Secuestro increíble

En Colombia pasan cosas tan extrañas como que servidores públicos, en este caso soldados y policías que adelantaban la erradicación de cultivos ilícitos y combatían el narcotráfico, sean secuestrados.

Ocurrió el martes en zona rural de Tibú, en el Catatumbo, donde 180 soldados de la Segunda División del Ejército que se dedicaban a esas labores fueron rodeados y secuestrados por 600 personas que los retuvieron durante tres días.

Entrenados para proceder con cautela para evitar confrontaciones con la comunidad, ni los contingentes secuestrados ni las Fuerzas Armadas respondieron a esa afrenta.

Lo que sí demuestra este hecho es la cantidad de personas que en Colombia están involucradas en un negocio ilegal que tanto daño ocasiona.

Por eso hay que perseguir el narcotráfico y actuar contra todos los frentes del que es el principal causante de la violencia en el país, que además genera el combustible para toda clase de delitos y comportamientos antisociales en el territorio nacional.

Bajo ningún aspecto se puede retroceder en la obligación de acabar con el que es el mayor enemigo de la Nación y origen de sus peores males, porque de lo contrario el país no tendrá futuro.

El secuestro de los soldados es un hecho inaceptable en cualquier sociedad democrática y respetuosa de las leyes.