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Hasta el momento no hay cifras exactas sobre cuántos milicianos tienen las Farc ni tampoco se sabe dónde están y si están armados o no. | Foto: Foto: Fotolia | El País

FARC

Los milicianos: el enigma que las Farc aún no resuelven

Solo se sabrá cuántos son cuando termine el registro ante Naciones Unidas. Sectores dudan de que entreguen las armas.

19 de marzo de 2017 Por: Jessica Villamil Muñoz | Reportera de El País 

En la tercera semana de febrero Colombia supo por fin cuántos combatientes tenía la guerrilla de las Farc: 6900 hombres y mujeres llegaron a las 26 zonas veredales transitorias de normalización.

Pero allí no terminó el enigma sobre el número de personas que en realidad conforman la organización subversiva que, después de 50 años de lucha armada, comenzó su tránsito a la legalidad, pues aún falta por resolver cuántos milicianos hay, dónde están, si tienen armas o no, cuándo las van a entregar y otras tantas inquietudes que pocos se atreven a contestar.

En el Acuerdo Final de Paz firmado en noviembre en el Teatro Colón, la palabra milicia aparece en dieciseis oportunidades: la mayoría, en protocolo de Cese el Fuego Bilateral y de Hostilidades Definitivo; dice que deben dejar las armas, cómo debe ser el protocolo de desplazamiento, cómo sería su tránsito a la legalidad y hasta qué cosas no les puede hacer el Gobierno.

El alto comisionado de Paz, Sergio Jaramillo, explica que el primer paso es el registro de los milicianos y que para ello se “establecerá un procedimiento expedito para el tránsito a la legalidad”.

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Y como muchos dudan de la claridad del proceso porque los integrantes de las estructuras urbanas no llegaron a las zonas veredales, Jaramillo dice que “no tenía sentido meter a todos los milicianos a las zonas, cuando están en sus casas en pueblos y en fincas”.

Sin embargo, insiste en que deben registrarse y certificarse en las zonas veredales que les corresponda porque ese es el acuerdo: “El Gobierno debe tener toda la información sobre dónde están”.

Agrega que lo importante es que den rápido el paso a la legalidad y comiencen su proceso de reincorporación, eso sí, antes del día D+180, es decir, el 1 de junio.

¿Pero después de estar en la clandestinidad durante años, los milicianos de las Farc van a aceptar que sus identidades estén en la lista de la historia del conflicto armado del país y que sus datos básicos sean de libre acceso para las autoridades?

310 guerrilleros harán pedagogía de paz en las veredas y municipios del territorio nacional.

Para el representante a la Cámara del Centro Democrático, Santiago Valencia, la desmovilización de las Farc es una farsa.

“No habrá una guerrilla 100 % desmovilizada, sino que además van a tener un brazo armado con la plata del narcotráfico”, dijo en el Congreso, haciendo alusión a los hombres de las Farc que estarán en la Unidad Nacional de Protección como escoltas y también a los milicianos.

Y es que para la mayoría no importa en qué bando estén —oposición u oficialismo— la tarea de “censar” a milicianos no es tan sencilla.
John Marulanda, analista en seguridad y defensa, se pregunta: “¿Si nadie sabe quiénes son y dónde están, para qué se van a enredar con la justicia?”.

Añade que las redes de la milicia van a seguir en la sombra haciendo labores de inteligencia y comunicación. “¡Ni tontos que fueran! Ellos van a ser la red de apoyo del nuevo partido político que surja de la desmovilización de las Farc”.

El experto sostiene que, según sus estudios, el promedio de milicianos sería de dos o tres por cada guerrillero “encuadrillado”, es decir, por cada hombre en la selva. Así las cosas, habría unos doce mil milicianos (o hasta 20.000) si se tiene en cuenta que a las zonas veredales llegaron 6900 hombres y mujeres.

Marulanda también indica que por cada miliciano hay un arma corta y una granada y que si no se hace bien el proceso de registro quedarán flotando unas catorce mil armas de fuego en la ilegalidad.
Pero Jairo Libreros, especialista en seguridad ciudadana, dice que esa operación aritmética “es una locura”.

Asegura que no solo en Colombia sino en todo el mundo el apoyo logístico de la subversión en las ciudades no tiene soporte en los organismos de seguridad y mucho menos en la Fiscalía: “No creo que por cada miliciano haya tres guerrilleros y menos que sea mayor el número de hombres y mujeres en las ciudades al de combatientes en terreno”.

Para él, hay que partir de la “buena fe” de las Farc al momento de identificar a sus militantes y recuerda que antes de que se firmara la paz se hablaba de más de ocho mil combatientes y que finalmente a las zonas veredales no llegaron ni siete mil.

Admite que “lamentablemente” en este tipo de procesos terminan involucradas las familias de los guerrilleros para recibir los beneficios económicos, judiciales y asistenciales por cuenta de la desmovilización y que el argumento de no “enredarse con la justicia” es valedero.

Pero —asegura— los problemas después de una desmovilización son —como en el caso de IRA (grupo subversivo irlandes) o ETA (organización terrorista española)— porque muchos milicianos, para no ser identificados, optaron por la clandestinidad, pero tan pronto iniciaron las investigaciones quedaron al descubierto y se complicó su situación.

140 armas de los guerrilleros de las Farc que hacen parte del Meca-
nismo de Monitoreo y Verificación ya fueron entregadas a la Misión de Naciones Unidas.

Precisamente Ariel Ávila, analista de la Fundación Paz y Reconciliación, explica que quien al final no esté en el registro de estructuras urbanas sencillamente no tendrá tratamiento como tal y será juzgado con la justicia ordinaria, entonces “si por inteligencia militar o de Policía se logra detectar que participó en un atentado y no se registró, le cae todo el peso de la ley”.

A su manera, refuerza lo dicho por el Alto Comisionado de Paz sobre las razones por las cuales los milicianos no ingresaron a las zonas: las zonas veredales no estaban adecuadas ni tenían espacio para tanta gente porque podrían ser siete mil personas más.

Además, muchos de ellos no son como los milicianos que se ven en el Cauca. “La mayoría son estudiantes universitarios, tienen trabajos estables y esa exposición les puede dañar la vida. Ellos van a entrar bajo el mecanismo de listas, pero si no tienen crímenes de lesa humanidad serán indultados y ya. No es que se esté jugando por debajo de la mesa, como dicen algunos, y así se ha hecho en otros procesos del mundo”, explica el investigador.

‘Iván Márquez’, vocero de las Farc, fue más contundente en una entrevista con Yamid Amat: “Las armas de los milicianos ya están prácticamente en la zona. Estamos haciendo el listado porque hay un interés particular del Ejército por conocer el historial de los milicianos y no tenemos ningún inconveniente, se los vamos a suministrar”.

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