El pais
SUSCRÍBETE

Democracia en caos

Ayer, las instituciones de Estados Unidos recibieron el que puede calificarse como el peor ataque a su credibilidad y estabilidad en toda su historia, encabezado por quien debió reconocer el veredicto de las urnas que hace cuatro años lo eligieron a él como el jefe del Estado. Y aún no termina su efecto, en la medida en que Trump representa un importante sector del pueblo estadounidense que sigue sus dictados.

6 de enero de 2021 Por: Editorial .

No obstante la crispación política que han vivido los Estados Unidos desde la llegada a la presidencia de Donald Trump, ahora, y después de los lamentables hechos de ayer en el Congreso de ese país, ya no debe quedar duda del daño que le ha causado a su democracia.

El seis de enero era el día en el cual el Congreso debía proclamar a Joe Biden como el nuevo presidente de los Estados Unidos. A pesar de los anuncios sobre la resistencia de doce senadores republicanos, estaba claro que se impondría la mayoría bipartidista que reconoce el resultado que promulgó el Colegio Electoral.

El ambiente estaba caldeado, y a ello se sumó el beligerante discurso del aún presidente y derrotado candidato Trump. Entonces, las turbas de sus seguidores que protestaban ante el Congreso siguiendo sus órdenes, pasaron a la violencia, atacaron a la Policía que protegía el Legislativo e irrumpieron en el recinto, protagonizando un hecho que desde ya puede calificarse como una herida en el corazón de una de las democracias más estables y respetables del mundo.

Charles Ramsey, exjefe de la Policía Metropolitana de Washington, calificó el ingreso de manifestantes pro-Trump al Capitolio como “lo más cercano a un intento de golpe de Estado que este país jamás haya visto”.
Esa definición, que se acompaña de las innumerables imágenes sobre los ataques y de la reacción del presidente en ejercicio, indica a las claras qué tan profunda es la lesión causada por la insensatez del extremismo político y del caudillismo que se resiste a aceptar el veredicto de la voluntad popular.

Ayer, las instituciones de Estados Unidos recibieron el que puede calificarse como el peor ataque a su credibilidad y estabilidad en toda su historia, encabezado por quien debió reconocer el veredicto de las urnas que hace cuatro años lo eligieron a él como el jefe del Estado. Y aún no termina su efecto, en la medida en que Trump representa un importante sector del pueblo estadounidense que sigue sus dictados.

Parecen de ficción las imágenes del Congreso estadounidense tomado por grupos que destruyen el Capitolio de un país basado en la democracia parlamentaria, atacan a la autoridad y se aposentan en las curules de los congresistas. Pero son la realidad de hasta dónde llega la incitación a desconocer la ley que Trump juró defender, apoyada en unas redes sociales irresponsables que se usan para distorsionar la verdad y desencadenan reacciones como las de ayer.

El motivo de la reunión era proclamar a Joe Biden como el presidente electo de los Estados Unidos. Y todo terminó en el caos causado por la obsesión de Donald Trump de desconocer el mandato de la mayoría y mantenerse en el poder a como dé lugar, apelando a los extremismos que lo siguen.

Cualquier similitud con lo que ocurre en los países donde la democracia y el Estado de Derecho son frágiles o no existen, es acertada. A partir del próximo 20 de enero, recuperar la fe en las instituciones de su país, la unidad y los principios de convivencia y respeto dentro de la diversidad, será la principal tarea del nuevo presidente de los Estados Unidos.

AHORA EN Editorial