¡Gracias!

Bastante se ha hablado de la falta de apoyo al fútbol femenino en Colombia, del desdén con el que lo ven los dirigentes de ese deporte en el país, de cómo con semejante talento no existe un campeonato garantizado y permanente.

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1 de nov de 2022, 11:45 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:16 p. m.

Cuando un país es capaz de emocionarse como Colombia entera lo hizo con la participación de su selección femenina de fútbol en el Mundial Sub-17 realizado en la India, hay esperanza.

Importa poco que nos quedáramos con las ganas de verlas alzar la copa de campeonas, porque al final esas jóvenes, y con ellas el país, resultaron triunfadoras.

Se ganaron la admiración de sus compatriotas, además del reconocimiento internacional, porque demostraron que son muy buenas en la cancha, disciplinadas, entregadas y capaces de crecerse frente a las dificultades.

Como les debió pasar a 45 millones de colombianos, me emocioné hasta las lágrimas cuando clasificaron a la final de la Copa Mundo, lo que por primera vez conseguía un equipo nacional de fútbol de cualquier categoría, profesional o “amateur” al decir de don Ramón Jesurún. Ese tiro al arco que le tapó Luisa Agudelo a Nigeria lo grité con el alma. Mi admiración para ella, para Linda Caicedo, para cada una de las jóvenes de la Selección.

Y cuando hablo de que hay esperanza, es por las reacciones que generó su clasificación. Vi al igual que ustedes los cientos de videos de la celebración que se subieron en los medios de comunicación y en las redes sociales. Niños en el jardín infantil, estudiantes de primaria y bachillerato, universitarios en sus aulas de clase, la gente aglomerada en las tiendas de sus barrios, el gerente de la empresa junto al personal de aseo, los vigilantes de la cuadra, todos estallaron de alegría cuando se ganó en los penaltis el paso a la final. Y no hubo un solo hecho qué lamentar...

Puede que los mayores nos quedemos simplemente en la emoción del triunfo, pero para los niños, los adolescentes, los jóvenes de nuestro país, las futbolistas de la Sub-17 son desde ese día un ejemplo a seguir, como lo son las jugadoras de la Sub-20 que participaron en el Mundial de Costa Rica hace pocos meses, o las del Cali y el América clasificadas en el tercer y cuarto lugar de la Copa Libertadores.

Bastante se ha hablado de la falta de apoyo al fútbol femenino en Colombia, del desdén con el que lo ven los dirigentes de ese deporte en el país, de cómo con semejante talento no existe un campeonato garantizado y permanente. Salvo algunos equipos, como los de la ciudad de Cali que apoyan la liga de mujeres, al balompié femenino se le ha ignorado. Y no debería esperarse a que demuestren lo que valen para que al fin se les tome con la seriedad que se merecen.

Por eso tiene más mérito lo que estas selecciones han conseguido en lo deportivo y la influencia que pueden tener en las generaciones más jóvenes. Ellas demuestran que si se le echan ganas, si hay compromiso, si no se desfallece en el intento por alcanzar las metas y se pasa por encima de las dificultades o de la indiferencia, los triunfos se logran. Y no es cuestión de género, porque igual ejemplo sería un equipo de fútbol masculino, una pesista, un ciclista o una ajedrecista que a pesar de la falta de apoyo consigue sobresalir.

Ojalá este momento de euforia sirva para que el Gobierno, las federaciones, la empresa privada inviertan en el fútbol femenino y en general en los competidores de cualquier disciplina que se la luchan para dejar en alto el nombre de Colombia.

Por lo pronto, ¡Gracias campeonas!, por hincharnos en pecho de orgullo, emocionarnos hasta las lágrimas y ser ejemplo para todo el país.

***
Posdata. Y no, no me olvido del desgobierno de Cali o de los escándalos de corrupción que campean sobre la Administración Municipal. Pero reconforta el alma saber que en medio de tanta podredumbre aún hay alegrías que devuelven la esperanza en esta sociedad.

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

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