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Todo está acordado

"Hoy debe decirse que todo está acordado. Que Colombia amaneció con la certeza de terminar un conflicto de cincuenta años en el cual perdió muchas de sus posibilidades de progreso".

25 de agosto de 2016 Por:

"Hoy debe decirse que todo está acordado. Que Colombia amaneció con la certeza de terminar un conflicto de cincuenta años en el cual perdió muchas de sus posibilidades de progreso".

Cuatro años demoró la negociación para conseguir un acuerdo que dé por terminado el conflicto con las Farc. El anuncio de las partes y la firma de los jefes de las delegaciones del Gobierno Nacional y de la guerrilla que se protocolizó ayer en La Habana deben significar la posibilidad de construir la paz que reclama Colombia.Fueron años en los cuales el país se vio enfrentado a la crudeza de un proceso en el cual existieron declaraciones destempladas y amenazas, al lado de comunicados donde se le informó de avances serios que fueron construyendo el acuerdo final. Con momentos difíciles, con desavenencias, con puntos que sin duda causarán polémica, y con riesgos superados gracias a la oportuna intervención de los países garantes y los facilitadores, ese gran acuerdo vio la luz ayer y hoy empieza a generar nuevas obligaciones.Lo que la ceremonia de La Habana mostró es mucho más que un símbolo. Luego de cincuenta y dos años de violencia fratricida, y después de muchos muertos y destrucción, las Farc aceptaron de manera pública el compromiso de cesar para siempre esas prácticas inhumanas y criminales. A cambio, el Estado aceptó garantizar su integración, a permitir su participación en política. De ese acuerdo surge también la posibilidad de debatir de manera democrática asuntos como la propiedad de la tierra y la erradicación de los cultivos ilícitos.Empieza también la necesidad de construir el postacuerdo que requiere de la capacidad para generar confianza entre los colombianos. Es decir, la posibilidad de alcanzar un consenso en la sociedad para lograr la pacificación que todos esperamos. Sin desconocer los derechos a disentir, sin negar la posibilidad de oponerse, con el Gobierno Nacional a la cabeza, lo que se inicia ahora es la obligación de difundir los acuerdos para que cada ciudadano tome la decisión que quiera y según su leal saber y entender.En esa línea, el presidente Juan Manuel Santos anunció la presentación del acuerdo al Congreso de la República y su solicitud para que el plebiscito, que prometió como mecanismo de refrendación, se realice el próximo dos de octubre. Se abrirá así el debate electoral inédito en nuestra historia política, en el cual los votantes dirán la última palabra sobre lo pactado. Ante la existencia de una tendencia que lo rechaza, encabezada por el expresidente Álvaro Uribe y el Centro Democrático, se espera una contienda electoral que debe ser libre y que no puede llevar a incrementar la polarización en uno u otro sentido que causa daño.Hoy debe decirse que todo está acordado. Que Colombia amaneció con la certeza de terminar un conflicto de cincuenta años en el cual perdió muchas de sus posibilidades de progreso. Y faltando la pregunta del plebiscito, ya puede afirmarse que de manera formal empezó la recta final para que sus ciudadanos en capacidad de votar decidan si aprueban o no el acuerdo. Es el momento de reconocer que con la ceremonia de ayer en La Habana empezó a convertirse en realidad la posible desaparición de las Farc como grupo armado generador de terror y destrucción.

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