Seguridad para el Pacífico

Para la mayoría de comunidades del Pacífico, el mar es la ruta para comunicarse, para comerciar, intercambiar sus bienes y atender sus necesidades.

Ahí también se enfrentan a un enemigo más agresivo que los fuertes oleajes y más peligroso que los vendavales que azotan al litoral.

Es la piratería, un mal que se denuncia con frecuencia y causa daños, además de sembrar el miedo y reclamar la atención del Estado.

Los hechos más recientes sucedieron la semana anterior cuando se presentaron tres atracos a embarcaciones de cabotaje: una que se dirigía de Guapi a Buenaventura, otra que salió de El Charco, en Nariño, y la tercera que viajaba desde el Valle hacia Chocó.

Los piratas abordaron las motonaves, robaron a los pasajeros y se llevaron mercancías por $250 millones de pesos.

Si bien se debe reconocer el trabajo que adelantan la Armada Naval y la Dirección General Marítima para vigilar el Pacífico colombiano, evitar estos hechos y perseguir a los culpables, lo que ha llevado a disminuir la cantidad de robos en los años recientes, el mal aún no se ha podido erradicar.

Por ello hay que pedir que se refuerce la seguridad y se proteja las embarcaciones, como lo piden los transportadores, los usuarios y las comunidades.

El Pacífico no puede seguir a merced de las bandas delincuenciales que afectan el transporte marítimo.