El drama del Chocó

El drama que hoy viven 1640 indígenas del Chocó, cercados y confinados en cuatro veredas del municipio de Juradó como consecuencia de los enfrentamientos entre organizaciones criminales, es el reflejo de un departamento abandonado a su suerte, en el que el Estado no cumple con su deber esencial de proteger a la población.

Desde hace un mes los integrantes de 11 comunidades indígenas están en medio de la guerra que se han declarado el ELN y el Clan del Golfo en su afán de hacerse al control de un territorio que les da acceso fácil al Pacífico, por donde mueven sus negocios ilícitos del narcotráfico y de la minería ilegal.

Lo hacen aprovechando la ausencia del Estado, que se refleja en la incapacidad de las autoridades para controlar ese rincón de la geografía nacional, como es su deber.

El resultado es el desplazamiento forzado de un millar de indígenas, mientras cerca de 700 han quedado atrapados en sus tierras, rodeados de minas antipersona, amenazados por esos grupos criminales y sin posibilidad de salir, conseguir alimentos o recibir atención médica.

Es la grave crisis que no se soluciona sólo con ayudas humanitarias, porque se repetirá en Juradó, en el resto del Chocó o en cualquier lugar del Pacífico colombiano mientras la región siga sometida al abandono, a la indiferencia y al vaivén de quienes imponen la violencia.