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Una gran voz en un mundo de sordos

Esa debe ser mi Navidad: un aprender a caminar con Jesús, lleno de alegría, con ganas de hacer el bien a todos los que me rodean.

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¡Si unos están dedicados a destruir vidas, yo seré de los dedicados a construir vidas; a hacer el bien, comenzando por los más necesitados! No quiero ser sordo a la llamada de Dios. | Foto: Pixabay

10 de dic de 2023, 02:56 a. m.

Actualizado el 10 de dic de 2023, 02:56 a. m.

Por monseñor José Soleibe Arbeláez, obispo (E) de Caldas.

El capítulo primero del Génesis nos dice que el buen Dios creó este mundo maravilloso por amor, para que nosotros sus hijos fuéramos felices. Dijo: “¡Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza!”. Y le dio dominio sobre la tierra y sobre todos los animales”. El hombre por la desobediencia echó a perder el plan Dios, pero nuevamente Dios nos respondió con más amor: nos prometió a su Hijo, para que además de enseñarnos una nueva manera de vivir, con su muerte nos diera una nueva vida, totalmente superior a nuestra vida de pecado, que solo nos podía llevar a la muerte.

Juan Bautista fue el encargado de avisar la llegada de Cristo al mundo. “Una voz grita en el desierto: ¡Preparen el camino del Señor! Qué linda visita del amor de Dios a nosotros y qué triste nuestra manera de recibirlo. Él nos creó para amarnos y por todas partes escucha los gritos de odio, de israelitas y palestinos; Él quiere que respetemos sobre todo a los pequeños y débiles, pero los grandes países, las potencias, están decididos a aplastar a los pequeños como Ucrania; y así otros problemas en el mundo que no sabemos dónde nos van a llevar; más aún, si dejamos de mirar hacia afuera y nos entramos para mirar nuestra casa, nos encontramos con una situación igualmente triste: encontramos a Caín por todas partes, matando a sus hermanos inocentes, organizado con nombres elegantes: “Clan, Ejército, Estado Mayor o Central y con la ayuda de grupos menores”. Al lado de ellos, los corruptos que de una u otra manera se roban el dinero, pero según ellos, de manera “honrada”, porque lo hacen por medio de la política.

En medio de estas oscuridades y otras, el aborto, los atracos, de nuevo la voz nos grita en este mundo sordo: ¡Preparen el camino del Señor! Es una grata noticia: para los de buena voluntad, pero es necesario comenzar con la conversión del corazón. Llevar una vida de más compromiso con el Señor, para poder caminar con una fe verdadera, con alegría, con sentido y esperanza, que mi vida sea un camino vivo y nuevo. Esa debe ser mi Navidad: un aprender a caminar con Jesús, lleno de alegría, con ganas de hacer el bien a todos los que me rodean. ¡Si unos están dedicados a destruir vidas, yo seré de los dedicados a construir vidas; a hacer el bien, comenzando por los más necesitados! No quiero ser sordo a la llamada de Dios.

Mensaje escrito por el Arzobispo de Cali y sus obispos auxiliares para los lectores de El País.

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