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Protección para los Farallones

Tan grave como el daño que se causa a las quebradas que abastecen de agua, o los socavones que la minería ilegal le abre a la tierra o las intenciones de parcelar en zona de reserva natural, es la ineficiencia para controlar lo que sucede.

30 de septiembre de 2019 Por: Vicky Perea García

Minería ilegal, guaquería, contaminación de fuentes de agua, invasiones, construcciones ilegales.

Esa es parte de la lista de males que aqueja a Pico de Águila, arriba de Pance y dentro del Parque Nacional Natural Farallones, la reserva ambiental más grande del Valle que debería estar protegida y su conservación garantizada.

Pero no, las evidencias de las actividades ilegales en el sector quedaron documentadas en el informe publicado por El País.

Tan grave como el daño que se causa a las quebradas que abastecen de agua, o los socavones que la minería ilegal le abre a la tierra o las intenciones de parcelar en zona de reserva natural, es la ineficiencia para controlar lo que sucede.

No basta con saber qué pasa en Pico de Águila o en corroborar que sí se adelantan prácticas prohibidas.

Hay que encontrar a los responsables, judicializarlos y penalizarlos por lo que hacen, y para ello las entidades encargadas de vigilar y proteger los Farallones deben actuar de manera coordinada.

Es responsabilidad de la Nación, del Valle y de Cali conservar esa gran reserva natural donde nacen seis de los siete ríos caleños y otra veintena de afluentes hídricos que abastecen al suroccidente del país, que además alberga una riqueza incalculable en fauna, flora y recursos ambientales.

Por su parte los caleños y vallecaucanos deben mantener los ojos vigilantes, para denunciar lo que sucede en Pico de Águila y exigir a las autoridades que cumplan con su trabajo de cuidar los Farallones y resguardar el patrimonio más grande e importante que tiene la región.

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