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Bernardo Peña Olaya

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¡Presente, presente, presente!

La sorpresa fue una marcha sin sorpresas, antes había disturbios, plan especial de orden público y había que hacer mercado ‘de revolución’ por si las moscas

2 de mayo de 2023 Por: Bernardo Peña Olaya

Las marchas, de lo que sea, son la repetición de la repetidera. Cada primero de mayo los trabajadores (y las trabajadoras) marchan para reivindicar su inconformidad con el sistema. Lo que hacía especial esta última es que era la primera vez que coincidía con un gobierno de izquierda en la Casa de Nariño.

La sorpresa fue una marcha sin sorpresas, antes había disturbios, plan especial de orden público y había que hacer mercado ‘de revolución’ por si las moscas, la única sensación aquí, en Cali, fue la presencia, muy honrosa, de la vicepresidenta Francia que cantó y bailó, dio vivas a la primera línea, prometió educación gratis y alojamiento para los estudiantes en las viviendas decomisadas a los narcos y al final se subió a una extensa caravana de super camionetas blindadas que tomó rumbo a Dapa.

Las mismas arengas, las mismas consignas de siempre afortunadamente sin disturbios ni paredes pintadas y con una pregunta que me asaltó al final del día tras ver el balconazo del Presidente: ¿Qué tanto se está pareciendo Gustavo Petro a Donald Trump? Los dos tienen un mechón rebelde que corona sus cabezas, sus esposas se destacan por su belleza aunque doña Verónica no tiene la misma discreción de Melania cuyo silencio siempre fue más elocuente que cualquier declaración.

Los dos, Petro y Trump están llamados, según ellos, a hacer a sus naciones grandes otra vez con el menosprecio al Congreso y la recuperación de los valores perdidos, según ambos por cuenta de sus antecesores, mediante el cierre de filas a sus alrededores para lo cual llaman al constituyente primario, el pueblo, al rescate de las reformas que se ven amenazadas por los legisladores. Trump y Petro atienden un llamado divino al rescate de sus países bajo la amenaza permanente de una catástrofe (en salud, pensiones y trabajo) si sus proyectos no son aprobados por el Congreso.

Llaman los dos al pueblo a salir a las calles para defender las reformas, el uno desde su lujosa Trump Tower y el otro desde un balcón frente al Capitolio. Los dos rodeados de su pueblo, los dos extremos terminan juntándose, Trump armó un gabinete de hierro que le dio la espalda cuando ordenó a las hordas tomarse el Congreso y Petro cada vez más radical se rodea de una guardia pretoriana fiel pero que al final tendrá que ver hasta dónde se sacrifica y acompaña el empecinamiento del mandatario en sus proyectos, impopulares no solo dentro del Legislativo sino también en las calles que tanto llama a tomarse.

La popularidad del presidente ha caído dramáticamente, algo muy parecido a lo que le está sucediendo al chileno Boric a quién no le han aprobado ninguna reforma y ha tenido que moderar su lenguaje. No creo que eso suceda aquí. Mientras tanto la extrema derecha navega con buenos vientos hacia una candidatura presidencial cuyo mejor jefe de debate es el actual presidente Petro.

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