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Fernando Cepeda Ulloa

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Perplejidad

Ya sabemos que es el más seguro candidato del partido republicano para la contienda presidencial y, según buenos entendedores, con probabilidades muy altas de retornar a la Casa Blanca.

3 de marzo de 2024 Por: Fernando Cepeda Ulloa

Cuando se adelantaba el proceso electoral que llevó a la presidencia a Donald Trump, el Diálogo Interamericano nos puso en contacto con reconocidos periodistas que seguían el proceso político.

Algunos de mis colegas preguntaron por las posibilidades de triunfo de alguno de los candidatos y la respuesta de estos curtidos analistas fue sorprendente: nos hemos equivocado varias veces durante este proceso y no nos atrevemos a dar una opinión al respecto. Desde entonces toda la actividad política o la gestión presidencial de Trump o su desempeño como expresidente y ahora candidato presidencial ha sido un ejercicio intelectual que se mueve en el tablero de la perplejidad.

Difícil encontrar un dirigente político en un país de occidente, mucho menos en la principal democracia, que tenga un comportamiento tan contrario a las pautas convencionales. Lo que está ocurriendo ahora alimenta aún más esa perplejidad. ¿Cómo es posible que en una sociedad tan avanzada como la de los Estados Unidos con universidades en los primeros lugares de excelencia en el mundo, con centros de pensamiento envidiables, con medios de comunicación, algunos de ellos, imprescindibles para quienes tratamos de estar al día con la política mundial, contradicción democrática tan admirable, un sector significativo de la población, y de personalidades con trayectoria respetable pueda matricularse casi obsesivamente en promover la candidatura presidencial de una persona que ha dado muestras notorias de insensatez o desatinos permanentes, o de irrespeto a convenciones propias de la vida democrática, sin ruborizarse? ¿Y exhibir un comportamiento como hombre de negocios que ya ha dado lugar a decisiones judiciales que le resultan muy costosas económicamente, pero que revelan, también, una conducta inaceptable en un país que ha promovido en el mundo estándares muy altos para el manejo de los negocios y de las finanzas?

Ya sabemos que es el más seguro candidato del partido republicano para la contienda presidencial y, según buenos entendedores, con probabilidades muy altas de retornar a la Casa Blanca. La perplejidad que genera esta situación, así como las anteriores, es invitación a la reflexión necesaria de cómo es posible que esto pase en una sociedad como la estadounidense y qué tanto de lo que haya estado ocurriendo se está reflejando en el comportamiento político de nuestras propias sociedades no es tema menor. En parte, es una expresión de lo que se ha denominado la crisis de la democracia liberal. Los parámetros tradicionales ya no sirven para anticipar resultados electorales o aconsejar estrategias que ayuden aún candidato a competir eficazmente con sus adversarios. Estamos perplejos. No creo que nadie hubiera imaginado que Trump podría convertirse en el jefe indiscutible de los republicanos y que ello sea resultado de un talento político innegable. Dicen que cuenta con excelentes asesores electorales en los diversos Estados.

Es asombroso que hubiera podido dar el salto de una experiencia empresarial, por muchos discutida, al éxito político casi instantáneo, más importante aún, sostenible. Que ni su controvertida presidencia, ni sus actos de insurrección del 6 de enero, ni todo lo que diferentes tribunales han identificado como conductas inaceptables, carezcan de influencia en la percepción de dirigentes y ciudadanos. Dice mucho que la publicación de libros, inclusive de familiares cercanos, lo describan negativamente y resulten inocuos. Que es lo que finalmente incluye el comportamiento de los ciudadanos con respecto a un dirigente político. Perplejidad.

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