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Vandalismo puro

Que a los hinchas de un equipo de fútbol no les guste el manejo que le dan sus directivos, estén en desacuerdo con la actuación del técnico, les molesten las actitudes de los jugadores y discrepen con el arbitraje, es lo normal en un deporte que despierta pasión y exalta las emociones.

12 de diciembre de 2019 Por: Editorial .

Que a los hinchas de un equipo de fútbol no les guste el manejo que le dan sus directivos, estén en desacuerdo con la actuación del técnico, les molesten las actitudes de los jugadores y discrepen con el arbitraje, es lo normal en un deporte que despierta pasión y exalta las emociones.

Se entiende dentro de ese contexto la inconformidad que han sentido los hinchas del Deportivo Cali luego de que su equipo fuera eliminado en cuartos de final de la Liga Águila II del fútbol profesional colombiano.

Por ello tienen derecho a reclamar por lo que consideren malas actuaciones o decisiones erradas y a exigir que se realicen los correctivos para garantizar que al equipo le vaya mejor en la próxima temporada.

Ese descontento, sin embargo, no les da la potestad a unos cuantos aficionados para que realicen protestas violentas como las que realizaron el martes pasado frente a la sede del Deportivo Cali.

Además de gritar arengas y bloquear una vía principal, apedrearon el edificio y pretendieron entrar a la fuerza.

No contentos con ello y luego de que la Fuerza Pública los dispersara, unos cuantos se trasladaron a los alrededores donde dañaron vehículos, atacaron locales comerciales y sembraron el pánico.

Esa no es la protesta pacífica de unos aficionados, es el vandalismo que se aprovecha del interés por los equipos del fútbol para hacer de las suyas y que tiene que ser sancionado para que no se repita.

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