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Recuperar el tiempo perdido

El Cauca está afectado por la destrucción de su cuenca desde su nacimiento y de sus tributarios como el río Palo, lo que obliga con frecuencia a cerrar las exclusas de la planta de tratamiento para evitar los daños que ocasiona la contaminación .

14 de julio de 2013 Por:

El Cauca está afectado por la destrucción de su cuenca desde su nacimiento y de sus tributarios como el río Palo, lo que obliga con frecuencia a cerrar las exclusas de la planta de tratamiento para evitar los daños que ocasiona la contaminación .

Luego de trece años de intervención, las Empresas Municipales de Cali regresaron al control del Municipio. Con lo cual regresó también la obligación para la ciudad de resolver el problema que padece en el suministro de agua, afectado hoy por la falta de acciones que permitan superar los cortes producidos por el deterioro del río Cauca.Han sido muchos años en los cuales la especulación superó con creces la obligación de tomar decisiones. Por ello, Cali sigue dependiendo de obras que se construyeron hace más de quince años, cuando el río no presentaba el deterioro que hoy lo convierte en amenaza para la salud pública. Incluso entonces se pasó por alto el error de haber construido la bocatoma después del desagüe del canal CVC Sur, porque en la época no estaba contaminado por los lixiviados que arroja el basuro de Navarro. Pero hoy las cosas son distintas. El Cauca está afectado por la destrucción de su cuenca desde su nacimiento y de sus tributarios como el río Palo, lo que obliga con frecuencia a cerrar las exclusas de la planta de tratamiento para evitar los daños que ocasiona la contaminación y el deterioro del río es tan grande que en muchas ocasiones sus aguas carecen de oxígeno. De otra parte, su rescate, plasmado en un documento Conpes de hace siete años, es una quimera que duerme en un anaquel, demostrando la falta de compromiso de las autoridades con la solución a un problema ambiental que golpea a medio país. Mientras tanto, la ciudad sigue creciendo y las otras plantas de tratamiento no tienen capacidad para suplir la demanda cuando se presentan los problemas. Por eso, la llegada del verano causa tanta inquietud como la aparición de lluvias de regular intensidad que generan palizadas y contaminación que obligan a dejar sin agua a media ciudad. A lo cual debe agregarse la pérdida del preciado y cada vez más escaso líquido por filtraciones, robos y conexiones fraudulentas que experimenta Emcali, cercanas al 51,6 % del total del agua que potabiliza. Lo paradójico es que Cali es atravesada por seis ríos y está circundada por muchos afluentes que pueden suministrarle el agua que requieren sus habitantes. Incluso el problema del Cauca puede solucionarse si, además de exigir que el Gobierno Nacional cumpla su compromiso con la salvación del río, se construye una bocatoma aguas arriba, donde la contaminación no produzca los problemas que hoy padece la ciudad. Todo ello está descrito en múltiples estudios, ninguno de los cuales ha sido puesto en práctica, a pesar de las emergencias que se viven con frecuencia. El asunto es entonces superar la inercia con que se enfrentó la crisis del agua en Cali durante la intervención de la Superintendencia de Servicios Públicos. Existen varios proyectos, todos viables pero sin avances distintos a el anuncio que hicieron en su momento los gerentes interventores. Pero hay que definir un camino claro y cierto que despeje las dudas y acabe con los debates innecesarios. Por eso, resolver el suministro futuro de agua para la ciudad es la gran responsabilidad de Emcali y de las Administraciones Municipales.

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