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Edificio Empresas Municipales de Cali
Emcali será sometida pronto a una auditoría forense. Y entonces sabremos la verdad sobre lo que hicieron con nuestra querida empresa. | Foto: Foto suministrada por Emcali

Columnistas

La verdad de Emcali

Lo peor de todo es que, pese a manejar las más grandes cifras de contratación del Distrito, Emcali nunca contó con una auditoría técnica y exigente que garantizara el uso correcto de los recursos.

7 de marzo de 2024 Por: Editorial

Como era previsible, los vientos de cambio que el nuevo gobierno de Cali ha impulsado dentro de las Empresas Municipales de Cali, empiezan a generar resistencia de parte de quienes pretenden que esa entidad siga siendo un fortín para sus intereses personales y no una organización al servicio de todos los caleños.

Esa es la verdadera explicación de la estrategia mediática que fuerzas oscuras han montado en redes sociales para tratar de confundir a los caleños, difundiendo en los últimos días noticias falsas sobre un presunto plan que estaría en marcha para ‘privatizar’ la empresa.

Se trata de una idea descabellada y grotesca con la que se pretende desviar la atención de la ciudadanía sobre lo que de verdad ocurre: que la nueva Administración está encontrando cómo el desgreño administrativo y los manejos irregulares de la contratación fueron la constante durante los últimos cuatro años, cuando Jorge Iván Ospina y sus amigos, entre ellos el hoy condenado por corrupción, el ex gobernador Juan Carlos Abadía, convirtieron a Emcali en una ‘caja menor’ a su servicio.

Los primeros hallazgos dejan en claro que el estado de la principal empresa pública de la ciudad es peor de lo que se creía. Sus costos han crecido un 40 % más que sus ingresos. Sus gastos en contratos de prestación de servicios se triplicaron en solo cuatro años, pasando de $30.000 millones a $90.000 millones. El negocio de las telecomunicaciones, según reveló el gerente, Roger Mina, es hoy diez veces más pequeño que en el 2019, y solo el año pasado perdió más de $130.000 millones.

Lo peor de todo es que, pese a manejar las más grandes cifras de contratación del Distrito, Emcali nunca contó con una auditoría técnica y exigente que garantizara el uso correcto de los recursos.

Por ello se dieron irregularidades como la que denunció la Unidad Investigativa de El País el pasado 3 de febrero: un millonario contrato con el que, en el 2020, se le entregó a una empresa con sede en Miami el negocio de las antenas por 20 años, pero por el que Emcali no ha recibido un solo peso y, en cambio, sí enfrenta graves líos jurídicos.

Capítulo aparte son las escandalosas revelaciones sobre cómo una red de 21 sindicatos, algunos de los cuales compiten entre ellos por las prácticas más vergonzosas, ha convertido a Emcali en una especie de club de privilegiados que incluso abre sus puertas a altos directivos dispuestos a amarrarse a sus cargos.

A ellos la empresa les debe transferir cada año más de $76.000 millones destinados a una verdadera orgía de primas, prestaciones extra legales, servicios médicos exclusivos, becas para ellos y sus familias, auxilios por calamidades y muchos otros beneficios que se pagan con el dinero que sale del bolsillo de todos los caleños.

Y de la suma de conservar todo lo anterior es que provienen las falsas noticias que buscan confundir a los ciudadanos. Pero no lo lograrán. Emcali será sometida pronto a una auditoría forense. Y entonces sabremos la verdad sobre lo que hicieron con nuestra querida empresa.

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