El pais
SUSCRÍBETE

Drama olvidado

15 de julio de 2010 Por:

Apenas seis meses después del terrible terremoto que destruyó a Haití, el mundo parece haber olvidado el dolor de los haitianos y aún no se cumplen las promesas de ayuda hechas al calor de los acontecimientos.Pareciera como si el drama haitiano, uno de los más dolorosos y profundos de la humanidad, fuera apenas una moda, un asunto de ‘actualidad’ que, pasado su momento, luego ya no tiene ninguna importancia. Nada ilustra mejor la superficialidad de los medios de comunicación y la volubilidad de la opinión pública, y aún de los Estados, que esta indiferencia hacia el padecimiento de la nación más pobre de la tierra.Vale recordar que los primeros US$577 millones recaudados de emergencia fueron rápidamente consumidos en prestar atención de urgencia a sobrevivientes, y que pronto se estableció un presupuesto de emergencia por US$1.500 millones más para atender a gastos inmediatos de impostergable aplazamiento. Pero a la fecha sólo se ha recaudado el 64% de esa suma, mientras el drama de los haitianos se acrecienta con cada día que pasa.Millones se quedaron con hambre, sin posibilidades de ganarse la vida. Y con sus hogares, escuelas y hospitales destruidos. Ni siquiera se ha podido completar la labor de remover los dos millones de metros cúbicos de escombros que todavía permanecen incólumes en el paisaje haitiano. Para la Organización Mundial de la Salud, la atención médica en Haití, que ya era lamentable antes del terremoto, hoy se encuentra peor que antes y muy lejos de alcanzar un nivel aceptable, así sea en condiciones de emergencia.También debe saberse que las Naciones Unidas formularon un plan para la reconstrucción de Haití por valor de US$10 mil millones, de los cuales lograron compromisos por $9.900 millones en una mesa de donantes. Pero según el asesor del presidente René Preval, apenas se ha cumplido con el 2% de ese compromiso. Se teme que las cifras de fallecidos por las secuelas del terremoto pronto superen a las causadas por el sismo, con lo que se hace aún más evidente el fracaso de la solidaridad con Haití.Con millones de seres humanos viviendo en carpas de lona, casi a la intemperie, y padeciendo graves limitaciones en su salud y alimentación, se teme por las consecuencias que pueda tener en la isla la temporada de huracanes, que ya se encuentra a la vista. En realidad el drama haitiano supera por su inclemencia a las plagas bíblicas relatadas en el Antiguo Testamento. Y reclama que los compromisos se cumplan, que los medios de comunicación abran un espacio para reclamar los ofrecimientos y que el mundo adquiera conciencia sobre el terrible sufrimiento que padece uno de los pueblos más pobres y más necesitados del planeta. Alguien, algún gobierno, ojalá el nuestro, debiera poner de nuevo el tema de Haití en discusión, para que los presuntos donantes cumplan con la palabra empeñada, y para que la solidaridad con la sufrida Nación caribeña vuelva a manifestarse con vigor y generosidad. Haití es una llaga en nuestro corazón, que no podemos tratar como si fuera un tema de moda.

AHORA EN Editorial