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Todo puede pasar

La llegada de Trump de alguna manera forma parte de este proceso, pues es otro síntoma del rechazo a lo que venía ocurriendo.

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Ricardo Villaveces Pardo.
Ricardo Villaveces Pardo. | Foto: El País

23 de ago de 2025, 02:15 a. m.

Actualizado el 23 de ago de 2025, 02:15 a. m.

Como lo vienen diciendo muchos analistas, el mundo se encuentra en un periodo de transición en busca de las nuevas reglas de juego que definan las relaciones entre los países. Después de un difícil período que transcurrió durante la primera mitad del Siglo XX, el fin de la guerra y la preponderancia norteamericana hicieron posible la estructuración de un sistema y unas reglas de juego que con una combinación de demostraciones de fuerza de Estados Unidos en el papel de ‘Policía del mundo’, y paternalismo con sus programas de ayuda (soft policy), ha permitido unos años de relativa paz, si se les mira desde una perspectiva histórica.

El deterioro de ese ‘Orden Internacional’ ha sido evidente desde hace varios años y solo pensar en la inoperancia de entidades como las Naciones Unidas venían anunciando que las cosas tenían que cambiar. La llegada de Trump de alguna manera forma parte de este proceso, pues es otro síntoma del rechazo a lo que venía ocurriendo.

Lo que pocos esperaban es que su llegada iba a ser tan disruptiva. Y es que no es solo Trump el que llega al poder, con su discurso aislacionista y proteccionista, sino que es una corriente política que se ha ido aglutinando alrededor de la llamada Maga que venía preparándose para ello con iniciativas como el Proyecto 2025 y que apuntan no a un cambio de gobierno, sino a un cambio cultural que podría llegar a redefinir de fondo a la sociedad norteamericana.

Que tanto se consolidarán esos cambios es difícil decirlo. No deja de sorprender la incapacidad que viene demostrando el partido Demócrata y mucho dependerá de que allí surjan nuevos líderes que sirvan de contrapeso y permitan construir caminos que permitan unir a una sociedad hoy dividida y polarizada. Un indicador de lo que puede esperarse es el seguimiento que publicaciones serias como The Economist viene haciendo de la opinión de los norteamericanos.

En su última edición muestra que la aprobación a Trump viene cayendo de manera sostenida y se encuentra hoy por debajo de la que tenían Biden y Obama a la misma fecha de haber iniciado sus mandatos. Más sorprendente aún es que en solo 12 estados Trump tiene más aprobación que rechazo y solo entre los blancos y los mayores de 45 años la aprobación es mayor que la desaprobación. Al mirar como han evolucionado los temas que preocupan se encuentra que es el empleo y la economía lo que más preocupa, así como los impuestos y el gasto del gobierno.

Asuntos como la inmigración pierden el interés de los americanos y la situación de los derechos civiles parece ser una preocupación solo de los demócratas.

La situación no es entonces tan clara para Trump y las elecciones del año entrante pueden traer más de un cambio. La consolidación de liderazgos como el de Newsom, gobernador de California, puede llevar a situaciones menos disruptivas y más en línea con lo que han sido las características que han distinguido a ese país como líder de la democracia.

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.

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