El pais
SUSCRÍBETE
Las muertes violentas en Cali no se detienen y es uno de los delitos que sigue impactando a la población, entre otras causas, aseguran expertos, por la falta de articulación entre las autoridades de Policía y la Alcaldía. Foto 123rf
Las muertes violentas en Cali no se detienen y es uno de los delitos que sigue impactando a la población, entre otras causas, aseguran expertos, por la falta de articulación entre las autoridades de Policía y la Alcaldía. Foto 123rf | Foto: Foto 123rf

Columnistas

Cali tiene esperanza

Debería preocuparle a la Cali el incremento en los incidentes de lesiones personales, que pasaron de 180 a 183 en los mismos periodos de 2023 y 2024.

27 de enero de 2024 Por: Editorial

La reducción del número de delitos cometidos en Cali durante los primeros días de este 2024 abre la esperanza de una mejora real en la seguridad de la capital del Valle. Para que así sea, se requiere del trabajo coordinado entre las autoridades locales y la Fuerza Pública, que se destinen los recursos necesarios para atender el que los caleños consideran su mayor problema y que la estrategia pública para combatir la criminalidad sea consistente y continua.

En las tres semanas que van de este año, los reportes oficiales dan cuenta de una disminución del 20% en los asesinatos cometidos en la ciudad. Entre el 1 y el 20 de enero se presentaron 48 homicidios, 12 menos que en el mismo periodo del 2023. La cifra sigue siendo muy alta, pero representa un avance si se mira lo sucedido en años pasados.

Igual sucede con otros delitos, como el hurto a personas que se redujo en estas semanas un 44%, con 601 casos menos que hace doce meses. En cuanto al robo a celulares se han realizado 379 denuncias, mientras por esta época en el 2023 iban 793 registros. De 144 hurtos al comercio en enero del año anterior se pasó a 52 en lo que va de este enero, el de carros bajo en 25 casos y el de motos se redujo en un 47%.

Debería preocuparle a la Cali el incremento en los incidentes de lesiones personales, que pasaron de 180 a 183 en los mismos periodos de 2023 y 2024. Es la única estadística que crece hasta ahora, lo que connota una ciudad donde las riñas son la forma de resolver los problemas, en la que la ingesta de alcohol es muchas veces el detonante de los enfrentamientos y donde la intolerancia es común denominador.

Sin duda se deben aplaudir decisiones como el incremento en 300 uniformados del pie de fuerza de la Policía, lo que reduce el déficit de agentes que tiene un municipio del tamaño y en particular de la complejidad de Cali.

Así mismo, hay que reconocer el compromiso que hasta ahora ha mostrado el alcalde Alejandro Eder para aumentar los recursos destinados a la seguridad y trabajar de manera coordinada con el Departamento y los diferentes organismos encargados de mantener el orden e imponer la Justicia en el territorio, al igual que sus acercamientos con el Gobierno Nacional para demandar su apoyo.

Pretender que la ciudad donde confluyen los diversos actores del crimen organizado y es epicentro de los conflictos que padece el suroccidente colombiano, pueda enfrentar sola ese desafío, es una utopía. Por ello se requiere de la intervención de todas las fuerzas del Estado encargadas de combatir a la delincuencia y la criminalidad.

Pero también hay que hacer una intervención social amplia en la capital del Valle, que permita en primer lugar arrancar de las garras de la violencia a los jóvenes y niños, y que además rescate los valores elementales que permiten convivir en sociedad, comenzando por el respeto a la vida y hacia los demás.

Cali puede y se merece recuperar su tranquilidad. Por ello no se cansará de exigir a sus autoridades que cumplan con la obligación de garantizar la seguridad, así como de proteger la vida, la integridad y los bienes de sus ciudadanos.

AHORA EN Editorial