¿Barril sin fondo?

¿Y si esos proyectos no se realizan? ¿Y si quedan a medias y los números no dan?

GoogleSiga a EL PAÍS en Google Discover y no se pierda las últimas noticias

3 de may de 2022, 11:45 p. m.

Actualizado el 17 de may de 2023, 12:39 p. m.

Confieso que la economía no es mi fuerte. Como cualquier persona del común entiendo lo básico: sé qué es la inflación y cómo me afecta; reconozco las consecuencias básicas que acarrea el que el dólar suba o baje; sé cómo manejar las finanzas de mi casa (y eso); comprendo para qué se establece un presupuesto municipal, departamental o nacional, y cuáles son los asuntos más importantes a los que se destinan tales dineros cada año.

También entiendo que cuando uno se endeuda -ya sea con créditos bancarios, tarjetas de crédito o con los llamados gota a gota-, los intereses corren y al final se termina pagando muchísimo más de lo que se prestó. Y si esa platica no se invierte en lo que es, es decir en lo urgente y lo necesario, el bolsillo terminará, sí o sí, más resentido que al principio.

Con esa aclaración sobre lo básica que soy en asuntos económicos y financieros, entro a expresar mi preocupación por el ‘barril sin fondo’ que parece ser hoy la Alcaldía caleña. La misma que para este año tiene un presupuesto de 4,6 billones de pesos que se deben destinar a gastos de funcionamiento ($827.000 millones), inversión ($3,5 billones), pago de la deuda ($62.000 millones) y al Concejo, la Contraloría y la Personería municipales ($68.000 millones), entre otros.

Como esa plata no parece alcanzar, ahora el alcalde Jorge Iván Ospina busca que se le aprueben en el Concejo $300.000 millones en bonos de deuda pública, que comprometen los ingresos futuros por impuestos que paguen los caleños en sectores donde se desarrollen obras como Ciudad Paraíso o el Bulevar de San Antonio. En mi poco entender, eso quiere decir que se piden préstamos con la banca y se respaldan con platas que deberían entrar en los próximos años.

Le surgen entonces a uno las preguntas fregonas: ¿Y si esos proyectos no se realizan? ¿Y si quedan a medias y los números no dan? ¿Y si quienes deben tributar no lo hacen? Además, ¿cómo no sacar del baúl de los recuerdos las megaobras que nunca se hicieron o las que quedaron a medias de las 21 proyectadas y que ahí sí, juiciosos, pagamos la mayoría de los caleños? La respuesta simple es que la ciudad quedará más endeudada, más fregada, con menos capacidad de inversión a futuro.

Pero las dudas no terminan ahí. Esta es la hora que no sabemos a ciencia cierta en qué han parado los $650.000 millones en créditos públicos que el Concejo le aprobó a la administración local en el año 2020 y que irían a la reactivación económica que necesitaba la ciudad para superar los efectos de la pandemia. Si no me falla la memoria, además del proyecto Cali Inteligente que aunque fue negado en el cabildo y es rechazado por la mayoría de ciudadanos ya encontró el camino de salvación con Caligen, en ese endeudamiento se contemplaba el bulevar de San Antonio y la Avenida Sexta. Los mismos que se incluye en estos nuevos $300.000 millones que pide la Alcaldía le sean autoridades en bonos de deuda pública.

Por todo ello uno no puede dejar de pedirle a la Administración caleña que los números se presenten en blanco y negro, de reclamarle garantías y exigirle transparencia. Hay razones, que son de dominio público, para haberle perdido confianza al gobierno de Jorge Iván Ospina. Una de ellas es la del manejo de las finanzas de la ciudad; otra son los caminos sinuosos que toma para conseguir lo que quiere.

Aquí estaré como una caleña del común, esperando las explicaciones de la Alcaldía. Y viendo cómo actúan aquellos concejales que siempre y a todo le dicen que sí al mandatario, olvidando que su función primordial es velar por los intereses de la capital del Valle y de quienes vivimos en ella.

Ojalá no suceda que, como siempre, quedemos en la inopia, sin respuestas claras y con la ciudad nadando entre deudas.

Sigue en Twitter @Veperea

Directora de El País, estudió comunicación social y periodismo en la Pontificia Universidad Javeriana. Está vinculada al diario EL País desde 1992 primero como periodista política, luego como editora internacional y durante cerca de 20 años como editora de Opinión. Desde agosto de 2023 es la directora de El País.

Regístrate gratis al boletín de noticias El País

Descarga la APP ElPaís.com.co:
Semana Noticias Google PlaySemana Noticias Apple Store

AHORA EN Vicky Perea Garcia