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Diálogo y denuncias

"Pese a las muestras que se dan en la zona de Cúcuta, donde ya se permite a los estudiantes que viven en Venezuela pasar a las escuelas y colegios en Colombia, la crisis no parece ceder. La voluntad del gobierno de "Maduro de perseguir a los colombianos residenciados en su país sigue imperturbable. Ya se sabe que las expulsiones se producen en todos los puntos fronterizos, donde se registra la salida de personas provenientes de Caracas y de muchas otras ciudades venezolanas".

8 de septiembre de 2015 Por:

"Pese a las muestras que se dan en la zona de Cúcuta, donde ya se permite a los estudiantes que viven en Venezuela pasar a las escuelas y colegios en Colombia, la crisis no parece ceder. La voluntad del gobierno de "Maduro de perseguir a los colombianos residenciados en su país sigue imperturbable. Ya se sabe que las expulsiones se producen en todos los puntos fronterizos, donde se registra la salida de personas provenientes de Caracas y de muchas otras ciudades venezolanas".

Luego de semanas de polémicas y de no tener soluciones al drama que viven los colombianos deportados y maltratados por el gobierno de Venezuela, la única posibilidad de buscar salidas parece ser el diálogo entre los presidentes Juan Manuel Santos y Nicolás Maduro. Sin embargo, la hostilidad y el lenguaje procaz del gobierno vecino obliga a seguir denunciando ante la comunidad internacional las violaciones a los derechos fundamentales de nuestros compatriotas.Pese a las muestras que se dan en la zona de Cúcuta, donde ya se permite a los estudiantes que viven en Venezuela pasar a las escuelas y colegios en Colombia, la crisis no parece ceder. La voluntad del gobierno de Maduro de perseguir a los colombianos residenciados en su país sigue imperturbable. Ya se sabe que las expulsiones se producen en todos los puntos fronterizos, donde se registra la salida de personas provenientes de Caracas y de muchas otras ciudades venezolanas.Es posible que las expresiones de tiranía y desprecio le estén generando aplausos entre sus seguidores que le permitan vislumbrar un cambio en la tendencia de rechazo que tiene el régimen que comanda hoy el señor Maduro. Pero con seguridad, el resto del pueblo venezolano no comparte los abusos contra quienes han sido pilar de progreso durante muchas décadas. Así lo demuestran los mensajes que se escuchan en todas partes, que piden respeto y se oponen al intento por convertir a los colombianos en culpables de los problemas que padece la patria de Simón Bolívar.En ese mismo sentido se están manifestando organismos internacionales como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Acnur, delegados de la ONU para los refugiados de Colombia y Venezuela, y la Iglesia Católica de ambos países. Es el rechazo a los procedimientos fascistas de quienes crearon un conflicto para influir en las próximas elecciones y, de paso, para desviar la atención sobre los desastres que el régimen chavista les ocasiona a los venezolanos.Ahora se piensa en buscar una reunión de los Mandatarios de los dos países con el objeto de encontrar una solución. El propósito es bueno, más cuando la OEA y Unasur demostraron su inutilidad para lograr ese objetivo. Y mientras el presidente Santos ha planteado tres solicitudes respetuosas que ayuden a aclimatar la búsqueda de soluciones, las respuestas son las mismas o peores descalificaciones utilizadas por la Canciller de Venezuela. Es muy posible que la reunión se logre, y que de allí salga algún acuerdo. Pero eso no debe impedir que Colombia siga denunciando los desconocimientos de los Derechos Humanos consumados por el gobierno del señor Maduro contra los colombianos en su país. Es el reclamo serio y enérgico contra la barbarie que están cometiendo los detentadores de un régimen que desprecia los más elementales principios de la civilización.Y debe quedar claro que la actitud que han tomado los gobernantes de Venezuela frente a los inmigrantes colombianos, legales o ilegales, no representa al pueblo venezolano ni debe ser motivo de confrontación entre las dos naciones.

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