Un Nobel que devuelve esperanza

El anuncio del premio Nobel de Paz para María Corina Machado por su lucha por la restitución de la democracia en Venezuela es una de las mejores noticias en muchos años para ese país y nuestra región. El liderazgo de María Corina a lo largo de largos años ha demostrado que es una dirigente valiente y sensata que se ha enfrentado a la tiranía en tiempos muy oscuros.

Este reconocimiento manda un mensaje de solidaridad y apoyo a la ciudadanía de Venezuela en su pulso por recuperar la democracia. Ha sido un camino muy largo y cargado de varias desilusiones, pero el peor error sería caer en manos del pesimismo. Si observamos cada uno de los acontecimientos clave desde 2019, como el inicio del rechazo mundial frente a la tiranía, el posterior experimento protagonizado por Guaidó y el más reciente robo de las elecciones por parte de Maduro en 2024, vemos un indudable proceso de debilitamiento de un régimen que se resiste a entregar el control. Si se compara el poder, el rol y el rechazo a Maduro en el mundo en 2019 y ahora, es inconfundible la imagen de un gobierno cada vez más aislado del mundo y con una ilegitimidad imposible de negar.

Lo anterior nos recuerda que un momento histórico cargado de tantos desafíos como el que enfrenta Venezuela requiere de permanente oxígeno a nivel nacional e internacional mediante distintos anuncios, noticias y apoyos. Se trata de momentos que en su momento devuelven la atención global a Venezuela, reiteran la ilegitimidad de Maduro en el poder, y luego, poco a poco, van perdiendo fuerza con el paso de los meses mientras la cotidianidad define otros temas de interés mundial. El Nobel, en ese sentido, es una nueva e inmensa fuente de oxígeno que trae de nuevo a Venezuela a la conversación global un año después del fraude electoral y en un momento en el mundo parecía crecientemente resignado a que Maduro se quedara en el poder. El reconocimiento a María Corina Machado es la expresión más determinante de solidaridad con la lucha por el regreso de la democracia en Venezuela y símbolos como estos son esenciales para devolverle la moral y la ilusión a una ciudadanía que no puede caer en la frustración.

Y es en esta coyuntura cuando los colombianos debemos recordar que el silencio cómplice y la falta de contundencia del gobierno del presidente Petro frente a la tiranía y la ruptura con la democracia en Venezuela no nos representa a millones de ciudadanos. El presidente twittea y habla con contundencia de la política del mundo entero, no tiene el menor problema en perder aliados clave y en desatar nuevas peleas, pero de manera muy sospechosa con Maduro juega por primera vez a ser prudente. Ojalá el presidente Petro hubiera respondido con la misma determinación ante el robo de las elecciones en ese país como lo ha hecho tras el anuncio del Nobel. De manera inexplicable, mientras el mundo entero rechazaba a Maduro, Petro lo convirtió en su socio estratégico para una cuestionable zona binacional. En cambio, ahora viene a exigirle a María Corina lo que debe hacer como Nobel de Paz.

Este reconocimiento a la lucha de Machado y de millones de venezolanos ha vuelto a mostrar quiénes siguen afiliados con apoyos silenciosos al anacrónico chavismo. Así al presidente Petro le moleste, hay que recordarle al mundo que Maduro es ilegítimo y que su permanencia en el poder se vuelve más y más insostenible. Cada gobernante escoge de qué lado de la historia ponerse y Petro ha decidido con absoluta claridad respaldar desde la ambigüedad y el silencio a una tiranía indefendible.

@fernandoposada_