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El deporte y la pandemia

El 2021 debe ser el año de la revancha, aquel donde la pandemia permita que las emociones y el público, soporte invaluable del sostenimiento financiero de las actividades deportivas, regresen de nuevo a los escenarios, ojalá con los efectos positivos de las vacunas que ya empiezan a aplicarse en distintas partes del mundo.

29 de diciembre de 2020 Por: Editorial .

¿Quién se habría imaginado un año en el que las emociones del fútbol transcurrieran en el silencio de las graderías por la ausencia de público, como sucedió en la final de la Liga de Campeones? ¿O que los Juegos Olímpicos, uno de los espectáculos más esperados en el mundo del deporte, fueran aplazados con la fiesta completamente armada? ¿O que el calendario ciclístico estuviera totalmente trocado y una de las grandes competencias se cruzara con la otra? ¿Y que la ‘fiebre’ de la NBA tuviera que trasladarse en confinamiento a una ‘burbuja’ en Orlando, o que la velocidad de la Fórmula Uno se viera abruptamente frenada?

Este 2020 que está terminando pasará a la historia como el año en que el deporte se paralizó un buen tiempo que parecía interminable, ante la mirada absorta y la impotencia de los propios deportistas y del público que suele vibrar con sus emociones.

Los Juegos Olímpicos de Tokio, que solo habían sido vencidos por las guerras mundiales, tuvieron que ser trasladados al 2021 y con un presupuesto superior al original.

La Copa América de fútbol, de la que Colombia es sede junto con Argentina, también fue postergada y no es un hecho, como tampoco para los Olímpicos, que se puedan realizar este año que comienza.

Las clasificatorias al Mundial de Catar sufrieron también un excesivo retraso, como las ligas de fútbol en el mundo, donde cada país buscaba, antes que cualquier cosa, protegerse de los estragos del virus.

Colombia no escapó de esa realidad y después de muchos meses pudo reactivar un campeonato que, además de las consecuencias económicas que trajo el covid, tuvo que lidiar con los líos internos de sus dirigentes en la Dimayor y los escándalos que rodearon a la dirigencia de la Federación Colombiana de Fútbol por cuenta de la reventa de boletería de los juegos de eliminatorias al Mundial de Rusia 2018.

A final, un América sumido en una crisis financiera que le costó la salida de su cuerpo técnico y jugadores, pudo, contra viento y marea, coronarse bicampeón del fútbol colombiano, en una apuesta que ganaron totalmente sus directivos.

Y como si algo le faltara al deporte en el año de la pandemia, grandes figuras dijeron adiós para siempre. El baloncesto aún llora la absurda muerte de Kobe Bryant. El fútbol todavía no cree que Diego Maradona haya muerto y en Italia parece una broma pesada que Paolo Rossi haya partido.

El 2021 debe ser el año de la revancha, aquel donde la pandemia permita que las emociones y el público, soporte invaluable del sostenimiento financiero de las actividades deportivas, regresen de nuevo a los escenarios, ojalá con los efectos positivos de las vacunas que ya empiezan a aplicarse en distintas partes del mundo.

No puede haber otro 2020 en el deporte mundial, porque el fútbol, el tenis, el baloncesto, el ciclismo y tantas otras competencias son las que suelen mostrar esa otra cara de la vida que necesitan los seres humanos en el planeta como un escape a la felicidad.

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