¡Qué aviones!

Viajar en avión pasó de ser un placer y la manera más rápida de desplazarse entre ciudades o países, a convertirse en un martirio para quienes usan ese medio de transporte.

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

6 de sept de 2022, 11:45 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:57 p. m.

Viajar en avión pasó de ser un placer y la manera más rápida de desplazarse entre ciudades o países, a convertirse en un martirio para quienes usan ese medio de transporte.

Comencemos por la compra del tiquete aéreo: si antes se pagaba por el ‘todo incluido’ - trayecto, check in, maleta en bodega, equipaje de mano, silla, comida y atención a bordo-, ahora a las pequeñas, medianas y grandes aerolíneas les dio por ser ‘low cost’, que de ‘low’ no tienen nada.
Si usted es de los que busca economía - y en esa categoría entramos el 99 % de los viajeros- olvídese de silla cómoda, meta lo que pueda en la cartera o en el morral del computador, prepárese un sanduchito antes de salir de la casa, cargue termo con jugo o agua y no se queje si le tocó en la última fila.

De lo contrario, aliste la calculadora y prepare el bolsillo. Si quiere llevar el maletín pequeño, que cabe en la bodega arriba de la silla, súmele unos cuantos miles de pesos al tiquete y otro par de cientos de miles más si lo que necesita es llevar la maleta de 23 kilos en la panza de la aeronave. Ni se le ocurra dejar esa decisión para última hora porque si llega al aeropuerto con esa ‘novedad’, el signo pesos aparece en los ojos del empleado que lo atienda y le cobrará más que al hacerlo en línea.

Si lo que le apetece es sentarse en una silla como las de antaño, de las normalitas, que recline el espaldar y le deje medio estirar las piernas, métase de nuevo la mano al dril porque tendrá que pagar su gusto como si se tratara de primera clase (la clase ejecutiva ahora se reduce a tener un asiento un par de centímetros más ancho y pare de contar).

Para obtener el pasabordo gratuito debe realizar el trámite por internet, porque si lo deja para pedirlo en el aeropuerto le va a costar y bastante.
En los vuelos cortos, que ahora resultan ser los de tres horas y media para abajo (como quien dice Cali – Miami), olvídese de la comida. Si está de buenas, le ofrecerán un vasito con agua o una gaseosa, y si está de malas, ni siquiera verá en todo el viaje a los auxiliares de vuelo. Eso sí, como todo es negocio, de pronto le pasan por el lado el carrito en el que llevan ‘snacks’ para venderle o le dan una revista con las ofertas de combos del día. Lo que escoja de ahí lo deberá pagar en dólares y con tarjeta de crédito.

Lo bueno de todo es que con incomodidades, hambre y molestias, al final llegará a su destino. A no ser que el vuelo en el que compró su tiquete, el que pagó con varios meses de anticipación para asegurar que todo saliera bien, esté sobrevendido. En ese caso hay una posibilidad no tan remota de que le digan sin ninguna vergüenza que no lo pueden llevar, que lo máximo que pueden hacer es dejarlo en lista de espera a ver si alguno de los pasajeros -que no clientes porque al cliente en general se le respeta- no llega a la hora del abordaje.

Sobrevender cupos en los aviones se volvió lo corriente, y las aerolíneas se amparan en que la Aeronáutica Civil, que es la entidad encargada de regular el sector del transporte aéreo en Colombia, les da la autorización. Entonces usted puede protestar, pelear, o patalear que a nadie, solo a usted, le importará si su viaje era urgente o no tenía opción de viajar en otro momento.

Esa es la triste experiencia de quienes hoy en día viajan en avión a cualquier destino. Me ocurrió hace poco, con retraso del vuelo, pérdida de conexión internacional, 24 horas de espera en otro país, cambio de destino final para poder llegar y viajando con un adulto mayor de 91 años en silla de ruedas. Gracias por poco o nada, AA.

Sigue en Twitter @Veperea

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Vicky Perea Garcia