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Julián Domínguez Rivera

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Permanecer, un reto empresarial

¿Cuáles son los elementos comunes entre las empresas que sobreviven?, la respuesta no sorprende por su lógica: su tamaño, la capacidad de acceder a mercados internacionales y de atraer capital económico y humano

27 de mayo de 2023 Por: Julián Domínguez Rivera

Las empresas constituyen uno de los pilares fundamentales del desarrollo económico y social de cualquier sociedad. De su capacidad para afrontar los cambios, adaptarse a las condiciones cada vez más exigentes de los mercados y generar valor, depende en gran medida su supervivencia. Representa este uno de los factores determinantes para consolidar un tejido empresarial fuerte y productivo, de tal manera que una tasa supervivencia alta refleja, sin lugar a duda, una economía más robusta.

Analizar y entender la supervivencia empresarial y sus determinantes permite identificar cuáles son elementos comunes de las empresas que permanecen y de las que por el contrario no lo logran. Conocer esta realidad permite al Estado construir políticas públicas acotadas a las necesidades de los empresarios y al sector privado, estructurar programas y estrategias en función del crecimiento.

Hace algunos días, Confecámaras presentó la investigación La Supervivencia Empresarial en Colombia: estudio de los factores clave que impulsan la permanencia de las empresas, el cual señala que la tasa de supervivencia de las empresas colombianas en un periodo de estudio de 5 años fue del 33,5 %. Esto quiere decir que, de las 296.896 unidades productivas creadas en 2017, 98.696 siguieron operando en 2022.

Por su parte evidencia la investigación que las empresas que ejercen su actividad como sociedades tienen una tasa de supervivencia del 44,5%, porcentaje mayor al que registran las personas naturales que llega al 30,2%.

Al comparar la tasa de supervivencia de las empresas en Colombia con las de otras latitudes, se encuentra que, en el promedio de los países integrantes de la Ocde, la supervivencia de unidades a 5 años de su creación es superior al 40 %. En Bélgica, Francia y Suecia, estas cifras ascienden a tasas superiores al 50 %.

En materia de movilidad empresarial del total de unidades que sobrevivieron al término de 5 años, y que se constituyeron como microempresas, el 8,5 % logró superar su tamaño. El 21,2 % de empresas pequeñas pasaron a ser medianas o grandes y el 30,8 % de empresas medianas crecieron durante los años siguientes a su creación.

¿Cuáles son los elementos comunes entre las empresas que sobreviven?, la respuesta no sorprende por su lógica: su tamaño, la capacidad de acceder a mercados internacionales y de atraer capital económico y humano, su organización jurídica, el entorno para hacer negocios, el dinamismo del sector al que pertenece, el acceso al crédito y pertenecer a una aglomeración productiva o clúster. Vale destacar que son precisamente estos, los temas que hacen parte de la agenda de las Cámaras de Comercio del país.

El estudio pone de manifiesto la necesidad de fortalecer las políticas públicas en temas como el acceso a fuentes formales de financiación, el desarrollo de habilidades blandas, la formación del capital humano y el acceso a nuevos mercados. Retos que no son de poca monta.

La tarea que le queda al sector privado es seguir trabajando sin descanso en los aspectos que representan una palanca, pero ello requiere del compromiso del sector público con políticas públicas que tengan un efecto multiplicador en el fortalecimiento de la actividad empresarial. Un país como Colombia que se plantea hoy ambiciosos retos en materia de reindustrialización, transición energética y crecimiento económico debe cerrar filas en apoyo a la perdurabilidad de sus empresas.

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