¿Quién entiende esto?

El costo de vida sigue desbordado, escaseza medicamentos, la inseguridad crece y crece, las masacres y la extorsión vuelven a ser el pan de cada día

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7 de abr de 2023, 11:35 p. m.

Actualizado el 18 de may de 2023, 03:06 a. m.

Potencia mundial de la vida y términos similares son los que utiliza Petro en sus discursos. Como él mismo dice en su libro ‘Una vida muchas vidas’, está enamorado de la fuerza de sus palabras y así lo vemos en sus innumerables intervenciones. Es una persona con gran habilidad oratoria y eso explica, en buena medida, la acogida que tiene en quienes se embelesan con su retórica. Cuando se va a las realizaciones, las cosas son bien diferentes.

El costo de vida sigue desbordado, escaseza medicamentos, la inseguridad crece y crece, las masacres y la extorsión vuelven a ser el pan de cada día y es poco lo que se ve, en temas concretos, la acción del gobierno para ayudar a superar este problema. Su discurso de preocupación por los desfavorecidos se queda en eso, en el discurso. Si se miran sus proyectos bandera lo que se ve es una obsesión estatizante que llevaría a los colombianos a las tristes experiencias del Seguro Social con el proyecto de salud, a mayor desempleo y poca formalización con el proyecto laboral y a generar una deuda inmensa a las generaciones futuras en el campo pensional. Es pues una manera muy extraña de volver realidad ese discurso electoral que ha generado esperanzas en mucha gente y que lo que está gestando es un sinnúmero de frustraciones.

Un caso particular muestra el desconocimiento de los temas y los problemas que traen las decisiones sustentadas en posiciones ideológicas y no en las realidades. Me refiero al caso de la política de vivienda para las poblaciones mas desfavorecidas. Colombia venía avanzando de manera sostenida en darle oportunidades a miles de colombianos para tener su casa propia. Este gobierno con sus ocurrencias ideológicas resolvió cambiar la política e imaginarse que iban a poder desarrollar un montón de proyectos de vivienda en la
‘Colombia profunda’.

Pues bien, con la nueva política redujo los recursos destinados a los subsidios de vivienda, se deja a miles de personas sin la posibilidad de acceder a los mismos y, por lo tanto, a la opción de tener su vivienda propia. Los subsidios solo alcanzarían para unos 13.000 beneficiarios por año, cuando se estaba ofreciendo al doble de aspirantes. Y, si se mira el asunto desde la óptica de los constructores, se encuentra que tenemos cerca de 40.000 unidades de vivienda sin la posibilidad de escriturarse al quitarle a los compradores potenciales los subsidios que hacían viables estas ventas. Esto supone un costo estimado entre intereses de los créditos no desembolsados y costos de arriendo que deben seguir pagando los hogares de unos 75.000 millones de pesos al año.

Obviamente, en estas condiciones las empresas, que no se van a ir a desarrollar proyectos en zonas donde no hay mercado, disminuirán la oferta de viviendas en las ciudades que es donde se necesitan los grandes proyectos, los precios subirán y serán miles los desempleados y las empresas proveedoras de materiales de construcción que no encontrarán mercados.

Una forma muy extraña, la de Petro, de apoyar a los grupos mas necesitados.

Ingeniero industrial, Presidente de Asocaña por casi veinte años, consultor privado y miembro de múltiples juntas directivas en los sectores financiero, industrial, energético, servicios, educativo y de investigación. Escribe para El País hace más de veinte años.

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