Protección para los Farallones
Tan grave como el daño que se causa a las quebradas que abastecen de agua, o los socavones que la minería ilegal le abre a la tierra o las intenciones de parcelar en zona de reserva natural, es la ineficiencia para controlar lo que sucede.
Minería ilegal, guaquería, contaminación de fuentes de agua, invasiones, construcciones ilegales.
Esa es parte de la lista de males que aqueja a Pico de Águila, arriba de Pance y dentro del Parque Nacional Natural Farallones, la reserva ambiental más grande del Valle que debería estar protegida y su conservación garantizada.
Pero no, las evidencias de las actividades ilegales en el sector quedaron documentadas en el informe publicado por El País.
Tan grave como el daño que se causa a las quebradas que abastecen de agua, o los socavones que la minería ilegal le abre a la tierra o las intenciones de parcelar en zona de reserva natural, es la ineficiencia para controlar lo que sucede.
No basta con saber qué pasa en Pico de Águila o en corroborar que sí se adelantan prácticas prohibidas.
Hay que encontrar a los responsables, judicializarlos y penalizarlos por lo que hacen, y para ello las entidades encargadas de vigilar y proteger los Farallones deben actuar de manera coordinada.
Es responsabilidad de la Nación, del Valle y de Cali conservar esa gran reserva natural donde nacen seis de los siete ríos caleños y otra veintena de afluentes hídricos que abastecen al suroccidente del país, que además alberga una riqueza incalculable en fauna, flora y recursos ambientales.
Por su parte los caleños y vallecaucanos deben mantener los ojos vigilantes, para denunciar lo que sucede en Pico de Águila y exigir a las autoridades que cumplan con su trabajo de cuidar los Farallones y resguardar el patrimonio más grande e importante que tiene la región.