¿Inquina o indiferencia?

¿Más ejemplos del desprecio al que han sometido al Valle desde las altas y bajas esferas del Gobierno Nacional que se mueven por los círculos capitalinos?: la Doble Calzada Buga-Buenaventura.

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7 de sept de 2021, 11:40 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 07:18 a. m.

Ya uno no sabe si lo que existe en el centralismo bogotano es inquina, resentimiento o indiferencia hacia el Valle, un departamento que, gústeles o no a muchos, es columna vertebral de esta patria a la que ayudó a forjar y de la que todavía es pilar que la sostiene.

Lo de la carretera Mulaló-Loboguerrero es el puntillazo que faltaba en esa larga lista de estocadas que se le han propinado al desarrollo que reclaman no solo los cinco millones de colombianos que nacimos o habitamos en esta tierra fértil y bella, sino los otros 45 millones de compatriotas que en mayor o menor grado se afectan por lo que aquí suceda o deje de suceder.

Los siete años de esperanza, que van camino a convertirse en siete años de decepción, son la repetición de lo que ha pasado con el Valle en las últimas décadas. Como están las cosas, después de que el contratista de esa carretera -que sería la alternativa para llegar desde Cali y el sur de Colombia hasta Buenaventura, acortando caminos y tiempos así como abaratando costos- anunció que buscará rescindir el contrato porque las causales están dadas, lo más probable es que la vía no se haga. O que se deba iniciar de nuevo todo el proceso, licitación, estudios ambientales, conceptos eternos de la Agencia Nacional de Licencias Ambientales, Anla, y sobrecostos incluidos. Y eso pueden ser cinco, siete, diez años o más de espera y de nuevas frustraciones.

¿Más ejemplos del desprecio al que han sometido al Valle desde las altas y bajas esferas del Gobierno Nacional que se mueven por los círculos capitalinos?: la Doble Calzada Buga-Buenaventura.

Mientras por los lados de Antioquia y de la Costa Caribe se vanaglorian de los proyectos de Infraestructura 5G, o Quinta Generación como pomposamente los llaman, que ya avanzan y son posteriores a los 4G entre los que se encontraba la fallida Mulaló–Loboguerrero, han pasado 13 años y no se ha podido terminar la otra vía para comunicar de forma más rápida, segura y barata a Colombia con Buenaventura, donde está el principal puerto del país, por donde más mercancía se mueve hacia y desde el territorio patrio.

Faltan 44 de los 118 kilómetros por construir, las obras llevan paralizadas tres años desde que los contratistas tiraron la toalla, cada cierto tiempo se anuncia que en pocos meses estarán listos los pliegos para la nueva licitación y nada pasa. Mientras tanto la carretera se deteriora, hay partes de la bancada caídas, el mantenimiento que ahora corre por cuenta de Invías brilla por su ausencia y a los vallecaucanos nos siguen viendo la cara, dándonos el portazo y no se avergüenzan.

¿Faltan más en la lista? El dragado del canal de acceso a Buenaventura que también está lleno de promesas, de operaciones fallidas para financiarla como las que se hacen con las llamadas APP -Alianzas Público Privadas- que nada que se concretan. Así, el puerto que debería tener mayor atención estatal por estar sobre el mar por donde más se mueve hoy el comercio internacional, pierde competitividad y los grandes buques cargueros se van para Panamá o siguen hacia Ecuador o Perú porque aquí, en Colombia no hay cómo entrar a dejar o recoger la mercancía.

Así estamos y así seguiremos porque no hay quién ponga el pecho por nosotros y sea efectivo ante el poder central. Sin demeritar los esfuerzos de entidades como ProPacífico o algunos gremios de la región, no tenemos voces que tengan peso y obliguen a tomar decisiones en el Gobierno Nacional. Mejor ni hablar de la Bancada del Valle que cada vez que hay crisis se reúne, se compromete a hacer lo necesario en Bogotá y no concreta soluciones. Esa es la verdad, con el perdón de los congresistas que la integran.

Somos cinco millones de vallecaucanos que tenemos voz y a quienes no nos queda más opción que alzarla en contra de quienes desde las alturas sublimes de Bogotá nos tratan con tal indiferencia, desprecio e inquina. Es eso o perder competitividad, quedarnos rezagados en cuanto a desarrollo y no poder generar el progreso que nos merecemos.
Sigue en Twitter @Veperea

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

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