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En marzo, el presidente Biden renovó su llamamiento al Congreso para que prohibiera las armas de asalto
En marzo, el presidente Biden renovó su llamamiento al Congreso para que prohibiera las armas de asalto | Foto: REUTERS

Molino de papel

¿Hasta cuándo?

Como siempre, se podría argumentar que se trata de un caso aislado, pero lo cierto es que esas masacres parecieran obedecer a un patrón recurrente.

27 de octubre de 2023 Por: Editorial

Veintidós personas asesinadas es el saldo parcial del nuevo tiroteo masivo que hoy enluta a los Estados Unidos, el segundo con mayor número de víctimas en los últimos años, después del ocurrido en Las Vegas en 2017.

Esta vez ocurrió en Lewiston, en el Estado de Maine, y como siempre pasa, se reabre el debate sobre la Segunda Enmienda, que permite a cualquier ciudadano estadounidense tener armas y comprarlas libremente, incluso las de más alto calibre, con los mínimos requisitos, siempre bajo la premisa de la seguridad y la legítima defensa.

Los hechos sucedieron en la noche del miércoles cuando un instructor de armas de 40 años, identificado como Robert Card, militar en reserva y quien estuvo internado en un centro psiquiátrico, abrió fuego dentro de un restaurante y en un local de bolos, para luego darse a la fuga.

Como siempre, se podría argumentar que se trata de un caso aislado, pero lo cierto es que esas masacres parecieran obedecer a un patrón recurrente.

Solo en este 2023 han ocurrido 500 casos similares, en los que decenas de víctimas inocentes son atacadas en lugares públicos, escuelas, supermercados o universidades, en cualquier ciudad del país norteamericano.

Pero ni siquiera esas cifras y las miles de muertes causadas cada año han servido para que se dé el debate legislativo urgente, que demanda buena parte de la población, sobre la tenencia de armas en Estados Unidos, como si las vidas perdidas y las que se perderán en esas matanzas importaran menos que el derecho a tener un arma.

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