Un paraíso llamado Tecnos

Cuando hace más de medio siglo diole a este pajarraco por incursionar en el mundo maravilloso y grato de la publicidad, conocí un lugar que me ponía a chorrear la baba.

Había allí papeles de las más diversas texturas, gramaje y colores. Una gama de marcadores, pinceles, lápices, rapidógrafos, óleos, temperas, acrílicos, que ni se imaginarán y todo absolutamente todo para el diseño, el arte, el dibujo, la arquitectura y las manualidades.

Ello convirtió a Tecnos en un lugar de encuentro de artistas, diseñadores, creativos, publicistas, estudiantes de arquitectura y otros menesteres afines, creándose una cofradía del buen gusto, en donde además convergían personas con mucha sensibilidad atraídas por la sapiencia don Jaime Ariza, un santandereano muy culto, cultor de la música clásica que siempre se escuchaba en ese recinto tan especial y que tuvo incluso una sucursal en Bogotá con igual éxito, pero que debió cerrar por problemas de salud.

O sea que en Cali se conseguían cosas que no se encontraban en la capital del país y hasta le hacían viaje para adquirir unos productos únicos que él importaba de manera exclusiva, sin que nadie se le midiera a hacerle la competencia habida cuenta el conocimiento, las conexiones y la seriedad de don Jaime, llegando incluso a decirse que, si no lo tenía Tecnos, no se conseguía en Colombia.

Estamos hablando de la Cali, floreciente y florecida, de los primeros Festivales de Arte, del Nadaísmo, de los Panamericanos -antes y después de los mismos- y de una ciudad cultural y universitaria aún no permeada por el naciente narcotráfico que definitivamente nos patasarribió.

Sin embargo, la familia Tecnos no se amilanó y de su sede del edificio Las Ceibas se fue a Holguines y allí su hija prosiguió con el legado de ese luchador que impuso la calidad y la belleza en ese oasis donde aún se respira un ambiente diferente y único.

Pero se vino el contrabando y la invasión de las pacotillas y los bajos precios y poco a poco la calidad fue perdiendo terreno hasta el punto que resultó imposible proseguir manteniendo ese paraíso de las cosas lindas, al que siguen acudiendo algunos estudiantes y quienes no se han dejado seducir por las baratijas chinas, burdas imitaciones de las mejores marcas así duren menos que un confite en la puerta de una escuela.

Y aquí hay una noticia mala y una buena. La mala es que con mucho dolor y no menos guayabo, Tecnos cerrará sus puertas este próximo 30 de septiembre, y la buena que seguirá funcionando en su almacén www.tecnos.com.co con su surtido tradicional y docenas de novedades, esmerada y personalizada atención y un ágil servicio a domicilio.

Bendito seas virtualismo, aunque así nos mates.

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Posdata: Los chinos no pudieron acabar con la China. El que entendió, entendió.

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Posdata 2: Lo que se viene en obras para Cali no tiene antecedentes en nuestra ciudad con una inversión social de 3500 millones de millones (3,5 billones).

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Posdata 3: ¿Será que Abelardo es el gallo?

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Posdata 4: O nos unimos o nos hundimos y ahí sí, ¡nos jodimos!