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El Brexit de Boris

Las elecciones británicas del 12 de diciembre fueron tan impredecibles como contundentes. La victoria de Boris Johnson, cabeza del partido conservador, sobre la izquierda laborista de Jeremy Corbin movió el péndulo del parlamento a la derecha como no sucedía desde el triunfo en 1987 de Margaret Thatcher.

15 de diciembre de 2019 Por: Editorial .

Las elecciones británicas del 12 de diciembre fueron tan impredecibles como contundentes. La victoria de Boris Johnson, cabeza del partido conservador, sobre la izquierda laborista de Jeremy Corbin movió el péndulo del parlamento a la derecha como no sucedía desde el triunfo en 1987 de Margaret Thatcher.

Los conservadores ganaron 365 puestos en la Cámara de los Comunes contra los 203 del partido laborista. Además de ratificar su estadía por los próximos cinco años, la elección da vía libre a la salida de la Unión Europea definida por un controvertido referendo en 2016 cuyo manejo se llevó por delante a dos primeros ministros, David Cameron y Teresa May.

Pero lo definitivo fue la polarización que se vivió en la campaña. El triunfo de los Tories representa el espíritu de una sociedad conservadora que reaccionó contra la izquierda de Jeremy Corbyn , el polémico líder laborista que siembra inquietudes en sus actuaciones. El partido de Johnson penetró regiones del norte y centro del país, epicentros de trabajadores de clase media con profunda tradición de izquierda. La “muralla roja” del norte laborista cayó con el discurso del nuevo primer ministro y las dudas que dejó Corbyn, el gran derrotado.

Boris Johnson es un personaje curioso. Su corte populista y su estilo desabrochado esconden una gran solidez intelectual. Su trayectoria de más de cuarenta años se basa en principios conservadores con un carácter independiente y una manera de comunicación directa que conecta con el público.

Los mercados reaccionaron con júbilo a los resultados. El partido de gobierno es hoy una coalición heterogénea de ricos de derecha, trabajadores desencantados, y laboristas desertores, una particular alianza que le puede crear problemas a futuro.

Aunque Boris gobernará frente a un laborismo apabullado, le esperan enormes retos. Las divisiones dentro del conservatismo frente al proteccionismo podrían complicar el acuerdo con la Unión Europea. El partido nacionalista escocés, opositor de Johnson y del Brexit, aumentó su votación y tiene la posibilidad de realizar otro referendo independentista, que el nuevo mandatario ha descartado. Y en Irlanda del Norte hay controversia sobre la salida de la UE.

Hay preocupación en algunos copartidarios y gente en la calle protestando su triunfo. Por ahora Boris Johnson celebra su victoria y la reacción de los mercados. Pronto, empezará la evaluación sobre su compromiso con la libertad, la democracia, los derechos humanos y la prensa libre.

Es previsible que en la campaña presidencial en Estados Unidos se establezcan paralelos entre Trump y Johnson, entre los laboristas divididos, el partido demócrata y el poder del voto de la clase media. Pero todos revisan su estrategia de campaña y la conexión que produjo quien ha revolucionado la política británica.

Los nostálgicos lamentan el abandono de las bases ideológicas de los Tories y el aparente desprecio por la verdad. El Reino Unido y Europa esperan el Brexit con expectativa y preocupación, y los escoceses hacen fila. Todos coinciden en que el nacionalismo carismático de Johnson manda la parada en Londres.

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