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De nuevo, la Línea

Sin embargo, está claro que cuando el túnel sea terminado y entregado no resolverá todos los problemas que trae consigo la carretera a la Línea, entre Ibagué y Armenia. La inestabilidad geológica de la zona y el intenso tráfico de tractomulas con carga pesada, hacen prever que se seguirá presentando el mismo cuello de botella de siempre.

4 de diciembre de 2016 Por:

Sin embargo, está claro que cuando el túnel sea terminado y entregado no resolverá todos los problemas que trae consigo la carretera a la Línea, entre Ibagué y Armenia. La inestabilidad geológica de la zona y el intenso tráfico de tractomulas con carga pesada, hacen prever que se seguirá presentando el mismo cuello de botella de siempre.

Diez años cumple ya la construcción del túnel de la Línea, propuesto hace ochenta años como la solución para la carretera que comunica al centro de Colombia con el occidente, el sur del país y el océano Pacífico. No obstante esa importancia, la obra tiene que ser contratada de nuevo para poder terminarla. Los incumplimientos del contratista son la causa de la cual se habla en los círculos oficiales para declarar la caducidad. Según se da a entender, la empresa escogida y a la cual se le han otorgado las prórrogas que ha solicitado, se le han reconocido mayores cantidades de obra y demoras causadas por decisiones de entidades públicas como la falta de licencias ambientales, no puede terminar el túnel, faltando a sus compromisos y prolongando así la entrega de una obra tal vez la más importante de la infraestructura para el transporte terrestre en Colombia. Sin embargo, está claro que cuando el túnel sea terminado y entregado no resolverá todos los problemas que trae consigo la carretera a la Línea, entre Ibagué y Armenia. La inestabilidad geológica de la zona y el intenso tráfico de tractomulas con carga pesada, hacen prever que se seguirá presentando el mismo cuello de botella de siempre. Y que no habrá solución posible mientras se siga ignorando y dilatando la necesidad de construir vías alternas por sitios que no estén tan expuestos a los riesgos y dificultades de esa carretera. Hace cinco décadas o más se ha hablado de las posibilidad que ofrecen los cruces que unen a Palmira, Tuluá o Florida con los departamentos del Huila o del Tolima. Su topografía y la posibilidad de partir de cero para construir una obra que cumpla las especificaciones técnicas de la ingeniería moderna les ofrecen todas las ventajas para desarrollar sistemas de comunicación terrestre que aporten a la competitividad y de paso conecten zonas aisladas por el centralismo. A esas alternativas debe sumarse la posibilidad de desarrollar el transporte férreo como la opción más económica y menos traumática. Contrario a lo que ocurre en el mundo desarrollado, y en forma inexplicable, Colombia abandonó el ferrocarril como alternativa de comunicación entre sus regiones. Por eso la movilización de la carga está expuesta a obstáculos como la Línea o a un paro caminonero como el que, según las autoridades nacionales,fue causante de la inflación y de la caída en la producción industrial del último semestre. Volviendo al túnel de la Línea, lo deseable es que la caducidad del contrato pueda ser aplicada a la mayor brevedad para poder realizar los ajustes y la correspondiente licitación que lleve a terminar una de las obras más necesarias para la Nación. Y que se pueda encontrar un contratista que sea idóneo, que tenga los recursos suficientes y cumpla con el propósito de culminar el 12% que falta para dar al servicio el esperado paso por la Cordillera Central. Pero ya es hora de mirar opciones distintas que, como la carretera que comunica a los Llanos Orientales con el Pacífico, significarán la unión verdadera del país sin tener que pasar por Bogotá o por la congestionada red de carreteras del centro de Colombia.

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