buscando el cielo y decir: 'esto es para ustedes' (a los diputados) y empecé a pasar cada nombre, cada aplauso era para ellos. Sentía que era un homenaje a ellos y a todos los que murieron por el conflicto. Porque nosotros somos sobrevivientes; ellos no volvieron, se quedaron esperando un acuerdo que les permitiera su libertad.  

Yo lloraba y me abrazaba con todos y pensaba qué rico estar ahí, pero el costo es muy grande. Cambiaría todo esto por mi vida de antes; que Daniela hubiera crecido junto a su papá. Pero recibo con resignación lo que la vida y Dios me han dado.  

Fue muy reparador estar ahí porque se logra algo y es que queden en la memoria del mundo las víctimas del conflicto en Colombia. Porque cuando se hable del Nobel, cuando entren al Museo del Nobel van a ver el premio de Juan Manuel Santos que fue dedicado a las víctimas.

"Yo tengo que ser la viuda"

Ser una de las víctimas más visibles tiene sacrificios. Por ejemplo, yo tengo mi vida ahí, llevo 14 años dedicada a este tema y a sacar a mi hija adelante. Y eso también tiene unos costos como que la gente la quiere ver a uno así siempre: en el puestico, sola. Si  salgo a tomarme un café con alguien, entonces la gente habla. Yo tengo que ser la viuda el resto de mi vida, eso es lo que he percibido de mucha gente. Pero creo que ya no quiero ser más víctima del conflicto. Yo ahora quiero ser constructora de paz, del posconflicto. Dar un paso adelante y todo este proceso reparador, haber estado en La Habana, hacer catarsis; haber tenido frente a frente a los victimarios y haberles dicho todo lo que guardamos muchos años, ayuda. Puedo decir hoy que no tengo rabia, ni odio, que tengo un dolor que me va a acompañar el resto de mi vida, pero no odio. 

Aunque todos hemos intentado empezar una nueva vida, uno queda con un compromiso moral de trabajar por la paz. Yo me retiré un tiempo, pero siempre este tema lo busca a uno y siento que es un legado de Juan Carlos que soñaba con la paz de este país y yo le decía que era monotemático. Y al final heredé esa pasión, ese sueño y siento que el mejor homenaje que puedo hacerle a Juan Carlos no es quedarme sola si no trabajar por la paz, por la reconciliación.

La pesada carga de ser mujer

 Siempre he sentido la presión de la sociedad. En las redes sociales, la gente siempre te busca novios, relaciones o te está cuestionando y algo que he aprendido en estos meses es que la gente siempre va a hablar. Yo creo que llegó el momento de pensar en mí. A Juan Carlos lo recordaré el resto de mi vida, lo admiraré por todo. Pero puedo decir ahora que le cumplí, primero, al hacer de Daniela una gran mujer, inteligente, sencilla, capaz; segundo, hablando siempre de él, que su nombre permanezca en la memoria. Y tercero, que sus asesinos le hayan pedido perdón, que hayan orado conmigo pidiendo su descanso eterno. 

Alguien me preguntaba '¿bueno, y usted qué va hacer para rehacer su vida?'. Y yo decía que Dios siempre me pone donde debo estar y siempre me manda lo que necesito o me va a servir. Si no llega nadie es porque quiere que esté sola, pero no con la presión de que por qué tengo que estar sola o qué me da miedo enfrentar. Ya no tengo la prevención de qué van a decir porque ya le cumplí a Juan Carlos. 

Y me preguntaban también cómo me gustaría un hombre y yo  decía que no tengo un prototipo, pero sí tres requisitos. 1. Alguien que respete y entienda mi pasado, porque con quien esté siempre voy a hablar de Juan Carlos 2. Un hombre que me ayude a volar. O al menos me deje volar, con mis sueños. 3. Uno que me sorprenda. Odio los predecibles, uno impredecible positivo que te sorprenda como Juan Carlos, con una serenata y no es que esté buscando otro Juan Carlos, pero siempre me han gustado los hombres que te sorprenden con cosas bonitas, que te haga sentir especial. No sé si exista, pero si existe Dios me lo tendrá guardado, si no igual quiero vivir el hoy. 

La aprobación de Daniela

 Daniela está feliz. Y ella está en esta misma tónica. Decidió salir con sus amigos, empezó a encontrarle sentido a la vida. Me dijo 'me voy a estudiar a Bogotá y no quiero que te quedes sola mamá'.

La sociedad te señala mucho. Tu  puedes ver hombres que se quedan solos porque su mujer murió y al año ya tienen a alguien y nadie les dice nada...  Hoy de lo que me estoy enamorando es de trabajar por la paz, ya no desde mi dolor si no desde la entrega; ya no de pedir verdad o respuestas; ahora quiero entregar, cómo vamos a acompañar a las víctimas para que sean reconocidas, para que tengan oportunidades.

He tenido oportunidades y sentirse útil ayuda a reparar más rápido. La mayor responsabilidad que tenemos es  trabajar por la reconciliación.

El perdón sana

Como víctima estás esperando verdad, que el Estado te repare, pero como constructor de paz estás dispuesto a dar, a entregar a esas personas que no tienen. ¿Qué me gustaría entregar? el tema del perdón individual. 

Si las víctimas entendieran lo que sana perdonar, muchos estarían hoy perdonando. Le encuentras sentido a la vida. Y eso es lo que quiero, trabajar el  perdón con las víctimas y con la sociedad, el tema de la reconciliación.

Varias familias de los diputados hicimos un trabajo muy fuerte con la Fundación el Arte de Vivir durante tres meses. Trabajamos respiración y meditación como un instrumento para contrarrestar el trauma.  

Aprendimos que cuando respiras empiezas a tranquilizarte. Mi hija lleva dos meses, sin parar, haciendo meditación en las noches. Cada vez que está estresada, medita y se nivela. Es sentir la respiración, disfrutar cada cosa. Por ejemplo, nos ponían a comer una uva y nos decían: se va a demorar un minuto comiéndola y entonces entendíamos qué tener paciencia es disfrutar la vida, cada cosa. Como disfrutamos la experiencia que nos puso la vida en Oslo, donde conocimos gente maravillosa. La gente no entiende la dimensión de esto (el Premio Nobel) por los celos políticos,  la mezquindad, porque odia, pero en el futuro las consecuencias positivas para el país van a ser enormes. Y fue una experiencia sanadora y que le cambia a uno la vida. 

¿El fin de un ciclo?

 ¿Que si este es el cierre de todo el trabajo en memoria de los diputados? Lo que sé es que los hijos se están organizando y los más grandecitos están orientando a los pequeños.  Por ejemplo, en estos días estaban grabando en la Universidad del Valle un documental con los hijos de los diputados y cada uno contaba la historia. Yo la veía (a su hija Daniela) a lo lejos y pensaba "estoy entregándole a mi hija un legado".  

Esa nueva generación quiere liderar y apostarle a la construcción de ese nuevo país. El dolor transforma, quién no se transforma con el dolor está condenado a repetirlo. 

Unidad de Víctimas

"Cuando llegué aquí (a la Dirección Territorial de Víctimas) no entendía, pensé Dios me puso aquí por algo y ha sido sanador escuchar historias mucho más dolorosas que la mía. En el Valle hay 535.124 víctimas. Este año se repararon 2.177, eso equivale a $18000 millones. Con recursos del Estado, de las Farc y la comunidad internacional continuará la reparación hasta el 2021".



 

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