¿Y el respaldo?

Hace siete años cuando Satoshi Nakamoto, seudónimo con el que se conoce al creador del Bitcoin, sacó la primera emisión de esas monedas virtuales, su valor no alcanzaba un dólar.

Hoy, quien haya invertido en unas cuantas de ellas puede tener una fortuna enorme, si se tiene en cuenta que la unidad pasó de valer US$1.000 en enero de este 2017 a cotizarse hace tres días en US$18.010.

Ese es sin duda el negocio financiero más importante del que se tenga registro, con dimensiones hasta ahora desconocidas.

La pregunta es dónde está el respaldo, como el que sí da el papel moneda que emiten los Estados con todo el rigor del caso, para asegurar que esa burbuja no se desinfle en cualquier momento, arrasando con el capital o los ahorros de quienes han invertido en la criptomoneda.

El mercado de bitcoins es un fenómeno especulativo enorme en el que, tal como sucede con las llamadas pirámides, los últimos que entren serán los más perjudicados y quienes mayores cantidades de dinero pierdan cuando éste se derrumbe.

Por eso hay que insistir en las advertencias para aquellos que quieran participar en el negocio de las monedas virtuales, para que tengan en cuenta que se trata de un sistema frágil, que no es confiable y que, les digan lo que les digan, no cuenta con ninguna clase de respaldo sólido.