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Con juegos y bajo el lema ‘La Calle es Nuestra’ los niños del Distrito de Aguablanca hablan de paz, reconciliación y valores. | Foto: Foto: especial para El País

PROCESO DE PAZ

La 'alfombra mágica' que construye paz en el oriente de Cali

Miguel Ángel Durango y sus amigos combaten con lúdica la violencia y enseñan valores a niños en el oriente de la ciudad.

13 de abril de 2017 Por: Redacción de El País 

Miguel Ángel Durango Gutiérrez, es hasta ahora el único joven caleño ganador del premio de la Fundación El Nogal ‘Los jóvenes y la reconciliación’, que promueve diálogos, debates y propicia la reflexión de valores y principios en los ciudadanos en el posconflicto colombiano.

A sus 28 años es graduado de Literatura de la Universidad del Valle e hizo una especialización en temas de reconciliación, derechos humanos y cultura ciudadana en España, que fue parte del premio otorgado por la Fundación El Nogal, en el año 2014.
Actualmente esa fundación realiza la jornada ‘Nacimos Pa’ Semilla’ en busca de jóvenes con propuestas de paz y reconciliación, donde Miguel expone el proyecto que desarrolla en el distrito de Aguablanca.

Miguel Ángel fue criado en el barrio El Poblado I al oriente de Cali, de ahí mismo surgió la idea de tomar acción para combatir la violencia en su entorno. “En el barrio nos decían que no podíamos pasar de un lado a otro porque las pandillas se apropian los territorios, entonces pensamos ¿por qué no nos tomamos la calle también, pero para hacer cultura y no enemigos”, cuenta Miguel.

Para eso, junto a otros siete jóvenes crearon hace cuatro años ‘Alfombra mágica’ una fundación dedicada a jugar con los niños, para que a través del juego conozcan los valores y se rompan las barreras invisibles en el Oriente.

Rosa Doris Huertas es profesora de Artes e Inglés para los niños; Miguel Ángel Anacona es la vena artística del grupo con su hip hop, además es artesano en guadua; Karen Grisales es estudiante de Historia; Frederman Carrero es sociólogo; Ángel González, es estudiante de Artes Visuales; Elizabeth López, es estudiante Ingeniería Ambiental; Mayra Saavedra es Artista Plástica y Miguel Ángel Durango, profesor de literatura.

“La calle es el escenario del aprendizaje, es un espacio libre que empezamos a ver como nuestro, como propio, es un espacio para la creatividad, para la resolución de conflictos, donde el vecino puede hablar con el otro sin gritarse, donde los niños se hacen amigos”, dice Miguel.

Los espacios de aprendizaje son literatura, fotografía, danza, pintura y la radio. Ya tienen una emisora llamada ‘Utopía Radio’, un lugar liderado por los mismos niños donde cuentan el funcionamiento del barrio, desde el momento que sale todas las mañanas el vendedor de mazamorra, la señora que vende flores o hasta la vecina que sale a regañarlos.

Para realizar todas esas actividades, cierran las calles con letreros que dicen: “Disculpe que lo incomodemos estamos jugando pero también aprendiendo”, o “en esta calle no nos hace falta ningún niño pase con cuidado”.

Se enfrentaron muchas veces a vecinos que les pedían que abrieran la calle para poder pasar sus carros o motos. “Hasta mis papás al principio me decían que esto no servía, que más bien me dedicará a trabajar, pero después vieron que nos hemos ganado dos premios (Premio Cívico por una Ciudad Mejor y el de la Fundación El Nogal) vieron que las actividades han cultivado cultura a los niños”, cuenta Miguel.

Varios de esos niños que han aprendido y cultivado cultura a través de los juegos son los tres hermanos menores de Miguel, Alayha, Isabella y Óscar, en especial su hermanita menor Alayha, que desde los 5 años ha estado involucrada con todas las actividades y ahora ya más grande piensa en seguir replicando lo aprendido.

Hasta el momento ya han realizado una exposición en el parque longitudinal, fue un trabajo de seis meses donde los niños a través de fotografías y la literatura, plasmaron la ciudad como ellos la ven.
“Acercarse a ellos a través del juego abre la puerta para conocer sus inquietudes y entramos en el lenguaje de los niños para buscar entender cómo ellos conciben el mundo”; dice Miguel.

Así logran el objetivo de dialogar con el niño, saber que siente sobre su entorno, y entender la narrativa que los rodea. Los niños ven como vale la pena todo el trabajo que realiza Miguel y sus compañeros, por ejemplo, el año pasado Miguel tuvo la oportunidad de presentar todo su trabajo con los niños en Unicef de España y eso lo reconforta para seguir trabajando.

Por ahora ellos se reúnen en el centro comunitario de Aguablanca y trabajan no solo en el Poblado, también en El Vergel, Mojica y Comuneros, no más el año pasado llegaron 200 niños, “este año esperamos más pero también necesitamos recursos y en eso estamos trabajando”, dice Miguel.

Tenga en cuenta: 

El premio sobre reconciliación y paz es lanzado en el año 2013 y es bienal, hasta ahora ya lleva dos versiones.

La idea es promover la participación de los jóvenes en el año 2018.
Hasta ahora ya se tiene un banco de datos con más de 330 iniciativas.
Todas las iniciativas vienen de más de 25 departamentos de Colombia.
Hasta el momento ya se han premiado 23 jóvenes.

Para participar deben tener entre 14 y 28 años, sin importar el estrato ni género.

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