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Reinventar el MÍO

En las actuales circunstancias lo que hay que hacer es reinventar el MÍO, volverlo a armar, aprender de los errores del pasado y proyectarlo como esa unidad que se necesita que sea junto al tren de cercanías, el proyecto anhelado de Cali y sus municipios vecinos.

26 de enero de 2021 Por: Vicky Perea García

Inviable es la palabra que le viene a uno a la cabeza cuando piensa en el MÍO. No porque se le desee el mal a ese sistema de transporte en el que Cali puso sus ilusiones hace 12 años como el mecanismo para ordenar su caótico tránsito y para estar a la altura de la ciudad moderna y desarrollada que se quería, sino porque es imposible que funcione cuando fue pensado para transportar un millón de pasajeros al día y hoy apenas mueve a 183.000.

Claro, hay que tener en cuenta las actuales circunstancias debido a la pandemia del covid, que obligó a un cierre casi total de las actividades y al confinamiento de la población durante cinco meses en el 2020, mientras que el aislamiento preventivo se mantiene hasta el día de hoy.
Pero achacarle la culpa de lo que sucede con el MÍO a esta situación es decir la mentira y terminar creyéndosela.

Desde que se planificó, el Sistema de Transporte Masivo de Cali comenzó con el pie izquierdo. Primero porque la troncal que debió ser la primera en construirse, la del Oriente, apenas ahora tiene vía libre. Nada explica que a la zona donde más se necesita el MÍO, desde la cual al menos medio millón de personas requiere movilizarse hacia el resto de la ciudad para trabajar o estudiar o hacer sus diligencias, no se le haya dado la prioridad.

Con ese primer error cometido, fue imposible después lograr que el sistema funcionara como se pretendía, que el número de pasajeros fuera el necesario para que los operadores lograran el equilibrio financiero prometido y que a los caleños se les brindara el servicio de transporte eficiente que necesitaban.

Comenzaron entonces las demandas a Metrocali, las huelgas de los conductores a quienes no se les pagaban sus sueldos, el cansancio de los usuarios por las demoras en las rutas o los cambios que se hacían en ellas, sin duda buscando una mayor eficiencia. Y ahí se abrió el boquete por el que se coló el transporte pirata, el otro mal que afecta al MÍO y que si bien siempre ha existido, ahora no hay quien pueda pararlo porque está alimentado de la inconformidad de los caleños.

Con un déficit anual cercano a los $225.000 millones, más $160.000 millones que Metrocali debe pagar por orden judicial al operador GIT Masivo y otra demanda en proceso por $250.000 millones instaurada por el operador del recaudo, el Sistema de Transporte Masivo difícilmente tendrá cómo sobrevivir. Mantener los subsidios como hasta ahora es imposible; cambiarles las reglas de juego a los operadores como pretende la actual administración para que paguen por kilómetro recorrido y salgan a buscar más pasajeros significará dar una larga batalla; aumentar la tarifa del pasaje -y con menos de 200.000 usuarios diarios- no da para solventar la crisis financiera.

En las actuales circunstancias lo que hay que hacer es reinventar el MÍO, volverlo a armar, aprender de los errores del pasado y proyectarlo como esa unidad que se necesita que sea junto al tren de cercanías, el proyecto anhelado de Cali y sus municipios vecinos, que ojalá se haga realidad en el futuro cercano porque es la solución al caos de movilidad de la capital del Valle y para el número cada vez mayor de viajeros que trabajan en ella y viven en las afueras. Liderazgo real y gestión eficiente es lo que se necesita. ¿Los tiene la actual administración de Metrocali?

***

PD. Conocí a Carlos Holmes Trujillo en 1988 cuando él era alcalde de Cali, el primero elegido por voto popular, y yo una jovencísima reportera recién egresada de la universidad que hacía sus pinitos iniciales en el periodismo. Entonces le reconocí su integridad y eficiencia como funcionario, su amor por la ciudad y el país, y su caballerosidad y calidez como persona.

Nos encontramos en diferentes etapas de la vida y siempre me recibió con el mismo cariño y con la sencillez que lo caracterizaba. Puede que no coincidiéramos en algunas de las decisiones que tomó en su vida pública, pero siempre mereció mi respeto y admiración.

Sigue en Twitter @Veperea

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