Política
¿Qué pasará con el Centro Democrático sin su jefe Álvaro Uribe Vélez?: analistas exponen sus posturas frente al futuro del partido
Algunos dicen que tendrían buenos resultados en el Congreso, pero no en la presidencial.
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3 de ago de 2025, 12:53 p. m.
Actualizado el 3 de ago de 2025, 12:53 p. m.
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La sentencia contra el expresidente Álvaro Uribe, a 12 años de prisión domiciliaria por los delitos de soborno en actuación penal y fraude procesal, pondría en serios aprietos al Centro Democrático (CD), partido del cual es su jefe natural, de cara a las elecciones al Congreso y la Presidencia en 2026.

Así lo han señalado algunos analistas que advierten que si bien la condena es de primera instancia, la cual se espera sea apelada por la defensa del exmandatario el 11 de agosto ante el Tribunal Superior de Bogotá, ya hay unas afectaciones graves para esta organización política que esperaba llegar fortalecida a las urnas.
Sobre el tema, John Mario González, analista político e internacional, afirmó que si bien ha habido solidaridad de varios sectores políticos hacia el expresidente Uribe, “creo sin duda que la condena terminará por afectar las perspectivas políticas y electorales del Centro Democrático”.
Dijo además que “este partido se apresta a repetir, incluso agravada, la situación de 2022 cuando Uribe y su colectividad no podían manifestar abiertamente a qué candidato presidencial apoyaban porque terminaban por afectarlo”.
Para el analista, en el CD parece ocurrir una situación extraña y es que hubo un crecimiento exponencial natural de Miguel Uribe (víctima de un atentado), pero esa favorabilidad no luce transferible a ningún otro candidato del partido. “Incluso, parece que los otros candidatos se desvanecieron”, comentó González.
Agregó que en el evento de la imposibilidad de la candidatura de Miguel Uribe, ve en muchas dificultades al Centro Democrático, incluso en sus perspectivas electorales para el Congreso. “Sin duda entonces que, de confirmarse la predicción, el voto uribista buscaría apoyar a otros candidatos de la derecha, aunque el problema es que la derecha la veo atomizada y sin un discurso o un proyecto que enamore”, expresó el analista.

Por su parte, Yann Basset, director del Grupo de Estudios de la Democracia de la Facultad de Estudios Internacionales, Políticos y Urbanos de la Universidad del Rosario, dijo que no hay que exagerar demasiado los efectos políticos electorales que pueda tener el juicio Uribe.
Porque, según sostuvo, los uribistas convencidos, de todos modos dirán que todo es un complot contra Uribe, y los antiuribistas convencidos, se sentirán reivindicados de cierto modo por el fallo, pero finalmente “nadie cambiará de opinión”, afirmó.
“Digamos, además, que como el expresidente Uribe apelará, pues el asunto pasará del centro de la actualidad y hablaremos rápidamente de otra cosa”, sentenció.
Para el especialista, la condena tiene una gran importancia simbólica para la historia del país, pero no una incidencia electoral tan obvia, por el momento.
“Si la va a tener, diría que depende también de la actitud del partido, yo creo que el juego del CD no debería ser poner este asunto en el centro de su discurso porque no creo que le pueda ir muy bien con esto”.
Al contrario, Basset dijo podría convertirse en una trampa para el partido encerrarse en este discurso, cuando “lo que le serviría para posicionarse en las elecciones del año próximo es, sobre todo, centrarse en las críticas del gobierno de Gustavo Petro, que es la cosa que realmente está en el centro de la actualidad y que interesa al electorado”.
Destacó que una de las ventajas del CD es que se trata de una organización sólida, lo que le ha permitido sobrevivir a su derrota de las elecciones pasadas, con una implantación territorial fuerte y unos cuadros importantes. “Eso es lo que soporta su fuerza”, aseguró.

Para el docente, si bien la figura de Álvaro Uribe lo cohesiona de cierto modo, aunque ya está un poco retirado de la vida política, el gran problema del partido, que tiene que resolver, es la falta de un liderazgo consensual y de un candidato a la presidencial de 2026.
“Ahí hay varios precandidatos y la verdad no hay uno que sobresalga particularmente, y hay un riesgo de que el Centro Democrático se vea otra vez desplazado de la elección presidencial por otro candidato de la derecha como había ocurrido en 2022”, subrayó Basset.
Por eso, las apuestas no están tan claras, pues aunque cree que le va a ir bien en las elecciones legislativas, esto no es tan obvio en el caso de la elección presidencial. “Eso dependerá de si logra o no hacer emerger una candidatura; parece que no le apuesta a la consulta en octubre, pero si no es así, tendrá que pensar en otro mecanismo para tratar de entrar lo más rápidamente posible en la carrera con un candidato cohesionado”.
No obstante, reconoció que hay “un vacío de liderazgo” después de la salida de Uribe.
En concepto de Jorge Iván Cuervo Restrepo, docente e investigador de la Universidad Externado de Colombia, ambas situaciones, el atentado a Miguel Uribe, como la condena al expresidente Uribe, le van a servir al Centro Democrático para cohesionarse mucho más y cohesionarse con sus bases electorales. “Eso le va a facilitar de alguna manera armar más fácilmente las listas al Congreso”.
Sin embargo, aclaró, que es un hecho que el factor determinante de cómo se arman esas listas lo define en últimas Uribe, pero él está enredado en su defensa ante la segunda instancia.
“Digamos que quizás puede perder un poco el control frente al tema de la conformación de listas al Congreso, pero habría que ver si, en medio de las dificultades, termina imponiendo su criterio y voluntad como ha sido hasta ahora”.

Lo otro, anotó, es lo relacionado con la candidatura presidencial, pues como se ve en las encuestas, ninguno de los precandidatos del CD tiene mayor aceptación, afirmó.
“Creo que lo de Miguel Uribe en la última encuesta es episódico y es más un gesto de solidaridad o de rechazo mismo al atentado, pero no sabemos cómo va a estar él de salud para una campaña, entonces ahí hay mucha incertidumbre”.
Ahora bien, el analista sostuvo que hacer de esto una causa de ‘lawfare’ o de persecución política “no creo que lleve a alterar considerablemente las preferencias electorales, las cuales están muy claras hoy con un proyecto de izquierda progresista que se siente con la fuerza de continuar en el poder, un centro que quiere sacar la cabeza un poco y una derecha que, con los dos hechos mencionados, siente que puede tomar un nuevo aire frente a eso”.
Efectos muy fuertes
De otro lado, Jairo Libreros, consultor y analista político, aseguró que la decisión contra Uribe sí va a tener efectos políticos “muy duros”.
Por eso esta situación, argumentó, obliga a que el Centro Democrático tenga dos estrategias: una para el Congreso y la otra, a la presidencia.
La primera estrategia, enfatizó, se concentrará en fortalecer las apuestas al legislativo mediante la presentación de listas cerradas, tanto al Senado como a las diferentes circunscripciones de la Cámara de Representantes.
“El motivo es muy sencillo y está atado a la condena de Uribe, lo que el CD va a explotar, pero no en términos de victimización, es el descontento que existe socialmente en contra de la administración de Gustavo Petro, incluyendo el tema de la sentencia”.
Porque, según señaló Libreros, hay muchas personas en los principales centros urbanos, que consideran que sí hay un lazo entre la administración Petro y la sentencia que recibió Uribe Vélez.
“Pero, a diferencia de lo que va a ocurrir en el Congreso, creo que salen muy golpeados en las presidenciales, porque de los cinco candidatos que tiene Uribe, el único que era viable, era el senador Miguel Uribe, quien se encuentra con pronóstico reservado en una clínica, sus otros cuatros candidatos no despegan”, precisó.
De igual forma, Álvaro Benedetti, consultor político internacional, precisó que de acuerdo cómo se construya el relato frente a lo que está pasando con Uribe, esto puede funcionar para perjudicar o para catapultar al partido.

“El expresidente Uribe podría perder fuerza y obviamente el Centro Democrático, si más allá de la condena no logran unificar narrativas o tener una narrativa más bien de unidad de país, que es lo que al final sí logra Petro”.
Sobre el tema, el representante a la Cámara, Juan Espinal, afirmó que no se van a dejar arrinconar como partido tras el atentado a Miguel Uribe y ahora la condena contra Uribe Vélez.
“Estoy completamente convencido de que el próximo año, en las elecciones de marzo y a la presidencia, los colombianos, incluso los que no son uribistas, se van a solidarizar con nosotros en las urnas”, enfatizó.
Afirmó que “le vamos a demostrar a los colombianos y a la comunidad internacional que esto no es nada más que una persecución política liderada por el presidente Gustavo Petro y por el senador Iván Cepeda, que además ya es candidato presidencial; o sea, el trofeo fue ser candidato presidencial, todo completamente orquestado desde el punto de vista político”, puntualizó.
Antecedentes del caso Uribe
El proceso contra el expresidente Álvaro Uribe surgió tras las investigaciones del senador Iván Cepeda sobre los supuestos vínculos entre el exmandatario y grupos paramilitares en Colombia.
Cepeda presentó en 2012, parte de estos hallazgos en un debate en el parlamento, entregando testimonios de paramilitares como Salvatore Mancuso y Juan Guillermo Monsalve, quien fue administrador de la hacienda Guacharacas, propiedad de los Uribe Vélez y que después se convirtió en el testigo estrella en el proceso en contra del expresidente.
En el 2014, Cepeda realizó un segundo debate en el Senado, donde amplió las acusaciones y presentó más testimonios de exparamilitares contra Uribe y su hermano, Santiago Uribe.
Uribe, en ese momento senador de la República, lo acusó ante la Corte Suprema de Justicia por manipulación de testigos. En el 2018 el alto tribunal archivó la investigación contra Cepeda, pero encontró indicios de que Uribe y su abogado, Diego Cadena, habrían intentado influir en testigos para desacreditar a Cepeda. 12 años después Uribe fue condenado.

Periodista de la Universidad del Valle con casi 30 años trabajando en medios impresos como El Espectador y El País, y desde hace unos años he incursionado en periodismo digital.
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