‘Toconpe’

Y sucedió lo impensable: 35 congresistas del Partido Conservador, el de Caro y Ospina, el del azul de metileno, se declararon oficialistas, con la consecuente renuncia del presidente de esa organización a quien no compartió la decisión.

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28 de jun de 2022, 11:45 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:47 p. m.

Barajé varios títulos para esta columna: ‘Vergüenza’, ‘Lo mismo de siempre’, ‘Qué susto’, ‘¿Cuál cambio?’... Al final opté por este, que está manido, puede ser repetitivo, pero al final resume lo que está sucediendo: ‘Toconpe’, Todos con Petro.

Apenas se conocieron los resultados de la Segunda Vuela electoral, que dio como absoluto ganador a Gustavo Petro, cuando desde cada esquina, incluso las más apartadas, comenzaron a saltarle adeptos, cual sapos o lagartijas que solo buscan caer parados, no importa en dónde o con quién.

Con el anuncio de la bancada parlamentaria del gobierno entrante de postular a Roy Barreras para presidente del Senado, las adhesiones comenzaron a darse cual ráfagas de perdigones:
Buena parte de la Coalición Centro Esperanza, incluido el Partido Verde, fue de los primeros en acoger el llamado, lo que no extraña porque la mayoría ya se había ido con Petro para el repechaje.

Luego llegó el Partido Liberal, con el expresidente César Gaviria a la cabeza, que ya sabemos cómo acomoda de bien sus viejas prácticas a las nuevas situaciones políticas.

Tan rápido como renació, el Nuevo Liberalismo, que heredaron los hijos de Luis Carlos Galán, se desperdigó y muchos llegaron a las huestes petristas.

Tampoco se hizo esperar el anuncio de nuestra paisana Dilian Francisca Toro, quien en su calidad de presidenta de la U confirmó que ahora su colectividad sería “partido de Gobierno”.

Y sucedió lo impensable: 35 congresistas del Partido Conservador, el de Caro y Ospina, el del azul de metileno, se declararon oficialistas, con la consecuente renuncia del presidente de esa organización a quien no compartió la decisión.

Así es como Gustavo Petro aseguró las mayorías en el Congreso. Entre las curules obtenidas por el Pacto Histórico -incluidas las que llegaron con los 500 mil votos de más que aparecieron en el reconteo-, más las de sus ahora mejores amigos, y los de antes como los Comunes o los de circunscripciones especiales, la banca del oficialismo suma a su favor 79 de los 108 escaños en el Senado, lo que le da el 78% del pleno de esa cámara. Algo parecido sucede en la de Representantes, donde con 134 de las 188 curules, asegura el 73%.

Todos se amparan en el llamado a la “Unidad Nacional” hecho por el Presidente electo para justificar sus decisiones. Como si fuera lo mismo aceptar que el país necesita bajarle a la polarización y trabajar unido por los problemas apremiantes que enfrenta, que entrar a hacer parte del oficialismo.

Esa carta blanca que ahora tendrá el Gobierno entrante debería por lo menos preocupar, sobre todo cuando no se conoce en concreto la hoja de ruta que se seguirá en los próximos cuatro años ni quiénes serán los alfiles que estarán al frente de ella. Y porque la oposición respetuosa, que permita el equilibrio y evite que se trague entero todo, es necesaria para garantizar la democracia.

Puede que yo sea muy ingenua y la política funcione así. Es decir que el clientelismo, la negociación de puestos públicos, las mermeladas -llámenlas como quieran- es lo que se estila y lo que lleva a que las empresas partidistas se acomoden al gobierno de turno así no compartan sus ideologías. Lo que se ha visto en estos diez días es más de lo mismo y poco tiene qué ver con el cambio que esperan los colombianos en la forma de hacer política.

Cuando hay tanta incertidumbre sobre la manera en que gobernará Gustavo Petro, en las reformas del Estado e incluso de la Constitución que pueda hacer, en el futuro que le espera a la Nación, es por lo menos un riesgo -por no decir una vergüenza- que la mayoría de los partidos políticos le hayan entregado desde ya el cheque en blanco.

Sigue en Twitter @Veperea

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

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